La eutanasia es un tema por demás complejo que merece un debate serio entre todas las partes en cuestión, sin ningún tipo de prejuicio, más allá de las creencias religiosas de cada uno. Hoy presentamos “Exit”, un documental que relata el accionar de la fundación que da título a la película en la que se brinda un servicio de muerte asistida a quienes pertenecen a la misma.
Lo que parece fuerte con este planteo se toma con seriedad y con un fuerte debate en torno a las decisiones personales de los individuos. Esta asociación no ayuda a morir a todo el mundo sino que establece diferencias con respecto a las enfermedades y patologías que tienen aquellos que llaman a “Exit” para solicitar sus servicios. No es lo mismo tener esclerosis múltiple o cáncer que una depresión, por más severa que sea esta.
Ferdinand Melgar sigue el recorrido de algunos pacientes asi como de las autoridades del centro. Éste cuenta con una organización personalizada y seria, con personal capacitado (¿) para acompañar a quienes desean morir dignamente. Inclusive, sobre esta situación, una enfermera sostiene que hay que “aceptar la muerte, con un vaso y no con un pañuelo”. De esa manera se presenta a dos asistentes, una más nueva (Denise) y una más veterana (Marianne), asi como al Director del Centro, Jerome Sobel, que incluso llegó a visitar China para brindar una conferencia al respecto. Justamente, muchos de los participantes de la misma lo inquieren, solicitándole respuestas y explicaciones a las preguntas que muchos tienen. El intercambio es excelente a nivel instructivo y educativo, más aún, por el respeto a las variadas posiciones que hay sobre un tema tan difícil.
El film plantea una gran serie de interrogantes y abre el debate sobre la eutanasia desde un punto de vista serio y maduro, sin caer en golpes bajos de ningún tipo. Inclusive, en el caso de una paciente a la que se filmó hasta el momento de su partida inclusive. Esto situación no hace que se caiga en el amarillismo ni en una banalización de la muerte. Por el contrario, el debate respecto de estos temas y a la hipocresía/moralina con que se los toca, abre el juego a que se pueda decidir el futuro de una persona que decide poner punto final a su existencia frente a un final irremediable, obviando cualquier tipo de sufrimiento al respecto. Uno de los casos muestra a un hijo que es socio de Exit, relatando el porqué de su decisión frente a su madre.
La individualidad también cae en el medio del debate ya que cada persona es dueña de si misma y sabe perfectamente lo que hace. Al momento que una de las acompañantes le habla a una de las futuras “beneficiarias” de la “poción mágica” –tal como le dicen los propios pacientes-, y le solicita que reconsidere su postura, la paciente, con esclerosis múltiple le pregunta “¿Qué me propones mejor?”.
El cruce de sensaciones e ideas irá desde la solidaridad y la compasión hasta el morbo y el asesinato, tal como pueden llegar a sostener varias religiones.
El cruce de sensaciones e ideas irá desde la solidaridad y la compasión hasta el morbo y el asesinato, tal como pueden llegar a sostener varias religiones.
Con una mirada próxima pero no invasiva, íntima pero no absorbente y muy seria, Fernand Melgar pone el dedo en la llaga de un tema que muchos países, por más avanzados que se consideren, sigue siendo tabú. Dura y emotiva, “Exit” abre la puerta para un debate serio y necesario para las sociedades que componen este mundo.
Ficha técnica.
Título Original: Exit, le droit de mourir. Título en Inglés: Exit, the Right to Die. Guión y Dirección: Fernand Melgar. País: Suiza. Año: 2005. Formato: Digibeta. Color. Duración: 76′. Fotografía: Camille Cottagnoud y Steff Bossert. Edición: Karine Sudan. Compañía Productora: Climage.
Aquí, la película completa