Las increíbles andanzas y creaciones de los Redonditos de Ricota tienen en “Una obra Redonda” un homenaje serio y atrapante. Cada una de sus presentaciones es recrear, de alguna manera, lo que fue ese combo enorme de cultura que se convirtió en un fenómeno social. Fernando Casas, uno de sus creadores, brinda detalles de una puesta increíble que retorna a CABA el próximo domingo 8 de junio, en el Teatro de Flores. De paso, hace algunas consideraciones sobre el rock actual y la coyuntura.

– Fernando, ¿cómo surge la posibilidad de posibilidad de hacer “Una obra redonda”?
– La hicimos junto con Leonardo Melis y Gerardo Anchava. Somos tres y la idea surgió de una de una frase disparadora por Leo, que es el productor musical. Me dice “vos tenés que contar la historia de los Redondos”, por mis laburos en radio, alguna participación en tele y la cobertura de los shows. Leo armó la selección de músicos durante la pandemia. Ahí vimos que necesitábamos actores para los personajes de la liturgia roquera y redonda como Enrique Symms, Mufercho y Monona. También incorporamos a las Madres de Plaza de Mayo ya que queríamos meter un poco de historia. La escena de Poli en el teatro fue de las primeras ocurrencias que tuvimos. Pasábamos de un espacio con una mesa y un teléfono a que salga la banda, sin más que apagón mediante, lookeada como los Redondos de los 70, los 80, los 90 y los 2000, a tocar.
– Tu labor es importante en el espectáculo…
– En mi caso, soy el conductor de este documental en vivo. Después, “videoclipsamos” en vivo o se realizan performance arriba a las canciones con esa libre interpretación que siempre brindaron los Redondos a sus letras. Es un viaje cronológico de dos horitas que se alineó justamente cuando nos dimos cuenta que debía ser así. Un relato que va desde 1976 hasta el 2001.
– Es muy buena la selección de los momentos que relatan. Personalmente me encanta que retomen la primera parte que quizás, es lo menos visto, al día de hoy.
– Fueron muy pocos los que pudieron presenciar los “Lozanasos” o la Fiesta del Pasaje Rodrigo cuando los Redondos todavía no eran los Redondos y era un acontecimiento completo. Una varieté festiva o un recital “con talentos”, como le decían ellos. No pasaban de las 150 personas, allá en La Plata. Después, cuando los Redondos tocaban en el Stud Free Pub, el Einstein o La Esquina del Sol, no entraban más de 300 personas. Entonces, los testigos no son muchos. Había que rescatar todo eso. El escenario de “Una obra redonda” está lleno en el principio del show y se va vaciando, tal como pasó, en el que quedaron seis músicos. Nada más.
– Lo de los Redondos era un combo artístico. Había monólogos, circo, teatro, música y después, decanta a ser sólo música. Algo que, al día de hoy, parece ser de otro tiempo.
– Sí, pero está volviendo. Están utilizando todos los elementos que están a mano. Antes no había pantallas y las bandas, hoy en día, al usarlas te invitan a un viaje. Además, en estadios grandes no te queda otra. Es más, te tentás más con ver a a Chizzo o a Mollo en la pantalla porque está lejos. Yo soy de ir al mangrullo, para adelante siempre. Me gusta sentir y latir ahí, ya sea en Ferro, Obras o el Teatro de Flores. También te digo que esto es de una época determinada, como la del primer Cemento, del Parakultural, de Geniol con Sumo.
– En el caso de los Redondos, se ve cómo fueron cambiando los públicos. Tenés al primero, que vos describiste, que quizás era más artista; después, un segundo público más clase media y universitarios, y finalmente, un tercero, que sería la periferia.
– Definir al público de los Redondos es difícil. Ellos mismos cuentan que, como el Mono Rocambole estaba en Bellas Artes, ellos militaban desde de la cultura en los 70 en La Plata. Hay un discurso de Enrique Symms que hoy lo podemos comprobar que, con buscar en YouTube cuando Enrique le da la bienvenida y le dedica el show primero a la juventud radical y después a la juventud peronista, quién se lleva la mayor ovación. Por eso, decimos en la obra, que había discursos políticos y poéticos. Se desnudaban mujeres, sí, pero se sacaban ropa de gendarme en plena dictadura.
