Pablo Molina: En sus propias palabras.

Hace poco más de diez años (junio del 2013), nos encontramos con Pablo Molina como uno de los entrevistados para lo que iban a ser los libros #50AñosRock, Lado A y B. Nos habíamos juntado por la zona de El Palomar para analizar la obra de Todos Tus Muertos, entre tantas cosas. Tras su partida a la inmortalidad de los grandes del rock argentino, recordamos a Pablo a través de su obra, más allá del tipazo que era.

Nota realizada con Matias Recis.

-Pablo, ¿cómo llegaste a TTM?

– Había estado como percusionista en una banda que tenía Luis Alfa, ex Resistencia Suburbana. Era baterista de una banda de reggae barrial y empecé como percusionista suyo. No pasó mucho. Era amigo de Fidel y Félix Gutiérrez; más de ellos que de Gamexane con quien, después, nos hicimos grandes amigos. Fidel y Felix me preguntan “¿Por qué no te venis a tocar algo?”. A Fidel lo conocía como público ya que íbamos a ver el grupo que tenía con Gamexane, que era el primer embrión de los Muertos. Después, cambian al cantante y entra Fidel Nadal, que lo lleva a Gamexane. Asi fue que empecé profesionalmente…

-La banda ya llevaba dos discos…

-… y ocho años de existencia. Habían tenido hits en su primer disco como “Gente que no”. Después sale “Nena de Hiroshima” y al año que salió “Nena…”, me invitaron a entrar al grupo. Me quedé definitivamente a partir del 93, que empezó a ser la cocina de la composición de lo que después fue “Dale Aborigen”

– ¿Cómo fue el proceso compositivo de “Dale Aborigen”? ¿Ya tenían las ideas o componían en el estudio?

– Había canciones que tenía Fidel y otras, Gamexane. Las de Gamexane eran más punk-rock mientras que las de Fidel estaban en sintonía con Mano Negra. Ellos estuvieron por acá en el 92 y hubo una amistad. Después, Fidel viajó para allá. Se les apareció ya que consiguió pagarse el pasaje y termina cantando en “Casa Babylon” por invitación de Manu Chao. Fue también Felix esta vez. Después vino lo de Colombia, con todo lo de “Un tren de fuego y de hielo”. Volvió Fidel con toda esa influencia de Mano Negra y lo volcó en lo que fue “Dale Aborigen”, mezclado con el punk y todo eso. Ya me incorporé como segunda voz y percusionista. Fue un disco de quiebre. Empezó a tener dos voces y un sonido totalmente diferente. Del sonido punk que tenía antes, incorporó muchas otras cosas como elementos latinoamericanos a través de fusiones.

– ¿Como tomó Gamexane toda esa influencia que traía Fidel?

– Como fan de The Clash, estaba muy abierto a estas influencias. The Clash había incursionado desde mucho antes que nosotros en estas mezclas y fusiones de diferentes estilos dentro del rock. Fue bastante revolucionario todo porque también teníamos nuestra herencia latinoamericana aunque no tan de nuestro país. No estábamos muy acostumbrados a ese tipo de fusiones acá.

-Recién dijiste una linda palabra que hablamos bastante con Federico Gil Solá que es “acostumbrarse”. ¿Fue difícil acostumbrarse, a retomar toda la cuestión latinoamericana, viniendo de otro lado?

– Si, costó mucho digerirlo. El que era punk, hacía punk. Era todo muy anglosajon en el sentido que teníamos una temática y unas letras de aca pero con un sonido que miraba a bandas británicas como Sex Pistols o Clash, también en bandas americanas como Dead Kennedys o Bad Brains. Es más, creo que la mayor influencia es de Bad Brains, con un cantante con rastas, mezclar el reggae. Ellos profundizaron todo, más que los Clash inclusive.

-Me acuerdo que, en esa época, había géneros como el folklore, que eran considerados “grasas”, inclusive.

