Soledad Bustamante-Érica Gigena: “No te podes quedar en la tibieza si estas haciendo arte”

Vuelve “Aquellas mujeres de fuego”, reconocido espectáculo de música y baile flamenco que recrea el rol de las mujeres durante la Guerra Civil española a través de un intenso diálogo musical y teatral entre lo político y lo artístico. Soledad Bustamante y Érica Gigena abrieron su estudio para prestarse a un diálogo enriquecedor. La dupla creativa reflexiona sobre la concepción del espectáculo, la repercusión con el público y su vínculo con la coyuntura actual. 

Fotos: Cecilia Inés Villarreal

-Primero que nada, felicitaciones por el retorno a esta mujer de fuego. Muchas gracias. Eh, ¿cómo es esta vuelta?

Soledad Bustamante: Esta vuelta es intensa. Nosotras estrenamos en septiembre del 2023 y repetimos dos funciones en noviembre. El año pasado solamente hicimos una función en septiembre. Fue poco porque es bastante complicado conseguir lugares aptos para el flamenco, que tengan todas las condiciones. Primero que sea grande (somos 12), que el piso suene bien, tenga buen sonido y buenas luces para este espectáculo en particular. Estuvimos detrás de Hasta Trilce de hace mucho tiempo porque nos encanta. Se suele hacer flamenco ahí y bueno, logramos programar una temporada que es por los domingos de marzo. Sinceramente, estamos muy felices ¡y muy atareadas!

– Están a full con los ensayos.

Érica Gigena: ¡Sí! Más que nada porque tenemos integrantes nuevas ya que dos se fueron a España a estudiar en estos meses. Asi que tenemos integrantes nuevas, tres bailaoras muy reconocidas.  

– Este retorno del espectáculo, ¿mantiene la estructura de la presentación anterior?

SB:  Sí. La obra es la misma.

EG: La historia y el hilo conductor se mantiene al igual que las escenas. Igualmente, el público va a ver algo renovado porque al cambiar las integrantes, hay una interpretación personal de cada una, ya desde la identificación con el vestuario. Esto es flamenco y uno ya está muy acostumbrado a eso. Por ejemplo, si me siento bien vestida de negro y hay una identificación con eso, esto no es ajeno acá. También se está acostumbrado a recibir al integrante, al intérprete, a la bailadora, con sus intenciones y su impronta.

SB: En el flamenco es muy característico que cada uno tenga su personalidad más allá de hacer la misma coreografía. Nunca vas a ver nada igual. Además, el público influye mucho. De más está decir que se conmueve mucho con la obra y participa también.

– ¿Cómo surge «Aquellas mujeres de fuego» en sí?  

SB: La idea de las mujeres en la Guerra Civil Española nos llama la atención de hace muchísimos años. Nosotras nos conocemos de mucho tiempo por lo que tomamos diversas ideas y las vamos desarrollando. En este caso nos interesó el tema y nos pusimos a investigar sobre la historia de estas milicianas y de la España republicana. Particularmente, de las mujeres. Es así que decidimos nutrirnos de un montón de fuentes históricas y documentales de todo tipo.

Nos encontramos con que la lucha de las mujeres en el frente de batalla era muy importante en la historia española. La mujer en la Segunda República española estaba entrando al mundo moderno, a ser parte del trabajo, ganar algunos derechos, votar y estudiar. Todo esto se ve interrumpido por el golpe de estado. En base a eso, empezamos a desarrollar toda la obra.

EG: Nuestro interés estuvo siempre en las mujeres que han participado en momentos históricos importantes, más allá de lo que haya sucedido en España. Tenemos una obra de video danza que se llama “De pie” y el personaje protagonista es Eva Perón. No importa si es español o no.

– Además, ponen en tela de juicio la denominación “Guerra Civil Española”…

EG: Exacto. El segundo cuadro, que interrumpe el festejo de estas mujeres que habían ganado los derechos, se llama “Un demonio” y es en respuesta a la “Teoría de los Dos Demonios”. Justamente todo el espectáculo es una pregunta a si fue una “guerra civil” o un genocidio.

