Cuando un disco lleva al oyente por un viaje de melodías, armonías y sonido, de manera natural, es porque se está en presencia de ese momento único que puede brindar la música: el placer de una buena canción.
El dúo Bosphorus sacó su primer disco “Mago” y como parte desde el mismo título, hay magia en cada una de las ocho canciones que lo conforman. Serkan Yilmaz en composiciones, guitarra de siete cuerdas y voces y Horacio Cacoliris en percusión y voces, crearon un caleidoscopio sónico donde el buen gusto y el refinamiento de los arreglos son puntales en cada canción. Pero a no equivocarse, los arreglos están puestos a disposición de la canción y no para el lucimiento personal de cada uno de los músicos.
La diversidad de los sonidos y estilos, seguramente encontrará alguna razón en el origen de los integrantes del dúo. Serkan es turco pero reside en Argentina desde hace varios años mientras que Cacorliris cuenta con sangre griega que corre por sus venas. De esta manera, el jazz, la música clásica, étnica, el flamenco entre tantas vertientes, confluirán en este disco, dotándolo de una identidad personalísima, alejándose de cualquier tipo de clasificación al respecto.
Desde el primer tema. “Bosphorus”, la guitarra va desde el flamenco hasta el jazz, con un pequeño intermedio de música hindú. La percusión y algunas palmas harán que el tema fluya en distintas direcciones. En “Sol”, un vibráfono refleja el amanecer de la canción, mientras la guitarra se despierta de a poco, para llegar –nuevamente por medio de la percusión- a lo que sería el devenir de ese día que se había iniciado y después, terminar la canción/el día, con la misma tranquilidad con la que lo había iniciado.
Aires candomberos atraviesan “Mago”, uno de los temas más calientes del disco. En cambio, “Descalzo” tiene un ritmo tenso y expectante, como si fuera parte de una película de suspenso, que derivará a una tranquilidad apacible para luego volver a esa tensión del comienzo. Dentro de la misma pulsación y contundencia en su sonido, suena “Silencio horizontal” donde, a lo largo de los 9.11 minutos que dura la canción –es la más larga del disco-, el viaje será a través de un sonido limpio y cacofonías varias que harán pensar a más de uno que el tema terminó cuando, en realidad, era otra más de las diversas capas que contiene la canción.
Las voces estarán a disposición de la instrumentación, aportando su textura en el momento en que sea necesario. En algunas ocasiones será solo una voz, como en “Lalá” y “Silencio Horizontal” –la de Serkan- o las dos, como en “Soñé que…”. Justamente, en ésta última, los contrapuntos en los estilos acercan la canción a una atmósfera urbana con cierto frenesí propio de una ciudad cosmopolita o al sonido de una fábrica en plena jornada laboral.
El viaje musical tiene distintas estaciones donde detenerse. Por tal motivo, cada canción tiene su propia identidad aunque forma parte de un todo aglutinador.
“Mago” es un disco exquisito de principio a fin por lo que no será nada extraño que vuelva a escucharlo una y otra vez, en distintos momentos, para encontrarle algo nuevo y disfrutarlo nuevamente.