– Si, claro. Ese es el término. No tenía nada que ver con el rock y era una grasada. Eso, coqueteaba con la cumbia, el cuarteto y no tenía nada que ver. En nuestro caso, como eso venía de afuera, no hubo problema. Estaba hecho por franceses y era más cool. Ellos escuchaban salsa, cumbia colombiana, bayenato. A Manu Chao le fascinaba esto y se metía en todo. Iba a todos los lugares y sacaba inspiración de lo autóctono. “Requebra” es un cover de Olodum que está con “Sé que no”. Eso es mucho de Manu Chao, de mezclar cosas en la misma canción. Distintos idiomas en la misma canción. Eso era muy transgresor.

-En “Dale Aborigen” también hay distintos matices dentro de la música latinoamericana. En el reggae, se conocía solo a Bob Marley, pero también se abren al dub o al dancehall.

– Es cierto. Acá se conocía solo a Marley; hoy se sabe mucho más. En esa época se llegaba a Marley, los que alcanzaban a llegar. Tampoco era muy difundido.

-¿Cómo llegaron a ese otro lado de la música jamaiquina?

– A nosotros nos gustaba mucho el reggae. Comprábamos vinilos que llegaban de afuera, importados, para acceder a grupos que no eran conocidos pero buenos, tales como Delroy Wilson o Dennis Brown, Abisian, Culture. Grupos que no se conocían aca. Si uno tenía la posibilidad de viajar, de ir a Europa, había mucho allá. Eso abrió más el panorama y el oído. La influencia de una cultura implica un enriquecimiento.

-Es el disco más latinoamericano de la banda…

– Es cierto. Desde la tapa misma que es una calavera del Día de los Muertos de México. Los mexicanos flashearon mucho con todo esto porque vieron a una banda argentina haciendo rock, y mezclándolo con el folklore mexicano. Ellos también lo tenían como una grasada. Hasta llegaron a presentarnos, en Estados Unidos como si fueramos mexicanos. “La banda mexicana Todos tus Muertos” decían. La banda era muy cosmopolita. No se sabía de donde éramos. No parecíamos argentinos y eso fue algo que nos lo dijeron mucho.

-Aparte era muy fuerte la imagen de Fidel y por el otro lado, la guitarra de Gamexane…

– Si! Un punki tocando reagge. Además, Gamexane había tocado en Violadores, reemplazando a Stuka.

-Recuerdo que cuando sale el disco, las radios difundieron “Trece”…

– Si! Fue por las puteadas. Eran rimas de secundaria, un tanto adolescentes. Guarangadas del colegio. Después lo hizo Actitud María Marta. En esa época, también aparecían los Babasónicos, los Caballeros de la Quema, los Piojos, Los Brujos. “Trece” salió como una joda. Es una rima infantil, jodiendo en los ensayos. Muchas canciones de este disco, fueron jodas en las que empezaba Fidel con tal o cual rima. Lo mismo que “Andate”. Al principio no lo tomabamos en serio. Fueron los temas que más trascendieron, pero eran jodas que fueron quedando. La gente los tomó como himnos.

-Los temas más elaborados, quedaron más atrás.

– Si, tenes razón. Pasó con “Mandela”, por ejemplo.

-Además, “Dale aborigen” es el único disco que no tenía letras relacionadas con el rastafarismo.

– Es cierto.

– ¿Eso ayudó a la difusión y la trascendencia del disco a nivel popularidad? Aparecen palabras o personas que después son más notorias en “Rasta vive” y eso. La gente no estaba tan familiarizada con esa forma de vida…

–  Incluso nosotros. En la época de “Dale aborigen”, no estábamos muy familiarizados con lo que era el ser rasta y lo que significaba. Después, fuimos a las fuentes, a Jamaica. ¿Para qué estar especulando con una idea? Nos fuimos a Jamaica para que ellos nos expliquen al respecto. Esto recién ocurrió en el 96, cuando fuimos a grabar el disco con Lumumba. Ahí vimos a los rastas. Que es y qué significa su cultura. Hasta tanto no llegó eso, era lo que podíamos traducir alguna canción o lo que se nos ocurría, lo que podía llegar a ser. No había información. Ni libros ni nada traducido al español que uno diga “sigo esto” por algo. Nos llega la música por Bob Marley y la letra, salvo que entendieses inglés, que no era nuestro caso. Llegaba más lo musical.