– Hay que dimensionar ese riesgo.
– Exacto .Esa militancia cultural que implicaba ver cuándo y dónde juntarse clandestinamente, para las fiestas. Era peligroso, y lo que pasaba adentro lo era aún más. Por eso mismo, a los Redondos se le mete la policía en sus shows, luego de civil y después, su gente es reprimida. Incluido, el asesinato de uno de sus seguidores como Walter. Después llega la cancelación de Olavarría. Para mí, desde muy chico estuvo muy claro que los Redondos son la banda más política de la historia de del rock argentino.
– Por una cuestión de longevidad es la banda más política, más allá de Serú Girán que duró 5 años o los Violadores que fueron muy irregulares a lo largo de los años.
– Obviamente, hubo gestos tanto de Los Violadores y de Virus -como los Redondos- de no ir al Festival de la Solidaridad que realizó la dictadura para llevarle –supuestamente- comida y ropa a los soldados de Malvinas mientras los estaqueaban. Los Violadores por una postura, los Redondos porque sabían lo que pasaba y Virus porque Jorge, el mayor de los Moura, ya era uno de los 30 000 desaparecidos.
Quizás soy injusto al decir que es la banda más política, pero sí la banda a la que la política del país atravesó como nadie. Lo que le pasaba al país, les pasaba a ellos y viceversa. La muerte de un pibe en democracia tras una razzia por el memorando 40 de la Policía. No hay más ‘90 que eso. Tampoco hay más casi 2000 que suspender un show, prohibirlo y censurarlo por la carpeta de Inteligencia que la Policía de la Provincia de Buenos Aires le presenta el intendente de una ciudad. No hay registro de eso.

Desde el escenario
– ¿Te acordás cómo fue la primera vez que hiciste “Una obra redonda”?
– Claro que sí. La primera Trastienda del 4 y 5 de septiembre del 2021, son inolvidables para todos nosotros. Es irrepetible por el nervio de estar en los camarines del subsuelo de la Trastienda, donde había visto a miles de bandas, participado en un montón de conferencias de prensa y entrevistado/visto a Petico Carabajal, Jaime Ross, Adriana Varela, la Tabaré, Andrea Prodan, etc. Abrir el show, con toda una troupe ahí ansiosa… En realidad, lo que hay es nervio escénico, como en el túnel cuando suenan los botines para salir a la cancha. Es exactamente lo mismo.
– ¿Qué rostros ves cuando estás ahí como maestro de ceremonias?
– Mirá, hace poco hicimos un show en un café concert de Lomas de Zamora. Tengo amigos músicos que cuentan que, del escenario no se ve un carajo porque tenes una línea de luz que te apunta. Esto, a veces es mejor y, otras, peor.
“Una obra redonda” tiene tres tipos de formatos. Uno, para espacios tipo rockerías como el Galpón de Hurlingham o el Teatro de Flores; teatros como el Astros, el de la Universidad de La Matanza, el Coliseo de Lomas o el Margarita Xirgu, todos con un pasillo por el medio y la gente está sentada en su butaca. O finalmente, el café concert como La Trastienda o Dandelion de Lomas de Zamora. Entonces, para mí es más divertido porque bajo por las mesas. Ahí veo sonrisas, caras cómplices, sorpresa, estupor. Veo gente lagrimeando con Walter o cuando aparecen las Madres. Se aprecia el estar recibiendo algo que los conmueve y que los atraviesa. Después cada uno juega con sus sensaciones y se las guardará.
– ¿Qué te dicen los pibes más jóvenes?
– Más que nada que fue “lo más cerca de estar en un recital de Los Redondos. Ese es el mejor piropo que nos pueden decir. Y los más viejos también. Siempre cuento que, una vez en Encuentro Club de San Justo, un tipo de unos 55 años, nos agarró del cogote al cantante y a mí. Nos abrazó y nos susurró al oído “la puta que los parió. Me hicieron sentir en el Stud Free Pub del 85”. Nos soltó y se fue. Está la gente que viene con la voz entrecortada con sus hijos. En el último Teatro de Flores viene una tía y dice “Vi a los Redondos a los 16 en River. Hoy tengo 40 y pico y vine con mi hija de 16. Le acabo de decir ‘Viste a los redondos’.
