Emiliano Dionisi “La comedia no es un género menor”

Actor de amplio talento, está con tres obras en cartel y a punto de estrenar el infantil “Papanatas. Esto no va a ser fácil”, en el Cubo. Emiliano Dionisi cuenta como es hacer una obra exitosa sin decir una palabra, meterse en la multimedia y en el flamenco y revisitar un clásico sin que pierda vigencia.
– Emiliano, ¿cómo surge “Perderte otra vez”?
– Básicamente como una necesidad de explorar cierto lenguaje teatral. Me vengo formando desde hace bastante tiempo en danza, acrobacia y teatro pero nunca me di un tiempo como para poder utilizar esas cosas que venía estudiando. Siempre laburaba como actor, como bailarín o como acróbata pero no encontraba algo que pudiese amalgamar todo y plasmar mis ganas de hacerlo. Yo estudié para hacer todo esto básicamente. Entonces fue un poco por eso y apareció la ida de un hombre que espera. Que pasa cuando no hay nada más que hacer que esperar. Creo que la espera te puede llevar a lugares de los más profundos de la propia desesperación. Lo escribí primero como un cuento..
– Si? Cómo un cuento?
– Si, si, bien cortito, de un par de páginas y después se lo llevé a María Rosa Frega, que es la directora del espectáculo para ver si se divertía. Se lo llevé medio de caradura porque estaba seguro si me iba a decir que no pero me dijo que si. Ahí empezamos a ensayarlo y escribirlo, separarlo por escenas y definirlo un poco más. De ese primer cuento a lo que es el espectáculo, creció muchísimo en la narrativa.
– Fue hecho adrede el hecho de que no tuviese voz?
– Si. Cuando hablabamos con Rosa decíamos, “que onda”, si habla o si no y entonces que se dice. Porque es una persona que está sola y no queríamos la teatralidad de hablar solo. Me parece que no tenía nada que decir con palabras. Que podríamos explotar mucho el tema gestual, que esto sea muy potente.
– Sin ser mimo tampoco.
– Nada de mimo ni oficio mudo. Es una persona a la que uno espia como por una cerradura.
– Medio voyeur
– Claro, desde su costado más cotidiano. No hay nada más que entender que es lo que está diciendo. Y lo que dice se ve.
– Es fantástico como se atrapa la gente…
– La gente se compromete mucho con la acción. Es un personaje muy reconocible. Como todo personaje en tono de clown es muy querible y entrañable en un punto. Es imposible no sentirse reconocido en algún aspecto o en un momento. Todos nos desesperamos alguna vez por alguien o nos atrapó la ansiedad en algún momento. Es tan humano que es imposible no sentirse identificado y como está en este tono de comedia simple, hace que la gente se relaje mucho. Cuando la estrené, escuché aplausos en mitad de la obra, después de una escena lo cual es rarísimo! Es más del palo del circo y ese aroma me gusta. El que la gente aplauda cuando termina un número.
– Tiene cosas de clown pero no es clown.
– Siempre digo que uso la técnica de clown trasladada al actor. Es más interesante ver a un actor con vetas de clown que uno con nariz. Es divino, es hermoso pero no es mi palo.
Intermedio: Emiliano Dionisi es uno de esos actores al que se lo vio crecer en las tablas. Debutó muy joven con la excelente “Señor Martín” y ahora lo tenemos enfrente nuestro con un cortado para cortar el frío. Mantiene la misma “baby face” de sus comienzos. Delgado y fibroso, el trabajo físico fue fundamental para que pueda hacer obras de acrobacia y flamenco con credibilidad y sentimiento.
– ¿Y con “Se alquila”?
– Es una obra que disfruto mucho hacer. Es una especie de coreografía muy minuciosa con una puesta muy precisa que requiere una entrega muy fuerte desde ese lado. Desde la precisión al momento de ejecutarla. Eso, como actor, me da mucha satisfacción.
– ¿Te costó meterte en el lenguaje que maneja Casado Rubio?
– Si, un poco si. Al principio sentía que sus indicaciones eran un poco exteriores. Tipo “entrás aca”, la pausa, “te parás allá” o el vaso en que mano. Por ahí uno necesita otro tipo de contención y se complica un poco. Esto hasta que entendí que siguiendo esa partitura, viene solo lo interpretativo. Él propicia el ambiente para que la cosa para que se genere. Que la investigues vos pero él propicia todo para que esté en armonía. Cuando le entendés la onda y le empezás a proponer vos por su lado, está piola ahí.
– ¿Y la multimedia?
– La multimedia nunca me había gustado mucho. Me parecía –o por lo menos, donde yo lo había visto-, se usaba muy decorativamente. Es una biblioteca y te proyectan libros por detrás. Y…eso es el telón pintado del siglo XXI. Me parecía un tanto ridículo. En cambio, Diego lo utiliza como un actor más, que pareticipa. El teatro de Diego es un teatro de imágenes. Las construye y lleva al espectador a lugares sensibles. No directamente, no claramente pero si lo lleva a cualquier lugar a partir de una imagen. Me parece que la utilización de lo visual que hace es superinteresante porque tiene una potencia dramática fuerte.