– ¿Cuánto duró el proceso de grabación?

– Fue largo porque fue mezclado dos veces. Ni Gamexane ni Felix se habían quedado conformes con las primeras mezclas por lo que hubo que hacerlo de nuevo. Se cambió de estudio como tres veces. Llevó bastante tiempo, pero sirvió por el resultado. Fue un boom, que marcó un antes y un después y toda una época, tanto para la banda como para el rock latinoamericano.

-Cuando terminaron de grabar el disco, ¿tenían la impresión de que iba a ser EL disco?

– Me parece que, Gamexane ya tenían esa impresión. Fidel y yo nos habíamos ido a Francia justo para su terminación. El disco lo terminaron Gamexane y Felix. Ellos si tenían en mente lo que querían. Después de todas las mezclas que se hicieron y el cambio de estudios, al final, lograron lo que querían.

– ¿Fue un problema de estudios o de tomas?

– Gamexane era un tipo que sabía mucho de música. Hasta que no le encontraba el punto, no paraba. No le cerraba el disco y cambiaron de estudio, de mezclador, de ingeniero.

-La idea de los bonus track…

– Era por el material que había quedado dando vueltas. Ahí vinieron los temas de relleno pero que son muy interesantes. Eran experimentales y se decidió no desecharlas, sino incluirlas. Fue un momento captado en el estudio. Es un momento que se grabó. No es que tenes una formula para esto sino que es un momento y está bueno tenerlo.

– ¿Grabaron por partes o en vivo?

– Grabamos primero la batería y después los bajos, de manera tradicional, aunque hubo temas, como los bonus tracks, que fueron grabados en vivo. Se nota la frescura al respecto.

-¿Cómo influyó Guillermo Piccolini en la producción?

– Piccolini fue muy importante. Estuvo en toda la primera etapa y coincidía con Gamexane en los criterios en los que iba el disco. La iban llevando bien y después se hizo Piccolini a un lado porque no llegaron a ponerse de acuerdo. No entre ellos sino con Potenzoni, pero esa es otra historia. Se grababan los temas tocando todos juntos pero solo se tomaba a la batería y el bajo. Después se hacían retoque y las voces venían de referencia.

-Te preguntaba por Piccolini porque siempre está el que sería el representante de la banda y el productor, y ellos diseñan casi todo…

– Ellos se metían mucho en la producción del disco. Se nota el trabajo que estuvieron haciendo. En la exactitud que estuvieron buscando.

-¿Piccolini funcionaba más como un músico de la banda, en lo que se refiere a tomas de decisiones?

– No, solo lo que él podía aportar profesionalmente, tocando y con ideas, pero no decidía. Igual aportaba mucho. Perteneció a la banda durante un tiempo, tocando teclados e inclusive llegó a tocar en vivo. Después el disco explotó y vinieron las giras. Fuimos a Europa y todo.

-Más allá de los bonus track, ¿quedó algún tema afuera?

– No. En su mayoría fueron todos al disco.

-El nombre del disco, sale de la canción…

– Si, exacto y también por la reivindicación. En esa época no se acostumbraba mucho a hablar de nuestros aborígenes y de nuestras raíces. Eso lo teníamos un poco olvidado.

-Y el orden de los temas, ¿quien lo eligió?

– No me acuerdo mucho….

-Igual abre muy arriba con “Mate” y después ya viene con “Dale aborigen”.