– ¿Van a hacer algo nuevo con respecto al show de la otra vez? ¿Van a agregar algo?
– Sí. Hemos cambiado cinco de las 15 canciones, en este 2025, en los shows de Mar del Plata, Niceto y la gira por el conurbano. Ahora, vamos a hacer una escena nueva, así como retocar otras dos. ¡Ah! Va a entrar uno de los discos de los Redondos que nunca habíamos hecho antes y ahora, va a estar. Así que, hay cosas nuevas para ir al Teatro de Flores.
– ¿Tuvieron algún contacto con los miembros de los Redondos?
– Sí. El Indio agradeció y mandó muy buena vibra cuando íbamos a debutar en La Trastienda. Fue igual con la escultura en chatarra a tamaño real que hicimos cuando la emplazamos en la plaza de La Matanza. Sergio y Semilla saben lo que hacemos. Con Skay también tuvimos un cara a cara. Leo se fue hasta la casa y nos hicieron un regalo.

La leyenda eterna
– ¿Cómo ves el legado de los Redondos al día de hoy?
– Cada vez más vivo. Últimamente estoy hablando del árbol genealógico que nos dejó, y que crece. Podría explicarse con el Indio solista, Skay solista y la Kermesse, aunque no esté Walter en la batería. Después vienen todos los tributos, todos los libros que hay, documentales radiales que uno puede encontrar en las redes, “El alucinante viaje Patricio Rey” de Comando Lúdico. “Una obra Redonda” quiere abrevar de todo eso. Suma una oralidad que es muy importante pues venimos de eso. La herencia histórica o familiar asi como las pasiones han pasado de boca en boca entre las generaciones. Nosotros aportamos eso.
– Los chicos pueden ver algo de lo que les han contado….
– Claro. Es tal cual. Es la importancia de que los pibes vayan escuchando el cuentito, tal como les contó –ponele- su padre alguna vez. Uno no quiere ser invasivo ni condicionar el oído de sus hijos. Tengo tres y cada uno escucha lo que más le gusta. La más rockera es mi hija del medio, que tiene 12 y me sorprende con la música que pone. Escucha Lali, Milo, Wos, Trueno, Duki y Emilia, pero le tira el rock. Justamente, los más grandes vinieron al show y me contaban que, mientras yo hablaba, sonaban las canciones y aparecían fotos o videos, se codeaban padres con hijos. Decían “Ves que te conté, de cuando fui a Olavarría…”. La gente va hablando a medida que ve la obra y le comenta sus vivencias en relación a lo que está mirando, ya sea un amigo, primo, la pareja o sus hijos.
– Es una ceremonia catártica también…
– Si! Muy! El otro día, salí a abrir la obra en Lomas y me llamó muchísimo la atención, que pude bajar tres cambios en la “opertura”, como le decimos nosotros. Vimos los ojos, las caras, cómo estaba el público. Después lo confirmé cuando Fercha y Carla, dos de las «Madres de Plaza de Mayo» volvieron lagrimeando el camarín.
Tampoco me olvido que, en el Teatro de Flores, un pibe que debería tener unos 30 años, estaba con su novia y me dice “Hiciste una analogía anti falopa que, si te hubiera escuchado 10 años antes, me salvabas un cacho de vida”. Digo esto por aquello de que no hay público más subestimado que el de los Redondos. “No entienden las letras”, “son como conejillos”, “un rebaño que va detrás de…”. Para mí, “siempre falopas duras en tipos blandos, ahuecan corazones” fue una advertencia más que una invitación a probar drogas duras.
– En el Teatro Flores, se notaba -y destaco- esa aura de ceremonia y silencio ruidoso. El codazo cuando alguno grababa y le decía, “No, no, bajá y mirá”. Es fantástico.
– ¡Mira que bueno! Alguna vez bajé a hacer pogo en “Ji ji ji” pero ahora trato de perderme entre la gente o si hay una salida por atrás. El otro día, estrenamos una canción que va a sonar en el Teatro de Flores después de esta escena nueva que craneamos con Luli Racedo. Fuimos al fondo para ver como reaccionaba la gente y lo confirmamos. Suponemos que en el Teatro de Flores después de una escena donde van a aparecer varios personajes del disco en cuestión, puede ser un anticipo de la explosión final del espectáculo.

