Collateral: Los claroscuros de un imperio que no puede mantener sus…promesas

En los últimos tiempos, las series que se llevan a cabo en Europa (tanto en su producción como en su contexto actual) no tienen empacho en mostrar las fisuras cada vez más grandes de sociedades que se alejan cada vez más del slogan de “democracia, igualdad y libertad” con que se perciben y venden para el consumo masivo de los progres bienpensantes y quienes aún creen en las bondades de las sociedades modernas.

Inglaterra no es la excepción. Tal como comentamos hace un par de semanas respecto a la capital de Alemania a través de “Perros de Berlin” (siempre en un marco prepandemia), ahora ponemos nuestras retinas sobre “Collateral”. En este caso, se produce el asesinato de un repartidor de pizzas en circunstancias por demás extrañas en tanto sus entregas iban más allá de una simple muzzarella. Si a esto le sumamos que le disparan con precisión quirúrgica y que su nacionalidad es siria, las cosas se ponen aún más densas.
Frente a tal situación, es convocada la policía para resolver el crimen. Quien lleva a cabo la investigación es la detective Kip Glaspie, una ex atleta devenida en fiel cumplidora de la ley y con serias dudas respecto al “deber ser” policial. Ese manto de sospecha se extiende a todo lo que lo rodea, con la sutileza y el carisma propio de quien lleva adelante tal personaje, que es Carey Mulligan.
 
Igualmente, cada capítulo se desarrolla a velocidad crucero, sin prisa pero sin pausa con los numerosos planteos que realiza a partir del hecho que desencadena toda la serie y los personajes que van apareciendo. Testigos y damnificados que forman parte de diversas minorías que son víctimas reales y victimarios ficticio a los ojos de la sociedad mayoritaria y occidental que les brinda asilo, ocultando debajo de la alfombra que estas mismas potencias, cortesía de sus políticas de saqueo, son las responsables directas de porqué están estos seres extraños “invadiendo” sus paquetas capitales. El trato a los refugiados con la consabida crítica a la injerencia británica y como la calidad de la democracia es selectiva de acuerdo a la nacionalidad y la pertenencia a una clase social determinada son algunos puntos que son puestos sobre el tapete. Aquí es donde es menester poner atención en el texto respecto a qué y quien dice cada cosa. Al respecto, es un buen mérito del guión pergeñado por David Hare.
 

Como no podía ser de otra manera, las autoridades británicas tendrán sus propios intereses en la resolución del caso. Desde el MI5 hasta el mismísimo ejército dan cuenta de como están embarrados en ese tipo de corrupción subterránea que afecta a toda la población sin que esta se de cuenta. Serán justamente los más afectados aquellos más próximos al espectador en tanto sus características. Sacerdotes que van más allá de su santo de ver en pos de su propia felicidad, agentes del orden con un caos personal, políticos que se salen de la lealtad partidaria por seguir sus propias convicciones pero siempre con aspecto ponzoñoso en sus particularidades. Como en la vida misma, nadie es del todo malo o corrupto como bueno e impoluto.
En este aspecto, serán las mujeres las que hacen girar la historia sin que eso convierta a la serie en feminista. Solo da cuenta la historia de varias mujeres fuertes y cómo viven sus vidas en una coyuntura que les esquiva por más que siga siendo fuerte el reclamo por la igualdad de derechos y contra la violencia de género. Un detalle: Carey Mulligan estaba embarazada cuando se filmó la serie pero hay solo una alusión a su estado. O sea, se priorizaron otros aspectos a desarrollar más allá de su embarazo, el cual termina siendo un dato más de Kip Glaspie.
 La dirección de SJ Clarkson brinda una buena dosificación de la tensión y drama en cada uno de los cuatro capítulos de la serie. Quizás algunos personajes que aparecen con fuerza, pierden algo de fuerza con el paso del tiempo pero esto no implica que afecte a su desarrollo completo. El elenco es sólido con la versátil y talentosa Carey Mulligan dando cuenta de talento para abordar distintos personajes, sin temor a cambiar en su fisonomía, ya sea con pelo corto o largo y el color que se requiera.
 
“Collateral” es una serie atrapante, de principio a fín, que va más allá de su planteo inicial para dar cuenta de como se ven los hilos de una construcción que dista mucho de ser lo perfecta que se vende puertas afuera pero que, por dentro, debe hacerse cargo de las promesas incumplidas y el expansionismo colonialista cuyos “daños colaterales” terminan en las calles de Londres.
 
Ficha técnica
 
Dirección: S.J. Clarkson. Guion: David Hare. Con Carey Mulligan, Nathaniel Martello-White, Billie Piper, John Simm, Jeany Spark, Nicola Walker, Hayley Squires, July Namir, Ahd Kamel, Kae Alexander, Mark Preston, Ben Miles, Orla Brady.
Música: Ruth Barrett. Fotografía: Balazs Bolygo. Producción: BBC, Netflix, The Forge Entertainment. Año: 2018. Duración: 58 min. País: Reino Unido.



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