– Si, con el bajo de Felix adelante….

– Me parece que Felix es un músico al que no se lo ha destacado lo suficiente.

– Es un bajista que fue poco reconocido y es muy creativo. Estuvo desde el principio y nunca se fue. Incluso más que Gamexane que se fue a los Siete Delfines. Siempre tuvo un perfil muy bajo. Es muy talentoso, muy capaz y lamentablemente, muy olvidado. La verdad, tendría que volver a tocar, aunque, seguro que, en la casa, deberá estar demeando algo. Estuvo con El Otro Yo, en Tecnopolis, en un homenaje a Gamexane….

-“Crisis mundial”, el último disco de ustedes estuvo muy bueno. Los vimos en las Fiestas Clandestinas.

– ¿Ah, sí? ¡Qué bueno! Tocamos mucho allí.

-Yo soy un poco más grande y verlos de nuevo, estuvo genial….

– Si, además, estaba sonando todo muy bien. La guitarra de Gamexane estaba a pleno.

-Al día de hoy, cuando escuchas de nuevo “Dale aborigen”, ¿te dan ganas de regrabarlo?

– No, para nada. Lo disfruto mucho. Me acuerdo de esa época y veo como pasó el tiempo asi como fue revalorado lo que hicimos. Lo groso que fue ese disco. Mantiene la frescura de siempre. Nos abrió las puertas al mundo. Con él fuimos a girar por todos lados. Llegamos hasta Japón porque “Dale aborigen” se editó allá. Lo editó un sello norteamericano “Grita”, que era un subsello de otro, que era de un ex Bad Religion. No me acuerdo como se llama este sello igual. Vinieron y nos pidieron que le licenciáramos “Dale Aborigen” para editarlo en Europa y Japón.

-Hay videos de fans japoneses saltando con “Adelita”…

– Si. Estaban como locos, muy enganchados, bailando con el rock latinoamericano en español. Estuvimos una vez sola, en el 99. Después fuimos también por Canadá, Europa, Estados Unidos y todo Latioamérica. Al final, lo que eran jodas de los ensayos, terminaron siendo temas. De repente, salía algo que no tenía nada que ver con el tema y quedaba. Así surgió todo. También había parte de otras canciones, como Guantanamera.

– ¿Cuál fue el tema que más les costó grabar?

– (Piensa). Hubo un par. No sé si fue tanto en “Dale Aborigen” como si pasó con “Crisis Mundial”. Ahí nos costó. Igual, eso seguro lo recuerda más Félix. Es la pieza fundamental que estuvo siempre con Gamexane. Ellos eran colegas de toda la vida, amigos de la infancia. Hasta cuando se peleaban, estaban juntos. Se conocían del barrio. Felix era de San Isidro y Game, de Beccar. Era un dúo inseparable.

-También hay influencias del hardcore. ¿Eso de quién viene?

– De Gamexane. Igual a nosotros también nos gustaban Discharge, GBH, Conflict, Crass. Antes de ser rastas, escuchábamos este hardcore. El que respiraba punk-rock, era Gamexane. En cambio, a Felix le gustaba más lo latino, como la salsa, Ruben Blades y demás.

-Si “Dale aborigen” se editaba en Inglaterra o Estados Unidos, ¿la explosión hubiese sido más grande?

– Si, seguro. Los europeos son de tomar raíces tercermundistas. Hubiera sido otra cosa. Además, con todas las posibilidades que tienen los ingleses y los gringos para girar o que los apoyen en estos emprendimientos.

-¿Te acordás como recibió el fan el disco? Fue un quiebre importante….

– Fue recibido por unanimidad ya que tiene temas para todos los gustos. Hasta el más hardcoreros estaban con el disco. Quizás, a los más puritanos no les gustó de entrada, pero después se sumaron. No les cabió mucho el reggae, la guajira o “Guantanamera” al principio. Igual había canciones punk como “Lehenbiziko bala”, “Hijo nuestro”, “Torquemada”. Es más, “Mate” tiene muchos giros, pero al más puritano del punk le costó dirigirlo, aunque lo terminó aceptando.

