Artista de tiempo completo en tanto es actriz, cantante y más, presenta su disco “Yin Yang” en el que plasma una nueva etapa de su vida. Josefina Lamarre detalla la concepción de su obra mientras brinda su visión del teatro, los unipersonales femeninos, la coyuntura actual y como el feminismo es la opción frente al paradigma reinante.
– Barbra Streisand se definía como “la actriz que canta”. ¿Compartís la definición o sos, quizás, “la cantante que actúa”?
– Desde chica sentí afinidad por los lenguajes poéticos. Incluso en la contemplación de la naturaleza. Mi necesidad de expresarme encontró en la música un canal que me permitía hacerlo a través de la danza y del canto. La actuación siempre estuvo implícita, pero desde una idea más performática que de una concepción más clásica de actuación. Sin embargo, el canto me acompaña desde siempre y es en donde me siento más segura.
– Contame sobre tu disco «Yin Yang».
– Todo surge del deseo cuando, jugando, compuse temas para una banda de amigas que resultaron en hits del grupo. Me di cuenta que podía componer, algo que jamás me había habilitado a hacer. A mediados de 2021, en medio de una separación muy dolorosa, volví al arte como herramienta de transmutación. Decidí apoyarme y canalizar en el canto todo ese proceso casi a modo de documentación. Me propuse lograr una unidad de sentido que sería el disco. Estudié composición musical con Carmen Baliero y se abrió la puerta de la creatividad pero sólo hacía versiones. Hago un taller de composición de canciones con Paula Maffia para impulsarme en esa tarea. Empecé a darle forma a algunos bocetos que tenía y usé algunas consignas que nos propuso. Compuse los cinco primeros temas para un recital que hice en mi casa a fines de ese año, junto a otro repertorio de versiones.
– ¿Cómo fue el proceso de creación del mismo?
-Me llevó dos años. Los tiempos de la creación no son siempre al ritmo que quisiéramos que suceda. Muchas veces me encuentro en un limbo por no lograr enraizar en la experiencia que quiero expresar. Siento necesidad de dar forma a una intuición…a pensamientos o sentimientos y no lo logro. A veces me quedan bocetos de esos intentos que meses después retomo y logro darles forma cuando decanta con mayor claridad el QUÉ quiero decir. En general, me lleva bastante tiempo este proceso. He estado entre tres y seis meses rumiando una canción. Una vez escuché que Fito decía que un tema le había llevado ¡¡20 años!!! Y no me acuerdo cuál era…
– ¿Qué fue más complicado, la selección de los temas o los arreglos de los mismos?
-Fue difícil mantenerme fiel a lo que me salía. Sin especular con la moda musical, con lo que sería deseable escuchar, con la calidad musical…o incluso cuando yo forzaba a una canción a ser algo que no era. Se imponían cada una en su identidad. Mi esfuerzo fue profundizar eso y comprenderlo. No tenía idea de si el tema estaba bueno o no. Mi parámetro era si lograba expresar lo que necesitaba expresar. Si me era funcional a esa necesidad. Por eso busqué alguien que me produzca ya que estuve muy circunscripta a mi mundo. Cuando empecé a mostrar los temas con mucha timidez y vergüenza de exponerme, me encontré con aceptación y halagos. Eso fue reconfortante.
– El nombre del título del disco es elocuente respecto a las dos posiciones.
– La unidad de sentido de la que quería hablar la resumía el tema YIN YANG. Este concepto de la filosofía oriental habla del eterno equilibrio/desequilibrio entre las energías que habitan en el universo, en la naturaleza y por lo tanto, en nosotres. Constantemente atravesamos desafíos que nos desequilibran o vamos naturalizando la convivencia de estas energías- Tánatos/Eros, Luz/Oscuridad, Dar/Recibir-. Para mí, la integración es lo «a lograr», lo que trae madurez espiritual. Este proceso de muerte y resurrección que atravesé y sigo procesando me trajo la conciencia de esa lucha interna donde tenía que elegir de qué lado iba a balancear cada vez. Sabía que había que dejar morir y abrazar la oscuridad para también renacer.
Cuando leí la letra de “Family” de Björk, me partió en mil pedazos. Ella es una de mis artistas de referencia y su nivel de poesía para expresar su dolor es sublime. ¡Claro que me siento a años luz de eso! Es un esfuerzo valorar y reafirmar lo que he creado con sinceridad.
– ¿Cuándo decidiste convocar a Lucy Patané para la producción?