Cambios de paradigmas
– Hablando de los chicos jóvenes, ¿te sorprende la politización que hay de chicos jóvenes que se han ido por algún lado medio complicado?
– No, al contrario. Creo que, si nosotros teniamos las herramientas o los organismos como contención, hubiésemos participado más en los centros de estudiantes. En mi caso, venía una familia peronista, pero no creo que a los a los 15, 16, haya tenido todo ese bagaje. Lo que sí noto es una diferencia notable entre un pibe que milita en la Cámpora, el Evita o el macrismo inclusive, con el que vive en una sandwichera de vidrio. Es mucho más consciente aunque a veces, se cree que el pibe que es politizado no tiene calle, no se divierte y anda leyendo a Marx o a Perón todo el tiempo. Nada que ver. Este país necesita muchísima más educación política que solo educación. Cuando dicen “No. Necesitamos educación”, digo “No. Necesitamos educación política”. Esto, para no volver a repetir errores porque si no, no se puede entender lo cíclico del asunto.
– Como diría el viejo Carlos, “La primera vez, la historia se repite como tragedia, después como farsa”. El problema que ya nos venimos tropezando muchísimas veces.
– Tom Lupo le decía eso al Indio. Una vez nos contó Tom que se había ido de vacaciones con Enrique Symms y el Indio a Valeria del Mar. Me río porque contó que las discusiones que se armaban eran geniales. Esto que vos decís, se lo había dicho Tom al Indio en ese verano y se le hizo carne. Antes de que se terminen los shows en los 90, cuando se empieza a pudrir todo y el Indio empieza a decir “Cuídense el culito en la calle, que nosotros no se lo podemos cuidar. Hay mucha mierda dando vuelta”, Tom le preguntó “¿Qué quieres decir con eso? ¿Que solo escuchen a los Redondos y que las demás bandas no sirven para nada?”. A partir de ahí, se armó toda una discusión.
Pero lo del Indio era mucho más político. El “cuidense el culito” era respecto a la policía, de lo egoísta que se había vuelto a la vida y el “salvese quien pueda” de los 90. Entraba el discurso que había querido imponer la dictadura, sin sindicatos, sin obreros, con la vida muchísimo más cara y más egoísta. Esto visto desde lo social y del “envase particular de las cosas”. Uno, cuando era chico, para tomar una gaseosa solo tenía que ir un restaurante, porque en todos lados se vendía “la grande”. Se terminaba de jugar a la pelota y se compartía “una grande”. Ahora, los pibes tienen su agüita personal. Las publicidades apuntan a vos, nada es para compartir. En este marco es el cruce con Tom, en una de las tantas discusiones que tenían.
– ¡Qué trío! Symms, el Indio y Tom, tres cráneos en el buen sentido de la palabra.
– Sí, tres tipos que, además, te los podes imaginar…Valeria del Mar, un fin de semana, con la cabeza rosqueando a más no poder. Tres tipos de la palabra, tres tipos de pensamiento, tres tipos de la cultura y del rock. Se me vienen títulos a la cabeza de los libros de Symms y los nombres de los programas de Tom. “La música de las palabras”, uno de sus últimos programas.
Actualidad coyuntural
– ¿Te sorprende que muchos rockeros de antaño o no tanto estén tan a la derecha?
– Me lo preguntas por Calamaro?
– Calamaro, Juanse, Emilio del Guercio.…
– No lo sé. Me sale Calamaro porque, de chico, lo escuchaba mucho. Incluso escuchaba a Los Abuelos antes que a Los Redondos ya que siempre fui del palo de Miguel Abuelo. Me parece que la cultura rock refleja tanto a la sociedad y sus extremos de la sociedad que hasta me parece normal que pase. Hay un público que todavía… En un posteo redondo, escribieron la otra vez “¡Eh! Despoliticen a los Redondos”.
– ¡Está loco!.
– Después hay 200 comentarios para decirle “Flaco, ¡no entendiste nada!.

