Quién no ha dicho alguna vez que tal superhéroe no podía hacer lo que hacía. Ahora, hay una prueba fehaciente al respecto. El científico argentino, residente en España, Juan Scaliter sacó “La ciencia de los superhéroes”, donde analiza a cada uno de ellos y sus superpoderes, de manera amena y entretenida y, de paso, acercando la ciencia a la gente, a través de los comic.
En una charla rica y exclusiva con ECDL, Juan Scaliter desmenuza su libro “La ciencia de los superhéroes” un libro en el cual analiza superhéroes y villanos y la veracidad de sus poderes.
– ¿Cómo surge la posibilidad de hacer «La ciencia de los superhéroes»?
– Supongo que como la mayoría de los proyectos: una dosis de caradurismo para contactar a una editorial, un poco de suerte para que me prestaran atención y mucho trabajo para convencerlos. El libro inicialmente era completamente distinto. Si bien era sobre divulgación, solo había un capítulo de “Fantaciencia”, con preguntas científicas sobre personajes del mundo del cómic como por ejemplo: si vemos gracias a que nuestros ojos captan la luz que rebota en los objetos ¿cómo ve la mujer invisible? A los de la editorial les gustó este capítulo y me preguntaron si me animaba a extenderlo a un libro completo. A partir de ese momento fue un proceso de investigación y descarte: no me tentaba la idea de hacer un libro explicando las proezas de los superhéroes. Me parecía más interesante mostrar cuánto avanzó la ciencia que lo que hace 60 años se consideraban superpoderes, hoy la ciencia los puede hacer realidad. Y aquí estamos.
-Siempre me gustó el mundo del cómic. Me parece que las grandes historias, son verdaderas sagas en las cuales se crean universos alternativos llenos de fantasía y con personajes de mucha riqueza…Aunque claro que también hay verdaderos adefesios, como Color Kid (que convierte lo que toca en el color que quiera) o Matter Eater Lad (el hombre come materia, capaz de ingerir cualquier cosa).
– ¿Cuál fue el superhéroe que te demandó más estudio? ¿Por qué?
– No sé si más estudio, pero sí uno de los más complejos fue OMAC, creado por Jack Kirby. Uno de sus superpoderes es activar virus a distancia. Para saber si esto era posible tuve que hablar con un experto en virus, director de un centro de investigación especializado. Al principio se asustó: “¿Para qué quiere saber si eso es posible? ¿De dónde me llama?” Tuve que explicarle que era periodista, que estaba escribiendo un libro y finalmente se tranquilizó. Supongo que había pensado que era un terrorista o algo parecido. Y sí, bajo ciertas condiciones, es posible.
– ¿El que más te atrajo? ¿Hubo alguno que te haya «decepcionado»?
– No sé si decepcionado, pero sí me costó romper el mito del Superman volador y bienhechor. Al principio de la historia Superman únicamente era capaz de dar grandes saltos, como nosotros en la Luna, y no combatía el mal del mismo modo: se especializaba en dejar muy mal herido a los que vivían de las meretrices y los que pegaban a las mujeres. Luego llegó el superhéroe que salvaba al mundo.
– Veo que hay pocas «heroínas». ¿Se dio por algo en particular?
– La verdad es que no. No hubo nada en particular, simplemente que los poderes que tenían muchas de ellas no eran realizables o no los supe ver en ese momento. Por ejemplo, Storm es una de las deudas que me quedó.
– ¿Hay chance de hacer una segunda parte de este libro?
-Sí, de hecho estoy trabajando en ello con un dibujante de Marvel. Espero que antes de fin de año lo tengamos terminado. Aunque no va a ser exactamente una segunda parte, sí va por el mismo lado.
-Sí, cerca de un año porque tenía que investigar la biografía de los personajes primero, ver cuáles tenían superpoderes que pudieran o hubieran sido recreados por la ciencia y luego la parte científica…y esta tenía que actualizarla cada poco para que no quedara atrás el libro.
– El libro es muy interesante y sirve para la divulgación del conocimiento científico. ¿Este fue uno de los fines en la concepción del libro?
-Sí, exacto. La ciencia es una de las mejores herramientas para mejorar nuestra calidad de vida. Y, dentro de una postura un poco idealista, es lo que nos puede equiparar a todos los seres humanos en lo que hace a recursos: la investigación en determinados campos puede mejorar la salud a extremos de hacer desaparecer el cáncer en el futuro o producir alimentos en regiones desérticas. Pero es un gran poder que, también, puede contribuir a ensanchar la brecha entre los países.
– ¿Qué tan ardua es la difusión del conocimiento científico al día de hoy? ¿Por qué no se transmite el «entusiasmo» que requiera la investigación?
-Supongo que hay tres “responsables”: por un lado muchos investigadores son muy celosos de sus investigaciones y no tienen o no se toman el tiempo para “traducir” o intentar explicarle a la sociedad la influencia que tendrá su investigación. Por otro lado la educación contribuyó a hacernos creer que la ciencia es algo arduo y difícil, cuando en absoluto es así. Intentar comprender nuestro universo (desde la célula más pequeña, hasta la mayor galaxia) es algo inherente al ser humano somos curiosos por naturaleza. Y entonces llega la tercera pata: los periodistas. Mientras sigan existiendo documentales que dan ganas de dormir la siesta y no seamos capaces de transmitir la pasión por la ciencia con ejemplos claros, también nosotros tenemos algo que ver.
-Tiene que ver un poco con lo que comentaba antes. Pero en realidad los científicos, los grandes científicos, tienen todo el poder para convertirse en estrellas de rock: hay algunos que hacen trasplantes de cara, otros que alargan un 30% la vida de ratones, otros que buscan vida en el espacio…Tienen todas las herramientas y encima un ejército de periodistas dispuestos a contar sus hazañas. También siempre se relaciona lo científico como «frío». La sociedad lo ve como algo lejano, que no influye directamente en su calidad de vida. La clave es intentar contagiar esa pasión que sentimos los divulgadores a la sociedad entera: tanto al gobierno como a los ciudadanos.
– ¿Crees que hay mayor difusión de la «tecnología», que de la «ciencia»?
– Sí, y eso tiene que ver con que habitualmente vemos más el fruto (la tecnología) que la semilla (la ciencia): por ejemplo un MP3 o un móvil, son herramientas tecnológicas que precisaron grandes avances científicos que desconocemos.
– Antes de venir hice varios viajes por toda Argentina, me recorrí la ruta 40 de punta a punta con la intención de hacer fotos y meterme en el mundo del periodismo de viajes. Al principio me sirvió, era la opción más fácil, pero mi pasado en Muy Interesante (trabajé cerca de 7 años ahí) me fueron guiando de vuelta al mundo de la divulgación, mi primera casa.
– ¿Cómo fue tu paso por la legendaria revista «Muy interesante»?
– Fue un aprendizaje constante que me permitió contactarme con científicos argentinos directamente para intentar darle a la revista un poco de contenido local. Fue un placer y una herramienta que resultó vital a la hora de presentarme en otras revistas en España.
Juan Scaliter. “La Ciencia de los Superheroes”. (Ediciones Robinbook)