– La había visto en vivo y me voló la cabeza su concepción musical. Me encantó. Fue mucho antes de imaginarme que iba a terminar componiendo canciones. Le escribí (mucho) porque quería que ELLA sea mi productora (tampoco sabía si se dedicaba a eso). Eligió tres de los temas que le mandé. Me dijo que «veía en ellos un mundo» y empezó un proceso hermoso en el que viajé nueve días a CABA en junio de 2022 a grabar. Tuve el privilegio de compartir con Lucy y que Noe Sinqunas toque en “Veneno”, uno de los temas. En el cello estuvo la hermosa de Sol Toledo Ignuscio. Fue muy onírico todo. ¡Deseaba que mi vida fuera siempre así! Todos los días iba a grabar. Lucy me acompañó con mucho profesionalismo y sensibilidad. Potenció mucho esos tres temas (“Delamar”, “Veneno” y “Yin Yang”). Estos primeros temas los masterizó Hernán Asconiga.
– Después, ¿cómo siguió todo?
– La segunda etapa sucedió en julio de 2023 muy hermosamente en Bahía Blanca. Lamentablemente, Lucy no estaba produciendo por estar a pleno en giras. Ahí tomé la decisión de hacerlo con la gente talentosa de mi ciudad natal. Preguntando por productor/a, di con Pedro Giorlandini a quien conozco desde mis 20 años. Maqueteamos los temas y me ayudó a darles estructura y a encontrar a les músiques para armar el ensamble. Respetó mucho mi imaginario y mi estilo e hizo unos arreglos de cuerdas preciosos. Encontrarme con otres para hacer mis canciones fue muy emocionante. Hicieron propuestas y pusieron su impronta, que era a lo que también les invité.
-¿Sos de las que prefiere “el vivo” o te gusta laburar en el estudio de grabación?
– Disfruté mucho el proceso de ensayos y grabación en el estudio, donde Lucho Wichal estuvo también muy sensible al trabajo. Quedaron ganas de tocarlo en vivo, así que haré presentación en noviembre con Leti Aiello en cello, Marcelo Enrique en violín, Eva Baronio en bajo, Elo Brzozowsky en bata y Agostina Carrá en trompeta.
– ¿Quedaron temas fuera del disco?
-Quería que el disco tenga diez u once temas, pero llegué a nueve. El último, “Manifiesto”, no entró en la grabación por lo que lo sumaré más adelante.
– ¿Por qué elegiste “Delamar” como simple de difusión y la realización del video?
-En realidad no lo elegí como tema de corte de difusión sino que es el único del que tengo video. Es tan hermoso el trabajo que hizo Nico Richat que lo difundo a pleno. La lógica fue empezar por el que requería paisaje y cuerpo primero ya que teníamos que hacerlo en verano en Sauce Grande, Monte Hermoso. Nico es de y vive en Bahía Blanca. Por suerte aceptó y puso toda su gran talento en crear esta obra. Cuando ví lo que había armado, me emocioné mucho. Me sentí muy escuchada e interpretada en las zonas más sutiles. Ya ganó en un festival de videoclips al que lo mandamos y estamos felices. Quería hacer videos de “Veneno” y “Yin Yang” pero no me dio el presupuesto ni el tiempo. Ya saldrán.
Teatro hacia atrás y adelante
-Volviendo atrás en el tiempo, ¿cómo recordás tu obra “Melancolía erótica”?
-Con mucho amor. Fue una obra muy personal que me ayudó muchísimo a transmutar y sanar. No puedo creer todo lo que me exponía y cómo sostuve durante 4 años esa obra.
– Lo hiciste justo antes de la explosión de los unipersonales femeninos, atravesada por la lucha por la igualdad de derechos de la mujer y contra la violencia de género…
-En ese entonces no era fácil que la gente se diera cuenta de que hablaba del abuso sexual en la infancia. Hoy creo que sería mejor interpretada porque se han desnaturalizado y visibilizado muchos de los flagelos del patriarcado. No estoy siguiendo mucho la escena Teatral actual, pero he visto muchas obras -unipersonales y no- de mujeres nombrando tabúes, dolores, injusticias, poniendo en escena imaginarios de otras realidades. Sensibilidades y miradas que irrumpen en la visión hegemónica del mundo desde el patriarcado, haciéndonos reflexionar sobre la enorme diversidad que somos y cómo tenemos naturalizado la mirada sobre tantas aberraciones. Es lógico que siendo el teatro un espejo de la sociedad, refleje el protagonismo de los feminismos también y haya más presencia y más producción teatral creada por mujeres.
– ¿Vas a hacer teatro próximamente?
