Hace algunas semanas, El Caleidoscopio sacó una nota a Frankie Kein, el gran imitador de Liza Minelli y recordaba con cariño este disco del que vamos a hablar ahora.
Corria el año 1989 y en esa década en que los grandes nombres de la música hicieron agua (Eric Clapton, Mick Jagger, Paul Mc Cartney, Bob Dylan realizaron discos para el olvido), vino Liza Minelli a poner algo de buen gusto con su revitalizado “Results”, grabado en un trabajo conjunto con los Pet Shop Boys.
Las especulaciones eran muchas con respecto a la combinación entre los orígenes de cada uno. No obstante, los teclados de los chicos de la veterinaria cuajó perfectamente con la voz de Liza, poniéndola en un lugar de aceptación no solo de la crítica sino de las nuevas generaciones que la tenían solo “de las películas”.
El disco es completamente PSB a nivel sonido, con los teclados y melodías tan características del dúo británico pero, a diferencia de lo que pasó con Dusty Springfield, aquí el resultado fue optimo. Al purista le sonará raro al principio pero después del susto inicial, empezará a descubrir las virtudes de este disco. No se escuchó ninguna canción que haya sido forzada para que combine el agua con el aceite y salga todo con fórceps. El mejor ejemplo del disco fue el corte de difusión, una canción compuesta por Stephen Sondheim, compuesta para el musical “Follies”, llamada “Losing my mind”. El tema se convirtió en un clásico tanto de Liza como de PSB. Muy buena combinación del tándem voz-tecnología, con un video ochentoso y la belleza de los ojos de Liza, como en sus mejores épocas.
El registro personalísimo de la voz de Liza logra sus mayores resultados en los temas compuestos por los PSB para la diva. De esta manera, “So sorry I said” es 100% interpretación de Liza, con su cadencia, más allá de la sonoridad que cuenta la canción. Asi, después salta a “Don’t drop bombs”, un título antibélico que contiene una letra desgarradora por un engaño. Este tema volvió a poner a Liza en las discos ya que, junto con “Losing my mind” el gran hit del álbum, tuvo su remix apto para bolichear.
Un sonido un tanto más crudo en su inicio, para después volver a la armonía sonora del disco, es el que caracteriza a “Twist in my sobriety”, con una armonía que recuerda a un gran clásico de la canción que los estimados lectores descubrirán. El rapeado final es de Neil Tennant, voz de los PSB. La regrabación del tema de los PSB “Rent” en una tonalidad más familiar a lo que uno hubiese esperado de Liza Minelli, es buena y cuenta con buenos arreglos aunque tampoco es lo más destacable del disco. Sería un gusto que se quisieron dar Lowe y Tennant, que Liza les haga un cover de ellos. “Love pains” mantiene la tónica del álbum con un coro en el estribillo que le hace subir unos puntos ya que venía un tanto monótono el tema. “Tonight is forever” se vuelve un poco más lírico en su tratamiento vocal, con arreglos de cuerdas de fondo.
Con “If there was love”, el ambient del tema es excelente en su composición y la voz de Liza, va ganando intensidad a medida que pasan los 6.47 que dura el tema, siendo el más largo del disco. El tema incluye el recitado de un soneto de Shakespeare.
El final es con “I can’t say goodbye”, un tema tranquilo, incidental, con buenos arreglos de saxo y un solo de guitarra que recuerda a alguna melodía de Pink Floyd (¡).
Liza Minelli volvió a finales de los 80, de la mano de los Pet Shop Boys, a demostrar porque es quien es en el mundo de la música, con un disco muy interesante y parejo en su concepción.
un disco fantastico con la vos incomparable de liza