Con un recorte que se inicia desde el mismo momento en que el General la conoce, el rompecabezas respecto de su influencia en el movimiento y en el viejo líder comienza a aclararse. Será esa claridad que empieza a visualizarse, la que abre el abanico de preguntas respecto al rol predominante que iba a tener. Hay cierta unanimidad respecto a su papel en la presidencia del país, tras la muerte de Perón la cual da cuenta de un secreto a voces. Más aún cuando los testimonios abarcan a buena parte de nombres fuertes del peronismo. Desde Nilda Garré, Oraldo Britos, Hugo Curto, hasta Carlos Ruckauf pasando por Juan Manuel Abal Medina y Carlos Vladimiro Corach brindan su opinión sobre una figura opaca que terminó potenciando dicha característica.
Otro punto es la presencia de Marcia Schwartz que, con sus pinturas, capta un lado (que no quiere verse) de la viuda. Ahí también surge la pregunta de si no es más fácil decir que «no estaba capacitada» para ejercer la función política que asignarle un rasgo de “maldad”. Este interrogante puede extenderse a Fernando De la Rúa.
Su encarcelamiento tras el golpe cívico-militar de 1976 y su posterior vida en España son bien retratados con la palabra de quienes trabajaron para ella como de representantes y apoderados españoles. Justamente, será uno de ellos que dice “la primera víctima de la Dictadura fue ella» por el tiempo que estuvo en prisión” y tira la estocada de “no olvidemos que mucha gente se puso felíz con su caída”.
La película surge del libro “Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad” a partir del informe editado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y pone en imágenes todo lo que éste dice. Con datos y relato de los acontecimientos en un tono neutro que, paradójicamente, dota de contundente sentido a lo dicho, se describe una por una las acciones llevadas a cabo en empresas bien conocidas por el público. Desde Grafa y Acindar hasta Astilleros Río Santiago, Molinos o Loma Negra pasando por Ledesma o Ford, entre tantas.
La fidelidad al libro es notoria. Inclusive cada uno de los capítulos comienzan con una toma de cada una de las fábricas y el detalle pormenorizado de lo acontecido. Empresas cooptadas por los militares, que infiltraban los sindicatos con agentes encubiertos al tiempo que había una participación activa de los propietarios de las mismas. La desaparición de toda persona que fuera sospechosa de una participación política activa era “marcada” y su consabida y pronta desaparición.
Por otra parte, la mayoría de las empresas son favorecidas por su vinculación con la Dictadura en tanto beneficios económicos o tomando deuda la cual será estatizada en 1981, cortesía de un tal Domingo Felipe Cavallo.
Seguramente, a más de uno, le resultará un tanto incomodo el tono hosco del documental pero tiene su propia dinámica en tanto la creación de sentido y el linkeo inmediato con la actualidad.
Con la precisión que, en Jonathan Perel es marca de fábrica, “Responsabilidad empresarial” mete el dedo en la llaga en un sector que se caracteriza por su cinismo en tanto no hacerse cargo de las responsabilidades que lo atravesaron en el período más nefasto de nuestra historia. Es más, al día de hoy, sigue siendo un factor de poder y de presión que condiciona las políticas más equitativas que desean llevarse a cabo. Un documental para ver, debatir y sobre todo, difundir para que sea contrastado con un análisis serio y la lectura de los diarios.
Función 2: Viernes 26 de marzo | 19 h. | Parque de la Memoria – Aire Libre | Reservá tu entrada