– Hoy en día, hay varios espectáculos que giran en torno a la Guerra Civil Española. Imagino que el contexto, con este retorno de la ultraderecha, es una de las causas…

EG: Si. Además, en España están un poco más retrasados con el ir recuperando la memoria.

SB: Es más incipiente el tema de la búsqueda de los desaparecidos, que son un montón ya que la dictadura fue mucho más larga que la nuestra. Normalmente lo hacen asociaciones civiles que buscan restos en las fosas comunes. No hay políticas al respecto. A nivel artístico, creo que no hay mucho por allá, en tanto espectáculo. Estuve investigando y la verdad es que se cuenta con los dedos de una mano. Es todo “hasta ahí”. Todavía es polémico el tema y no está digerido.

EG: Es más tabú y pareciera que todavía continúa. De hecho, hay balcones con banderas españolas y con banderas republicanas. Está la diferencia, la división. Hay familias republicanas y familias españolas, más por el lado monárquico. El año pasado, nuestra obra fue declarada de Interés Cultural por la Legislatura porteña y tuvimos como invitados, parte de un equipo de derechos humanos de familiares víctimas del franquismo, que están investigando todo desde Argentina. Acá tenemos mucha más experiencia en el tema. Además, tienen más repercusión que en España.

SB: De hecho, no sé ahora, pero hasta hace un tiempo, la causa por la búsqueda del cuerpo de Federico García Lorca, estaba abierta acá. Creo que la tenía Servini de Cubría.

– ¿Cómo fue que le den este reconocimiento por parte de la Legislatura? (N de R: “Aquellas mujeres de fuego” fue declarado de “interés cultural”)

SB: ¡Muy emocionante! Además, cuando te entregan el reconocimiento, presentas tu espectáculo. Estuvimos en el salón San Martín e hicimos la obra con todo el significado que tiene hacerla dentro de la Legislatura. Estuvo bárbaro. El diputado que presentó el proyecto había sido Matías Barroetaveña que tuvo unas palabras espectaculares. La verdad, fue muy importante para nosotras.

-Tengo que preguntar por las expectativas con el público. Si bien se estrenó en el 2023, estábamos en 2025 y en estos dos años, «pasaron cosas»… Vamos a decirlo de esta manera.

SB: Cuando hicimos las segundas funciones de ese año, estaban cerca las elecciones y no sabíamos quién ganaba. Hay una letra de las canciones que cantamos que dice “ganó la derecha, la izquierda es un nudo”.

EG: Nosotras escribimos la letra de un tanguillo en donde la característica de esas letras es contar algo. “Viene la Murga de Cádiz”, etc. Cuentan algo muy cotidiano y, en general, tienen momentos de protesta hacia lo político y todo. Entonces, escribimos la letra con esta intención. En 2024 lo hicimos en la Legislatura y en el Cubo, de la calle de Zelaya.

SB: Aparte también se hace actual con el tema de la mujer. Más que nada, porque hay un intento de retroceso a nivel global, bastante importante.

-Imagino que «Aquellas mujeres de fuego« es un “antes y después” en sus respectivas carreras, en tanto es muy fuerte lo que están haciendo.

SB: Sí. También agregaría la obra de video danza que dijo Érica sobre Eva. Fue un desafío el poder plantear una postura a través de un espectáculo de flamenco. En el flamenco no siempre los espectáculos son nada más bailar y cantar. Algunos tienen un hilo conductor o giran alrededor de algún personaje, etcétera, pero no sé si hay muchos así con esta particularidad. En Argentina, son los primeros.

EG: Estas dos obras nos agarran con experiencia, aunque cada una de nosotras tiene su recorrido que incluyen puestas con otras características. Todo esto hizo que pudiéramos agarrar este nuevo proyecto con fuerza. No titubeáramos al respecto. Mostramos una Eva enterrada de pie que sale a luchar. Ahora, estas mujeres se juntan para luchar y volver a ganar sus derechos. Hay todo un mensaje y una toma de decisión. No te podes quedar en la tibieza si estas haciendo arte. Sabemos qué vamos a mostrar. Por eso, tenemos que juntar un equipo que lo pueda representar. Somos unos 12 más los que están atrás: la iluminación y todo lo que va acompañando. Sabemos todos que vamos a salir de alguna manera al frente de batalla con el público. Hay veces que uno se pregunta “Uy, en el momento que vamos a cantar esto ¿qué pasará?”.