-En ese disco participan Los Cadillacs…

– Los Decadentes, Willy Crook que metió una melódica. En mi caso, estaba tocando timbaletas y bongó. Después, para “Camino real” viene Mariana Baraj para tocar la percusión, tanto en vivo como en estudio. Después, ella se fue y volví a la percusión. Antes, “Subversiones” iba a ser un maxi, pero fue todo un disco, con un montón de versiones. Locuras que se nos ocurrían. La idea era sacar pocas canciones, pero algún integrante más cabeza dura que otro, insistió para sacar un disco. En realidad, iba a ser un disco de versiones con una de “Andate”, “Janie Jones” un cover de los Clash y los instrumentales de “Mate” y “Tu alma mia”. Terminó siendo un disco. ¡Las versiones sub! La tapa fue con un zapatista.

– “Dale aborigen” llegó a MTV con un contenido bastante revolucionario….

– Si, con las fotos del Che Guevara, Mandela, con temas políticos y sociales. Fue un contraste. Hubo lugares en Estados Unidos donde no nos dejaron tocar porque eran anticastristas y se sentían ofendidos por la foto del Che. Nosotros no estábamos a favor ni en contra. Éramos músicos y poníamos lo que nos parecía. En Miami, tocamos pero no podíamos poner la foto del Che en la televisión. Lo más gracioso es sí la ponía Rage Against the Machine ¡pero son gringos! Lo hacían de snob. Nosotros si sabíamos quién era en tanto es argentino. Hicimos un show para MTV con tres canciones. Llegamos a una popularidad tal, que nos tuvieron que dar bola. Igual la MTV de esa época no es la de ahora. Antes parecía un canal alternativo de comunicación latinoamericana, que se veía de Miami para abajo.

– ¿Crees que MTV propagó ese mensaje de reivindicar las raíces latinoamericanas de la música? Más que nada que después aparecieron bandas como Café Tacuba, Molotov, Control Machete.

– Nosotros nos animamos a hacer y que después otras bandas también se animaron. Uno tenía que animarse a hacer algunas cosas.

-Hoy en día, ¿los Muertos son una banda de culto?

– Si. El público nos puso en ese lugar.

– ¿Más reconocido afuera que acá?

– Si. Eso si. En Latinoamérica, incluso en Europa, como en España, la gente se acuerda de nosotros y del disco. Los españoles no tenían una banda como nosotros. No parecíamos argentinos. No teníamos características propias de una banda argentina en cuanto a las letras y el sonido. Éramos más latinoamericanistas que argentinos, la bandera y todo eso.

-Cuando arrancaste vos, se acentuó más esto, de lo latino.

– Antes era otra cosa, con un solo cantante y un estilo bien definido como el punk. Se hacía hincapié en cuestiones más de la Dictadura. En el primer disco había algún coqueteo con la cuestión argentina como la parodia que hay en el tema “Tango traidor”. Después de “Dale Aborigen”, se abre mucho más. Incluso el Che es más latinoamericano que argentino. Su reivindicación acompañaba ese proceso de búsqueda de esa estética latinoamericana. Lo veíamos en Rage Against the Machine y decíamos “Si, son gringos. No saben quién es el Che o lo que es vivir en Argentina”. Una banda de Los Angeles….

-Da un poco de bronca eso, ¿no?

– Claro. Me gusta la banda, pero da bronca. La pregunta es ¿Qué sabes de los barrios, de Latinoamérica, de Argentina? Nunca viniste para acá y tenés una foto del Che. Alguna vez, ¿pateaste estas calles? Los barrios, las provincias…Lo mismo con respecto a México, que ellos lo tienen al lado. ¿Qué vecindad te pateaste?

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