Recitales: Sofía Viola en Café Vinilo.

Hay recitales que son toda una experiencia tanto por lo que genera el artista como el público presente. Esa comunión única en el marco de un recital. Eso es lo que ocurre cuando Sofía Viola sube a un escenario. El show del pasado jueves 16 de en no iba a ser la excepción. Más aún cuando la propia Sofía había manifestado sus ansias, tras unos días de vacaciones en Córdoba (n9.cl/0qm88).

El reloj marcaba las 21.30 hs, Café Vinilo ya estaba completo y esperaba su presencia. Los comensales habían comido por lo que estaba todo dispuesto para el comienzo del show. Ataviada con un vestido verde y amplia sonrisa, tomó el escenario para una actuación que fue una montaña rusa de emociones. Abrió el show con “Ser tu perro”, temazo que esboza el comienzo de una ceremonia musical en total comunión entre la artista y los presentes. Sofía Viola bucea por diversos estilos a los que dota de una impronta rockera pero sin quitarle ni un ápice de su esencia. A partir del sentir de su voz, acompañada tanto por su guitarra como por su ronroco, lleva a la audiencia en un “tour de forcé” de sentimientos varios.
La emoción que cala hondo en las almas a través del linkeo con la coyuntura que provoca el estreno “Pim pum, pam! No los dejemos pasar” (compuesto “en la época de la señora Patito, del ministerio de Inseguridad” a decir de Sofía), que pone una melodía infantil a disposición de una letra ponzoñosa respecto al accionar policial (“sin pensar/nos vendrán a fusilar/nos matarán/son soldados/nos vienen asesinar/pin pum pam”). O “Minerito”, de la cual termina aludiendo a la temática del agua, para tirar con contundencia que “la comodidad es un enemigo muy importante”. Será aquí cuando el aplauso es mezcla de catarsis, bronca y emoción contenida en pos de una lucha larga en defensa de los recursos naturales. 
En el marco de esa vibra tan particular que atraviesa un concierto, es posible darse el lujo de cerrar los ojos para dejarse llevar de paseo gracias a dos cuecas como “Ojos morenos” o “La playa”. Una sonrisa aparece entre los labios en el preciso instante en que se abre la decodificación de las letras, uno de sus tantos puntos fuertes de su identidad artística.
La presencia de Barbara Aguirre en percusión le brindó un plus a las canciones de Sofía. Un buen ejemplo fue “Cariñito”, un hermoso vals peruano.

El amplio abanico que tiene como repertorio no se acaba ni se achica. Podrá sonar -a decir de Sofía- una “especie de rumba robada a Natalia Lafourcade y también a los Gipsy Kings” como “un reaggeton árabe”.
Tras una milonga “dedicada al camionero Marcos” a quien conoció justamente haciendo dedo y viajando, se abre al diálogo franco con el público que le pedirá distintas canciones. Cambiará la guitarra y el ronroco según el tema . De esta manera, suenan “Respirar el alba”, “Ahorita”, “Laberinto”, “La de la luna”, “Con Gaspar al mar”, “Resaca” y “Galáctica y real”. El público ríe, canta y es parte activa del encuentro. Se hace eco de una propuesta novedosa y rica, que apunta más allá del simple divertimento, con historias profundas no exentas de humor e ironía.
A punto de terminar el show, Sofía cuenta que para el 23, “va a haber más invitados”. Ahí es cuando vuelve a caer la ficha de haber presenciado un recital sin igual, que será diferente al siguiente. Esta reflexión, que parece robada a un tal Perogrullo no es tal en tanto hay una buena (enorme) cantidad de artistas que repiten el mismo show/canciones/saludos en toda una gira, amparándose en el tan mentado (y sobrevalorado) “profesionalismo”. Los que vayan el 24 verán otro concierto y así sucesivamente. Ese es el punto. El riesgo y la búsqueda en recitales donde artista y público presente realizan de manera conjunta, un acontecimiento único e irrepetible. Tan amplio es su repertorio que canciones como “Caca en la cabeza”, “No me des merca”, “Amor platónico”, “Mestrutango” o “Dime Simon” no fueron de la partida en esta ocasión.
El bis llega con “Alma gitana” y “Mushasho” para terminar a pura pachanga y una sonrisa plena atravesando los rostros.

Dulce pitonisa de la canción, dueña de una voz cautivante y frescura sin límite, Sofía Viola hace de cada presentación una ceremonia donde impera la música. Con espíritu inquieto y estilos diversos que enriquecen su pluma sarcástica y corrosiva, es menester para todo amante de experiencias musicales ir a verla. El corazón y el espíritu, absolutamente agradecidos.

-Sofía Viola en Café Vinilo. Jueves 23 de febrero. Gorriti 3780. A las 20.30 hs
-Sofia Viola con Ezequiel Borra. Sábado 26 de enero. La Tasca. Capilla Vieja. Rearte. Córdoba. A las 22 hs.
-Sofía Viola & Los Celestinos. Sábado 22 de febrero. Morán. Pedro Morán 2147. A las 21 hs.

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