– ¿Y qué pasó?

EG: Hasta ahora, hubo mucha gente emocionada. Se paran y cantan porque rescatamos letras que se han cantado en esos momentos y en esa década tan así caótica y fea.

SB: Hay canciones que son famosas y otras que se cantaban en el frente, con las milicias.

EG: Esto solo lo saben, ya que no están tan difundidas, los que adhieren o tienen familiares o alguna relación con exiliados republicanos. Nos pasa que se nos acerca gente y nos dicen “Vos sabes…cuando era chica, iba a la casa de mi abuelo y estaba en un marquito la bandera republicana. No sabía muy bien qué era “.

SB: “La vi a mi abuela cantando… o bailando”.

– Me imagino que las agarran cuando termina la función para tener ese intercambio, con estas anécdotas que estás contando.

EG: Uno de los temas finales es como un bis y si el teatro tiene las posibilidades, salimos y seguimos cantando.

– ¡Es una ceremonia!

EG: Sí, sí. Nos mandan mensajes muy lindos los espectadores…

SB: También tiene dialoga con muchas cosas. Ese momento de salir hacia afuera con el público es como un guiño a la murga rioplatense.

EG: Tuvimos la felicidad de contar con un equipo que lo fuimos convocando diciéndole de qué se trataba todo, pero sin saber si ellos adherían o no, sino desde un costado artístico. Después nos fuimos enterando de cada uno que decían “¿vos sabes que mi abuela era republicana?” Así, todos. El cantaor es profesor de historia y nos empezó a contar anécdotas de su familia que eran todos granadínos. Vinieron exiliados al país. Trabajé un montón de años con él y nunca lo supe. Después, nos ayudó un montonazo en poder entender varias cuestiones y en algunas situaciones.

– Recién dijeron algo que, me parece, va a ser el título de la nota: “No se puede tener un arte con tibieza”. ¿Cómo ven la crítica y el escarnio a los artistas que se manifiestan, tanto por parte de medios, políticos y hasta algún miembro del colectivo denominado “público”?

SB: Tratan de amedrentar, ¿no? Te da un poquito de, no de miedo, pero notás que quieren repetir una historia. Me parece que, en la sociedad –y espero tener razón-, no hay un apoyo como para que eso suceda realmente. Veo que es más “para la tribuna” aunque hay artistas que lo sufren verdaderamente. Hay gente que está prohibida directamente. De hecho, salió publicado en algunos medios que Milo J, Lali y María Becerra no pueden presentarse en espacios dependientes de Nación.  

EG: Siempre recuerdo lo que decía Picasso de que “el arte es un arma de guerra” y que “los artistas son comunicadores sociales”. Lo que más molesta es que el artista es más libre para poder comunicar a la sociedad y va a trascender el tiempo. Podemos ver un cuadro de Picasso y va a reflejar luchas por 2000 años. Estamos viendo la historia ahora y acá. Por lo general, a los primeros que se va a buscar son los artistas, porque si bien no tienen un micrófono, cuentan con el poder de la libertad para poder expresar. Chantarte una obra entera, mover una masa y que encima trascienda. Entonces son más peligrosos.

SB: Aparte, el arte tiene esta particularidad de expresar ideas sin decir palabras. Pasa a través de otro sentido el mensaje. Eso también es muy fuerte, por tocarle la fibra al público. Capaz que lo podes mover de su lugar.

-Ustedes también son docentes de danza. ¿Qué buscan los alumnos?

