Disco: “Tango vivo” de Cuacci-Agri


Para comenzar a hablar de «Tango vivo» hay que hacer una observación. No es común un disco de tango, a dúo por un violinista y un pianista. No obstante, la ecuación cambia totalmente cuando los mismos son Pablo Agri y Juan Esteban Cuacci, respectivamente, al comando de sus instrumentos.

De esta manera, el disco comienza con la certeza de contar con interpretes de reconocido prestigio y sensibilidad acorde. Es menester destacar esta característica porque no es lo que abunda la sonoridad pulcra y refinada con la dosis exacta de sentimiento. Cada una de las piezas musicales da cuenta de lo aceitado que está el dúo con su fresca interpretación ya sea en los arreglos concebido para sus propias creaciones como para los clásicos que abordan.


Pero si uno presta atención a las canciones, hay matices a descubrir y enriquecerse. El diálogo entre ambos instrumentos es ameno y dinámico. No hay primacía de uno sobre el otro sino, por el contrario, un intercambio constante en el que la música es la prioridad. 
A diferencia de otros artistas de tango, tienen sus propias visiones de clásicos del género. Esto no les impide realizar un disco perfectamente equilibrado, en el que retoman cuatro temas de otros autores en los que se condensan sus propias influencias. No en vano se eligen temas de Astor Piazzolla -2- y las duplas Gardel-Le Pera y Troilo-Cátulo Castillo.  


El disco cuenta con composiciones propias las cuales brindan momentos de alto deleite. La apertura con “Jazzango” brinda un buen compendio de lo que será el disco. Un viaje entre distintos estilos los cuales no se contraponen sino que se complementan.La tradición se une con otras vertientes pero sin perder su esencia. Por el contrario, le permite al tango poner pie en estos tiempos. 
 El sonido es atrapante. Dos instrumentos que suenan de manera envolvente, llenando el espacio de música, como si fuera una orquesta típica….pero no. Son dos tipos audaces para crear e interpretar. «La cantina”, el tema de Troilo mantiene la tensión de su melodía mientras que “3 de octubre” es de esas canciones ideales para hablar con uno mismo, sobre esos temas en los que no hay ningún tipo de anestesia posible para mitigar el dolor.


La paleta de colores que conforman las canciones, los sonidos y los arreglos lo convierte en un disco íntimo y cálido, pero con una gran diversidad a descubrir. El oído curioso se sentirá como pez en el agua mientras que aquellos más tradicionales podrán dar cuenta de la riqueza interpretativa.

El tema más largo del disco es una particular versión de “Lo que vendrá” que le saca todo el jugo posible a la versatilidad de dos grandes músicos, tocando a sus anchas un tema que les permite desarrollar sus talentos.  

La dulce “Mi bailarina” cuenta con la precisa intervención del violín de Agri asi como de una duración exacta. Cuerdas que suenan al aire marcan el suave comienzo de “Osito”, donde la ternura se ubica en el lugar exacto, sin caer en lo meloso. La melancólica “Algunos domingos” hace honor un día que es paradigmático al respecto mientras que “Vals para Vicky” constituye una excelente muestra de los múltiples climas que pueden atravesar la canción.  

“Rinkeby” cuenta con una melodía subyugante, con un principio que podría ser para bailar que irá decantando en una pieza por demás rica en sus sonidos. “Sheska” insinúa un remanso de tranquilidad pero, tal como venimos diciendo, mete esa gambeta corta con un arreglo que deposita al tema en otro lugar, con un clima diferente.

En la última curva del disco, sonarán dos clásicos. En la piazzoleana “Romances del diablo”, el bandoneón de Mariano Nisinman enriquece aún más los matices de uno de los mejores temas del disco. Son cinco minutos y medio de puras variaciones tangueras (y no tanto) para el deleite. El álbum cierra con una nueva –y buena- versión de “El día que me quieras”


“Tango vivo”, del dúo Cuacci-Agri es de uno de esos discos que es necesario escuchar para certificar que el 2×4 cuenta con interpretes de gran calidad, capaces de hacer un disco excepcional, de principio a fín.

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