-No tengo pensado volver a actuar por lo pronto…pero para mí estar en escena siempre es actuar. Sea cual sea el lenguaje. Admiro y amo la escena teatral en CABA por la cantidad de producción independiente de calidad. Que tengamos un Instituto Nacional de Teatro ya habla de la importancia de este arte en nuestra idiosincrasia. En cambio el INAMU es más nuevo, habiendo tantísima música y desde hace siglos…
La opción por venir
– En este mes de octubre se cumplen 40 años de democracia. ¿Cómo vivís este aniversario en un contexto político complicado?
-No soy una estudiosa ni una persona realmente formada como para hablar de estos momentos que atravesamos políticamente. Mi reflexión no es especulativa sino empírica en función de lo que observo y vivencio en mi cotidiano. Estamos atravesando un desafío crucial respecto a la práctica de la vida democrática. El paradigma de la política fracasa sin cesar porque gira en torno a una mirada sobre el mundo que sigue estando atravesada por el capitalismo patriarcal. Entonces, aunque cambien los gobiernos, no hay cambio verdadero pues rige el mismo paradigma. Es como una trampa, una especie de cárcel donde votamos al carcelero menos peor. Hay mucha profecía del apocalipsis dando vueltas, totalmente funcional al sistema porque alimenta la idea de que no podemos hacer nada ante las circunstancias. Sólo votar al menos malo.
– ¿Cómo ves hoy al feminismo frente a los desafíos de una coyuntura que gira hacia la derecha?
– Justamente, los feminismos vinieron a patear el tablero en ese sentido. Fueron a socavar la raíz del sistema capitalista heteropatriarcal, develando en las micropoliticas todo el abuso de poder y la opresión de este sistema, absolutamente naturalizados. La cuestión es que son procesos largos y delicados que encuentran muchísimas resistencias. Es fácil volver a caer en la acomodación nuevamente. Revisarse, desmontarse, deconstruírse, animarse a ver en nuestras prácticas cotidianas todo lo que tenemos integrado de este sistema y que reproducimos, es una tarea dura, antipática y dolorosa que, sin embargo, trae muchísimo alivio y libertad si se atraviesa.
-Hay mucha hipocresía…
– Me cansa escuchar discursos que, en la práctica, no se sostienen por sus contradicciones. La coherencia es con une misme entre lo que pensamos, decimos, sentimos y hacemos. Victimizarse y afirmar que «nada puedo hacer» ante las circunstancias y que la culpa «está afuera» es el clásico de clásicos. Para mí, el camino es responsabilizarse y dar respuesta a lo que se nos presenta a través de acciones reparadoras, de lo individual a lo colectivo. Organizándonos tal como ha sido en toda crisis. Debemos ir hacía allí como humanidad, de la mano del ecofeminismo, que da una respuesta integral a lo que está aconteciendo internacionalmente.
Retrospectiva futura
– Si no eras artista, ¿qué hubiera sido de tu vida?
– Si no hubiera sido artista, hubiera sido antropóloga.
– Tenes un formulario en el que te preguntan “profesión”. ¿Qué ponés?
– Pongo «cantante» o » docente de canto»
– Si por la puerta de tu casa, llegase la Josefina de 15 años, ¿qué le dirías? ¿Le darías algún consejo o recomendación’
– A mi Josefina de 15 la hubiera ayudado a reconocerse valiosa y poderosa para que disfrute y se disfrute más. Le diría lo mismo que le digo a mis alumnes de canto: que tiene un don, un regalo, que es su voz, y que es hermoso compartirlo y brindarlo al mundo. Que abrace fuerte su deseo y lo sostenga contra viento y marea porque nadie tiene autoridad para cercenarlo. Tiene todo el derecho a elegir lo quiere ser y dedicarle su tiempo y energía a lo que le da disfrute. Eso hace crecer un corazón fuerte y generoso, y es lo que hoy se necesita para salvar al mundo.
“¿Quien dijo que todo está perdido? Yo vengo a ofrecer mi corazón. (Fito)
“A quien más se guarda, más le va a faltar”. (Gabo Ferro)
“No es a los golpes que vas a brillar/sabiduría del calor que da abrazar” (Yin Yang)
Viernes 20 de octubre. Presentación de “Yin Yang, canciones desde la orilla”. Hasta Trilce. Maza 177. A las 21 h
Excelente nota.
Me siento identificada con muchas de sus reflexiones y comparto las palabras a Josefina de 15 años, también para decírselas a mi hija.
Nos vemos el viernes. Ansiosa de ver en vivo el trabajo realizado!