SB: En general tenemos mujeres adultas. Creo que, además de buscar aprender flamenco porque les llama la atención por algo, porque la madre bailaba, le suena de chiquita o les toca alguna fibra, buscan un espacio de alegría y de estar en grupo. Nosotras proponemos, desde esta escuela, un espacio amoroso, de compartir, de dedicar ese momento -que puede ser una hora por semana o dos- a cada una, a ellas mismas y llevarse endorfinas. (risas)

EG: También es encontrarse con otros. No es lo mismo que ir a hacer yoga. Fíjense que las salas de baile flamenco suelen ser chicas. Son como clases medianamente personalizadas de alguna manera. Ya con 10 personas es mucho. Se dan cursos de 50 pero en el trabajo de lo cotidiano, se dan en grupos más bien reducidos.

SB: A la gente, por lo general le gusta encontrarse con ese otro que tenga el mismo interés de aprender el código, el idioma del flamenco. Tiene algo muy particular que es que se trabaja con músicos en vivo, con el guitarrista, con el que canta. Se estudia ese diálogo y hay algo de flash en las personas que llegan a estudiar flamenco. No salta la música sino el estudio de las palmas, la percepción, el diálogo, el canturrear las letras. Es encontrarse con una cultura diferente.

EG: Dentro de estas paredes podés entrar culturalmente a otro ámbito. Cantamos, analizamos las letras y ahí decimos “Uh. Mirá que actual que es esto”. El flamenco es un arte increíblemente grande y trata todos los temas en sus letras, en sus distintos palos. Sus distintos ritmos pueden ser más alegres, más jondos.

– Me da la impresión que el flamenco mantiene su impronta social y que, a diferencia de otros géneros, no fue pasteurizado ni se convirtió en esa especie de elite como le pasó al jazz , por ejemplo. El flamenco tiene otra cosa. Sigue manteniendo su impronta histórica, social, pero no se fue a esa élite, sino que sigue manteniéndose…

EG: Hay ámbitos para esas…elites. Igualmente, al flamenco se lo compara mucho con el jazz y con el tango.

SB: Mira. por ahí hay más elite en los que hacen el flamenco más puro y los que hacen cosas modernas.

EG: El flamenco tiene sus dos partes. Hay una parte como muy desarrollada, muy moderna. Todo, a partir de Paco de Lucía. Ahí se lo empieza a comparar con el jazz y el tango. Es más, se dice que Paco de Lucía es el Piazzolla del flamenco. De hecho, los dos son declarados «Patrimonio de la humanidad». ¿Eso qué quiere decir? Más allá de que nacen en un territorio, son como manifestaciones más bien personales. Volviendo un poquito a lo anterior, las personas, o sea, los alumnos que llegan, se sorprenden con eso y se enganchan mucho en el estudio.

SB: En el jazz, también hay algo de eso. Hay como un código, no sé. He visto como dialogan: “terminó mi parte”, “empieza la del otro”. Muchos músicos de jazz saben tango y flamenco. Los guitarristas saben uno de los tres y en su explicación dicen que se maneja el mismo código.

EG: Lo que sí tiene el flamenco es la comunidad gitana. Eso hace que las raíces queden con mucha fuerza, agarrados. El gitano es nómade. Va por todos lados pero muestra todo a su modo.  No va a ser hay una cuestión de desperdiciarlo por todos lados, pero mostrarlo a su modo. Es lo que más se ve, pero no significa que sea lo único. La parte gitana es una parte de todo lo que es el flamenco, porque hay reminiscencias americanas, africanas, Hay mucho de todo, establecido en un territorio que es el sur de España. Pero digamos que el gitano es el que lo hace más visible.

– Ahí está la riqueza. Una vez, hace un tiempo, charlaba con Rodolfo Mederos y salió el tema de Miles Davis, Astor Piazzolla y los Beatles que, cada uno fueron “esa luz incandescente que iluminó tanto que quemó todo alrededor” y no dejó tanto para para seguir adelante.» ¿Coinciden con eso? ¿Entraría Paco De Lucía en esta clasificación?

SB: En el flamenco no sería así. O sea, Paco de Lucía tomó un renombre a nivel internacional que es impresionante que, tal vez otros, no fueron tan famosos. Pero hay muchísimos guitarristas, cada uno con su estilo, de su talla.