– Cuando se estrenó ahora, hubo entre los periodistas un quiebre porque estuvieron quienes valoraron la multimedia y no a los actores y que también se dio al revés.
– Creo que “Se alquila” no es un espectáculo para todo el mundo. No lo digo desde un punto de vista elitista sino desde una cuestión de gustos. Es un espectáculo que es disfrutable para aquella persona que está más abierta a cierta expresión un poquito menos “concreta”. Es una línea muy delgada entre una obra de teatro y una obra performática porque podés estar cuarenta minutos y no entender una goma. Después se van hilando los personajes y las cosas que van sucediendo. La disfruta aquél que tiene ganas de sorprenderse en un viaje no muy conocido. Después, es cuestión de gustos. No lo veo de afuera pero como todo espectáculo, a alguna gente le va a tocar la sensibilidad por la forma de contar y otra que no. Hay gente que necesita las paredes, las luces y el escritorio y otra le ponés un cubo y juega igual a que es teatro. Depende mucho de la sensibilidad de cada uno. Me parece interesante el entregar lenguajes nuevos. Eso me divierte mucho de los tres proyectos que estoy haciendo este año. Son tres cosas muy distintos y con lenguajes nuevos. “Perderte” es un cóctel de ingredientes, “Se alquila” busca lugares sensibles a partir de la imagen no concreta, y “Los invertidos” es teatro clásico, con la pared, la ventana, cada uno su vestuario y la alfombra en el piso. Es divertidisimo.

