Promesa hecha realidad del folklore argentino y sobrina del gran Leonardo Favio, Luciana Jury editó el excelente disco “Canciones brotadas de mi raíz” en la cual repasa el repertorio folklórico con personalidad, respeto y excelencia
– ¿Cómo surge la chance de hacer “Canciones brotadas de mi raíz”?
– Decidí hacer “Canciones brotadas de mi raíz” después de un largo recorrido por la música. Tuve un dúo durante un tiempo; después, me fui al rock y formé una banda para después volver al folklore. Cuando conocí a Carlos Moscardini y grabé con él, ahí me dije “tengo que largar un disco sola”. Era una necesidad que sentía. Siempre había hecho cosas con otros, compartiendo los trabajos y los gustos lo cual fue una experiencia hermosa pero también sentía que podía elegir yo el repertorio.
– ¿Fue difícil la selección de los temas?
– La selección de los temas fue un proceso largo. Duró como tres años en los cuales me tomé todo el tiempo para descubrir las canciones que ya conocía y hacer una recomprensión de que podían encajar con este disco. No lo concebí con título ya que no tenía una idea conceptual. Fui juntando las canciones que más me pasaban por el corazón y que más me representaban. El disco es una selección de canciones en el que todas terminaban hablando de instancias de amor en algún punto. Pareciera ser que, sin la necesidad de intelectualizarlo, las instancias y las distintas facetas del amor y la pasión son las que me pasan por el corazón y necesito largar. La canción de protesta, por ejemplo, no es lo mio.
– Los arreglos? Te pregunto porque suenan muy bien y mantienen la autenticidad –término del cual hablaremos después-.
– Algunos arreglos del disco son míos y otros de Carlos Delgado. Por ejemplo, en “Yo no se que me han hecho tus ojos”, fue un trabajo que hicimos conjuntamente con Carlos. Le iba cantando lo que quería. Lo trabajamos de la misma forma en que lo hace alguien que no sabe de música. Necesito que mis interpretaciones, cuando canto, se escuche más la voz y que el instrumento acompañe la interpretación pero que tenga algo profundamente particular y emotivo en los momentos en los que no canto. Le decía a Carlos “Aca quiero papapá y acá, tarará”, que lo buscaba en la guitarra. Se iba con todo eso en la cabeza, lo reciclaba y volvía con algo mejor armado. Carlos también tuvo mucha participación en el disco.
– ¿Quedaron muchas canciones fuera del disco?
– Algunas, pocas.
– ¿Las vas a sacar en otro disco?
– No lo se, probablemente. Hay algunas canciones que están buenas y que me hubiese gustado que estén pero hay otras que no hice, que las tengo atesoradas en el baulcito de mi corazón. De estas se que en algún momento las voy a poner en otro disco.
– La crítica alabó mucho el disco. ¿Influye el peso de la crítica? ¿Como vivis esas alabanzas?
– La verdad es que la agradezco pero cuando a una le piropean tanto el trabajo, medio que desde el otro lado, mucho no puedo construir. Si está todo bien, seguiré por este camino pero no porque ellos me lo manden. Si hubiese habido alguna crítica, pensaría que movió al periodista para poder escribir algo que, eventualmente, no sería positivo. Agradezco la vuelta porque eso, por ahí, la gente que lee los diarios, necesita un referente pero las obras de arte o las creaciones no pueden estar sujetas a la mirada del otro porque, justamente, es del otro. Lo que uno hace es lo más verdadero que se puede hacer. Si al otro le gustó, buenísimo y sino, veríamos. No es el caso. Me siento muy contenta con las críticas.
– Antes, los demos que hacían los chicos, diez eran de rock y ahora tres son de rock, tres de tango, tres de folklore y uno de electrónica. ¿A qué crees que se debe este devenir de los chicos al folklore?
– Me parece que en este tiempo, dentro del rock no se pudo descubrir más de lo que ya está plasmado. Hay una necesidad de los jóvenes de resignificar algo que tenga que ver con la raíz para poder construir una identidad. Venimos muy golpeados politica y culturalmente. Los procesos sociales y políticos no están lejos de los procesos culturales y creativos. En este tiempo se acompaña, la gente, los creadores, los jóvenes, necesita volver atrás para ver que pasó durante todo este tiempo que no vimos, que es lo que nos estaba pasando. Vimos puertas afuera pero no puertas adentro. No creo que tenga más misterios que ese.
– Hoy, al folklore ¿lo ves masivo o popular?
– Mirá, el mundo del folklore me resulta extremadamente amplio. No me siento identificada con muchos de los estadios del folklore que hoy por hoy se oyen. De todas maneras, también lo popular tiene que revisarse asi como el significado de la palabra “popular” porque muchos de estos tipos que manejan las cuestiones de la música y los artistas que tienen que salir y tiene que “pegar” en la gente, tiene que ser de mala calidad o estúpida. De aquí en adelante, tiene que reconstruirse lo popular. Hay muchos artistas que hacen música bella, exquisita y profunda, con mucho contenido y mucho amor….¿y por qué eso no tiene que se popular? A eso voy. Estas músicas tienen que estar al alcance de todo el mundo. Internet ha hecho mucho bien en ese sentido porque nos acerca a artistas que no vamos a encontrar en las bateas o que no están dentro de “lo comercial”. Esto ya está teniendo sus resultados. Lo veo en mi, que no soy una artista conocida pero que con Internet, se me facilitó la llegada a mucha gente que desconocía muchas de las canciones anónimas que hago en el disco. Me interesa tomar estas obras tan antiguas y traerlas a este tiempo para reversionarlas con mi propia estética, siempre respetando la obra. No es un trabajo que sea fácil tampoco porque con la cuestión de la nueva versión se pueden cometer grandes errores. Hay que ser delicado con eso.
– Ser autentico no implica quedarse en el tiempo. Pienso que lo auténtico tiene que ver con…a ver, lo que yo tengo de auténtico es mi sonoridad en la voz. Lo que estoy tocando lo estoy trayendo de tiempo atrás, no estoy innovando musicalmente nada. Quizás eso, en ese sentido, yo no toco un sonido que distorsione la estética original de la canción. Quizás mi autenticidad es lo nuevo que pueda entrar en la canción. Pero porque estoy cantando a mi manera y a mi forma, que no será parecida a la tuya ni a la de ella, ni a la de nadie. Esa es la única ecuación que puedo hacer. No creo que haya más formulas para esto. La única sería escudriñar dentro de uno y sacar lo más propio de uno, en el caso de la interpretación con la voz.
– También hubo una generación previa a la que la crítica le dijo que hacía “popklore”.
– A finales de los 90, iba a bailar a los boliches y sonaba “Don Ata”. Está bien y fue, de algún modo, necesario en esa época. Me acuerdo de escuchar en los boliches “Por el camino del indio….”, y eso, cantado de una manera particular, de la que no voy a emitir juicio, pero con mucha energía. Eso, a la gente, la tocó en algún punto. Había algo que, con una máscara que yo no elijo, fue necesario que exista. Era lo que se necesitaba en ese momento. Por eso empezó a sonar en los boliches. Fue muy extraño y todo un fenómeno. Es más, en alguna oportunidad, en mi otra piel de locutora, tuve que cubrir un recital de la Sole. La ví y la verdad, me dije “Esta mina tiene una polenta”. Salimos del recital con un oxígeno….Esa es la magia que tiene ella y lo sabe aunque hoy no esté haciendo lo mismo. Si bien es su caballito de batalla, invitó a Liliana Herrero a su programa porque quiere revalorizar a estos intérpretes. Hubo una evolución en ella.