EG: En el flamenco sucede como en el tango, que hay un tipo de música que sería “pa’lante”, el guitarrista pa’lante, el cantaor pa’lante y el cantaor para atrás. Traducido al tango la música que es para bailar. La música que, en un show, el bailarín no puede seguir. O sea, las métricas no cuadran como para que yo pueda improvisar y casi no se puede bailar. Eso pasa con Piazzolla…a menos que sea danza contemporánea (risas)

– A Astor le “encantaba” que su música fuese para bailar…

EG: Bueno, en el flamenco hay un montón de guitarristas que no quieren tocar para bailar porque….nada. Es como otro código. Paco de Lucía puso visibilidad a esa parte del flamenco que no sigue el baile. Está tocando “adelante” y lo ha hecho con virtuosismo. No se ha ido de sus raíces porque (dicen que) no sabía música, que nunca estudió. Su padre, creo que era cantaor…No le enseñó nada.

– ¡Vaya que aprendió!

EG: Sí. Al principio de esta obra, las músicas eran todas mujeres. Compuso una de las partes de la primera parte de esta obra, Fernanda de Córdoba, una guitarrista argentina excelente y muy importante, que ahora se fue a vivir a Portugal. Ella tampoco estudió música. O sea, le enseñó su padre, Enrique de Córdoba, lo primero y bueno, también es autodidacta.

– Les hago las últimas ya. Si les traigo un papel acá y les dice “profesión”. ¿Qué pondrían?

SB: Bailaora (risas)

EG: Lo completé tantas veces… Pongo “artista” –además figura en el monotributo-, “bailarina”

– Si no se dedicaban a ser bailaora, ¿qué hubiera sido de sus vidas?

SB: En mi caso particular, me vine a Buenos Aires a estudiar comunicación. Había hecho algo de danzas españolas de chica y bueno, me metí a estudiar flamenco y ya. En los últimos años de la carrera, me incliné por el flamenco, pero supongo que hubiera seguido por ahí. Esto no quiere decir que no use un montón de herramientas en estas obras.

– ¿Hubieras ido para el lado del periodismo, como comunicadora o investigadora?

SB: Sí. Cuando entré, me gustaba el periodismo escrito que ahora cambió un montón. Tuve una revista de flamenco virtual 15 años y después Facebook nos mató. (risas)

– ¿Quedó algo de esa revista en algún lado?

SB: No, ya no está.

– ¡Qué pena! ¿Y vos, Erica?

EG: Bailo flamenco porque desde chiquita me han llevado a danza. Entonces bailo. Es mi herramienta creativa pero siempre me gustó el flamenco. O sea, si me hubiesen llevado a canto, cantaría flamenco, si me hubieran llevado a música, tocaría flamenco. Si fuera algo que no sea flamenco, te diría cine, que es lo primero que agarré cuando terminé el secundario y lo que me sigue apasionando, me encanta.

– Ahora sí la última. Si por esta puerta entrasen las respectivas Soledad y Érica de 18 años, ¿qué les dirían a esas pequeñas ingresando por aquí?

EG: ¡Me hiciste lagrimear! (risas)

SB: ¡Me haces llorar…! A ver…le diría “¡Seguí! ¡Dale duro!”

– ¿Algún consejo le darían a esas jóvenes? ¿Una recomendación?

EG: Le diría que va a tener sus frutos. De hecho, dejé la carrera de cine justamente por decir “Esto es lo que me apasiona y voy a ir por ahí” que es el flamenco. Dudé un montón de veces por lo que le diría “¡Confía!”. Algún días, esas ideas artísticas las vas a ver plasmadas. El flamenco me pareció siempre una herramienta de creación y me interesaba mucho la creación. ¡Y me he fallado! Me ha ido remal con todo y me he equivocado un montonazo. Me diría “no importa porque todo es experiencia”

SB: Me acuerdo de hacer mi primer espectáculo sola, que dirigía yo. Tardé años en animarme. “Te tenés que animar” le diría, después de varias horas y muchísimos años.

“Aquellas mujeres de fuego”. Domingos 2, 9, 16 y 23 de marzo. Hasta Trilce, Maza 177. A las 20 h.

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