– Además, un lugar como el Extranjero que de a poco, se va constituyendo en una sala importante.
– Si, es cierto. Es un teatro muy lindo.
– Digamos que “Los invertidos” es lo más clásico.
– Si. La propuesta es puramente clásica. Es divino que sea con una obra de Castillo, de 1914. Es muy lindo y va a un lugar muy concreto, que está muy claro puesto el acento.
– Siempre se habla de cómo aggiornar una obra a nuestra actualidad. ¿Costó mucho con “Los Invertidos”?
– La obra está hecha tal cual, con unas pequeñas adaptaciones al lenguaje que eran medio molestas al oído pero la obra está tal cual. Es un tema raro tocarlo para hoy en día como el de la homosexualidad ya que hoy no asusta a nadie. Entonces es raro pero está bueno tocarlo como que sienta precedente de lo que fue respecto de una época. Es una tragedia pero en muchos momentos se toma como una comedia con lo cual, la gente se rie mucho. Eso me parece maravilloso ya que nos podemos reír hoy de ciertos pensamientos retrógrados y cuadrados. Está buenisimo eso. Riamonos!
– Con varios actores, hablamos de cuando la gente se rie y no es para reirse lo que se ve. De que se ríe la gente, ¿no?
– Está bueno reirse de nosotros mismo y de lo que se pensaba. Está tan superado esto que uno se rie. Uno de los personajes dice, en un momento, “soy menos que una mujer” y la gente se caga de risa siendo una frase completamente misógina! Está buenísimo. Riendonos le vamos a sacar la seriedad y el peso de cómo si fuese o se le diese importancia de que va pasar de verdad. Por más que haya algún descolgado que lo piense, no? Está buenisimo que en masa nos riamos de eso. La gente…bueno, siempre hay tipos que se rien en momentos trágicos de una obra. Es una defensa. A mi me pasa. Veo dramas y me río pero soy de reírme cuando disfruto algo. Me gusta tanto lo que estoy viendo…Vi “Agosto”, “Nunca estuviste tan adorable”, esos dramas muy potentes, con duelos de actores y una tensión tan importante que a mi me causa gracia. De que se me haga agua la boca. Es un poco también un atenuante, un analgésico para descubrir ciertas cosas, con respecto a lo que se está viendo. Yo le doy mucha bola a la risa. Me parece que es un código valioso, que hay que usarlo y no desmerecerlo para nada. No creo que las comedias sean un género menor. Para nada. Hay que reirse. Se piensa esto porque cuando se hace una comedia es como que hay mucha comedia “basura” que se hace. Como si la comedia no pudiese ir de la mano de un contenido, de un relato, de una trama potente. “Si, es una comedia”. Mi hermano me decía, cuando era chico, “esto no es Shakespeare” pero también quería estudiar comedia. Es un género que hay que resignificar porque es muy bien recibido. La gente viendo una comedia, es mucho mas abierta. Es más permeable y está bueno. La soledad, la autodestrucción se ven en “Perderte”. Se torna al final un poco violenta y oscura pero la comedia ameniza y la gente, agradece.
– Cuando la vi, hace menos de un mes, me encantó. No cae en la caricaturización y eso me pareció fantástico. Tenía gente al lado que decía “pobrecito”…
– Cuando hacés comedia, tenés que partir desde la verdad. Con la misma verdad que uno hace un texto dramático. La gracia está en la verdad, en que a este personaje le pasen esas cosas que dice que le pasan. Si a este personaje no le pasan esas cosas o ridiculiza lo que le pasa, no sería tan contundente. A ese tipo le pasa en serio. Sufre.
– ¿Como son los cinco minutos después de bajar del escenario?
– De las tres obras?
– Si. Imagino que son tres momentos diferentes con energías diferentes.
– Es como los cinco minutos después de un polvo. No hay mucha fuerza para hacer nada y te quedás disfrutando del placer que quedó en el cuerpo. Queda una sensación de algo que pasó, que es muy intenso. Es de lo más disfrutable. El momento previo también me gusta. La preparación y eso….Llegar temprano al teatro para preparar todo. Armar la coreografía, que todo esté en su lugar, probar el truco tal…es un ritual que me divierte.
– ¿Cuanto antes llegás?
– Dos horas antes de “Perderte”. Tengo un armado importante además de un precalentamiento feróz ponerme bien físicamente. Sino no se pueda hacer la obra ni a palos. Y posterior, también. Es la sensación que te queda en el pecho. Es muy placentera. Al rato muero pero la secuencia está buena.
– En “Se alquila” también bailás pero flamenco…
– Todo por el texto en el que dice que Amador era un bailarín de flamenco y después Deigo lo bajó a que bailaba flamenco. Había hecho danza varios años pero nunca había hecho flamenco. Había una coreógrafa para el espectáculo y fue una de las cosas que más me gustó del proyecto, que es aprender algo nuevo. Después entrené mucho, zapateando en casa.
– Te pregunto porque se destacó mucho tu versatilidad. Sorprendió mucho y para bien.
– Soy muy inquieto. Siempre tengo ansias de aprender cosas nuevas, que vayan sumando. Asi apareció la danza, el circo. Supongo que después aparecerá alguna otra cosa con la que tenga ganas de meterme, jugar y ver que puede llegar a pasar. Son herramientas que en escena son poderosas. Cuando ves a un actor con algo que sorprende, está muy bueno. El tema de la sorpresa el asombro, es algo que me está dando vuelta en la cabeza desde hace tiempo. Porque cuando uno va a ver uno va a ver una obra, va a reirse, a pensar y a que le den un montón de cosas en la cabeza pero asombrarse es raro. Que el actor haga algo que no esperás, que no te imaginabas. Esa sensación que te lleva a lo más propio de uno, como la infancia, en la que todo te asombra. Eso es divino. Con “Perderte” quería hacer algo al respecto, como que asombre.
– Si, las imágenes oníricas cuando se vuela…
– Si! Es como un sueño, una vuelta a la infancia en la que se sueña y se juega mucho. Me encanta la gente que va a la obra sin tener idea que va a ver y esta empieza con un tipo volando. Es muy valioso eso. Ahí apreto mucho con la formación y poder sacar un as de la manga, está bueno.
– ¿“Perderte” podría ser continuadora, a nivel de crítica, de lo que pasó con “Señor Martín”?
– Si, puede ser. Me sorprende la gran cantidad de críticas (elogiosas por suerte) en tan poco tiempo. Uno siempre confía en lo que hace pero la verdad es que no esperaba este recibimiento. Es un proyecto personal en el que uno está doblemente equivocado. Puede ser. “Señor Martín” fue una etapa muy felíz. Fue mi primera obra de teatro independiente. Ahí aprendí muchísimo el oficio y haber pasado una experiencia de tantos años, fue una experiencia muy placentera.
– La última, si por esta puerta, entrase el pequeño Emiliano, que empezaba con teatro, a bucear en esas aguas, qué le dirías?
– Ufff. Le diría que disfrute un poco más el camino.
– Si?
– Si, si. Empecé muy chiquito en esto. Como siempre supe que era a lo que me iba a dedicar toda la vida, me puse mucha presión al respecto, para hacerlo yo mismo. Por ahí, me hubiese gustado más disfrutar el momento. Sacarle el jugo a la sensación. Todo es un camino que hay que pasarlo por eso me lo puedo plantear ahora, a los 25, después de haber pasado todo eso.

– Y ahora, lo disfrutas o te seguís presionando?
– Me sigo presionando pero la experiencia me hizo manejar mejor las cosas. Resolver con más oficio ciertas situaciones. El oficio es fundamental. La cagada es que no te lo puede enseñar nadie. Se aprende solo, haciendo y trabajando. No hay escuela de “se enseña oficio”. Entonces, el laburo de actor es como cualquier otro, con todas las presiones y vericuetos de cualquier profesión con el plus de que uno labura con su propia sensibilidad. Pasás por momentos difíciles al trabajar con directores difíciles, situaciones difíciles, que la obra no funciona o que es mucho laburo. Yo estuve ensayando las tres obras al mismo tiempo a principio de año. Pasas por situaciones fuertes. El oficio me permitió hacer mejor “jueguito” y hay cosas que las puedo resolver más de “taquito” que otras. Entonces eso me ayuda para pasarla mejor. Pero siempre me presiono.
“Perderte otra vez”. Teatro El Cubo. Zelaya 3053. Viernes, 20 hs.
“Se alquila, con una condición”. Teatro La Carbonera. Balcarce 998. Sábado, 21 hs.
“Los Invertidos”. El Extranjero. Valentín Gómez 3378. Sábado, 23 hs.

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