– Te preguntaba por las declaraciones de Calamaro, algunas de Juanse que pasan más desapercibidas, mientras que, gente como Miguel Cantilo, Palo Pandolfo o Pil quedan olvidados. Si a esto le sumamos que bandas nuevas que suenan bien como Winona Riders, Buenos Vampiros, Mujer Cebra, Dum Chica no se las escucha masivamente, hay un recorte bastante particular de lo que es cierto rock como institución.
– Miguel Cantilo está en la vida de los Redondos, contado por Rocambole. Fue uno de los primeros que, en su bar, le hizo lugar a los Redondos. Palo es de lo más respetable del rock nacional. Es el artista, como bien vos decís, olvidado. Es de culto, de nicho y va más allá de “Estaré”, “Mamita Dulce”. Palo era un pensador, un poeta. Un tipo con letras encriptadas.
– Una forma de escribir muy personal…
– Si. También tenes a Divididos con “el bien y el mal definen por penal”. Algo muy claro y poético. No es que tenga con varias acepciones o interpretaciones si se quiere, pero hay quienes tienen cosas que decís, «Che, ¿por dónde le entro a este tema?”, Estamos hablando de tipos que se curtieron en una época en la que no se podía ser directo. “Marcha de la bronca” hay una sola. Siempre está el que elige ser directo o hacer una letra liviana porque las generaciones alivianaron. Fijate que Lali, su tema “Lokura” está inspirado en un barrabrava de Huracán. Después hace un tema dedicado al presidente como “Fanático” en el que, prácticamente, no tiene ninguna referencia.
No me animaría a decir que nosotros leíamos mal o que disfrutamos más. Nada. No veo por qué ni con qué autoridad nuestra generación puede decir, porque no filmábamos un show ya que no teníamos celular, lo disfrutamos mucho más. Hoy, los pibes lo disfrutan a su manera.
Después, eso de que hay bandas que no tienen espacio y son buenísimas, pasó siempre.
– Nombraste a Lali que, siendo una artista pop, termina siendo más contestataria con temas que refleja lo que pasa en esta época.
– Sí, está bueno. Me parece que hay una discusión desde que Trueno y Wos cantaron juntos y dijeron “Te guste o no te guste, somos el nuevo rock and roll, mami”. Es una linda provocación para el rock, pero hay un montón de bandas que están hablando de eso. Está La Chancha Muda, con unas letras zarpadas y directas con intención. Otra es Nagual, aunque no es tan joven. O Cabra de peste. Lo que pasa es que está la notoriedad que tiene cada uno de los géneros.
– Es cierto.
– Entonces, me parece que va por ahí la cosa. Si uno indaga y busca, hay bandas que están diciendo un montón de cosas. Mirá, el otro día me tocó conducir La Noche de La Reina. Estaba con Nagual y vi por primera vez en vivo a La Condena de Caín. Hay bandas, pero son tiempos en que el rock no está de moda o no es visibilizado. Parece que no hacen ruido pero, yo como público me siento cómodo cuando el caminito va al costado del mundo. Es interesante y tiene su lindo riesguito ir de esa manera.
– Te hago las dos últimas. Te dan un formulario y te preguntan por tu profesión. ¿Qué pones?
– Periodista.
– Si no eras periodista, ¿qué hubiera sido de tu vida?
– Uhhh. Laburé de un montón de cosas. De chico, siempre quise ser relator como Víctor Hugo. Quise jugar al fútbol pero no llegué. No sé a qué hubiera sido. Un busca, como ahora.
– Si por la puerta de tu casa entrase el Fernando Casas de los 18 años. ¿Qué le dirías?
– Vos sabes que no sé. Siempre me digo dos cosas. O le convido a algún amigo. Si me hubieran dicho a los 18 -que ya había empezado a relatar en radio y rankeaba para laburar en esto- que a los 47 iba a escribir una obra de teatro sobre los Redondos o un documental teatralizado, iba a laburar en conducciones de fiestas y que mis tres hijos se iban a hacer igual de fanáticos del club del barrio donde crecí, no le creería. Pero tampoco le contaría nada. Le diría a “Se vos mismo”.
“Una obra redonda”. Domingo 8 de junio. Teatro de Flores. A las 19 h.
Entradas: Passline – UNA OBRA REDONDA – 8 de Junio de 2025