Obviamente que la ironía y el humor son partes fundamentales de la puesta. Ya desde el comienzo, cuando a través de la multimedia, Castelli pone su verba a disposición de su propia figura, un tanto celosa de la de Alberdi que tiene más monumentos y calles más importantes que él. Los dos actos consistirán en el diálogo que tienen un preso y su carcelero con respecto a ese “presidiario” que tan particular forma de ser tiene y la parodia del juicio al que fue sometido Castelli en su momento, haciéndoselo responsable de la derrota de Huaqui. Todo enmarcado en las traiciones sufridas por viejos camaradas (Castelli era del bando de Mariano Moreno, en la revolución de Mayo) y lo que sería su final, por medio de un cáncer de lengua -otra paradoja para con este abogado-.
El tratamiento del texto es muy inteligente ya que el personaje principal nunca está en escena y pero su presencia es construida de manera notoria. Las actuaciones son frescas y divertidas en el marco de un escenario partido en dos, con una pantalla que hace de las suyas pero sin interferir en la labor actoral. Este teatro puede tener cierta función “revolucionaria” en tanto hecho efímero y con un contenido no muy visto en la escena porteña.
La calidad está garantizada en la puesta y la concreción de una obra fuerte, de un contenido actual a cargo de un grupo teatral al cual no hay que perderle pisada para la próxima vez que se presenten, en alguna sala, de esta capital. Recomendable 100% para ir y para ver su blog, donde se encuentran los textos de las obras: http://www.funcionespatrioticas.blogspot.com/