#VuelveElTeatro. Otra vez sopa con un anuncio lleno de omisiones y ninguneos varios

Volvió el slogan #VolvioElTeatro, ahora recargado ya que reaparece con un número mayor de contagios y fallecidos en medio de lo que parece ser una puja política entre CABA y Nación sobre quien brinda el mayor aforo, como si esto fuera “la” solución. Pero….no es así. Por eso, dos visiones sobre este retorno tanto desde el punto de vista del teatro como del manejo de la información.
 

Termina el día martes 15 de junio y se corre un rumor que el Gobierno Nacional estaría por subir el aforo del 30 al 50% de la capacidad de los teatros junto el Pasaporte Cultural que será implementado por cada jurisdicción para que no haya restricción horaria para la cultura. Todo esto quedó certificado en un DNU con fecha del 16 de junio de 2021. 


La sorpresa fue total para todos los involucrados del sector teatral. O no tanto ya que hubo algunos empresarios que algo sabían de esta posibilidad ya estaban anunciando una vuelta en julio. Igualmente, el DNU se adelantó quince días.
El empresario teatral Carlos Rottemberg afirmó que “el 50% puede ampliarse a medida que cada jurisdicción lo pueda hacer, sin necesidad de volver a Nación” al tiempo que destaca “el trabajo muy claro realizado por instituciones como la Asociación Argentina de Actores, el Sindicato Argentino de Músicos (SADEM), Argentores, SUTEP y AADET, que pudimos mostrar que nuestra actividad merecía ponerse de pie acompañando siempre lo sanitario como prioridad pero no descuidando el laburo de tanta gente”.

A todo esto, no dejamos de señalar que, nuevamente, el teatro independiente es ninguneado. Según hemos podido averiguar ARTEI (Asociación Argentina de Teatro Independiente) había solicitado una entrevista con el ministro de Cultura de Nación Tristan Bauer la cual no fue respondida. Por otra parte, ya habían tenido un encuentro con Enrique Avogadro, de CABA, que volvió a reiterar que iban a considerar los pedidos, manteniendo la política de “patear la pelota para adelante”, siempre con buenos modales pero sin solucionar nada.
 
Si bien es necesario recordar que no fue igual la reacción de Cultura Nación y Cultura CABA frente a la pandemia y la ayuda al teatro independiente (https://www.elcaleidoscopiodelucy.com.ar/2021/05/valentina-fernandez-de-rosa-artei.html), es necesario analizar de manera seria y pormenorizada la toma de una decisión que no garantiza nada respecto a solucionar los problemas del sector. ¿De qué sirve abrir el aforo cuando todavía no se sabe si el público volvería al teatro inmediatamente? Más aún en el marco de una coyuntura con un número alto de contagios. 

Sorprende la aparición de este DNU en el que el foco está puesto en el teatro comercial y no en el independiente. Ni hablar de la manera en que el Gobierno Nacional va detrás de la oposición en la confección de la agenda política. CABA abre el aforo al 30% y Nación lo sube al 50%. Pareciera que Cultura Nación no tiene una política cultural y sanitaria fuerte, que se haga cargo de lo que corresponde en contraposición del discurso de buenas formas y nulas medidas de Cultura CABA. Sería una verdadera lástima pensar que “el show debe continuar” aún en condiciones adversas a cambio de una publinota bien ubicada en los medios masivos de comunicación. No sea cuestión que Bauer vaya a ver “El acompañamiento” con Luis Brandoni y Avogadro, “Brujas” para certificar que solo un tipo de teatro importa en el “negocio de la cultura”
 
Compartimos a continuación la palabra del actor y director de teatro Martín Ortíz que analiza esta nueva vuelta y después, ponemos la lupa en como los medios han tocado –para nada analizado o debatido- este tema.  
 
La Parte Por El Todo
 
Por Martín Ortiz (Director, dramaturgo y actor)
 
Estamos de acuerdo en que el Teatro no contagia; lo que contagia es el virus. Bueno, tal como evolucionan las restricciones -o como se van relajando-, ese acuerdo no es tan generalizado.
En 2020, cuando los casos en el país no llegaban a 1000 por día y los muertos no se acercaban a 10 por jornada, los teatros se cerraron y la actividad cultural pasó a cero. En noviembre del mismo año, cuando había más de 11000 casos en el país y más de 800 en la Ciudad, se festejó el “regreso” a la actividad con el marketinero slogan “VOLVIÓ EL TEATRO”. En ese momento, escribí un artículo – “Teatro Independiente, ¿volver o no volver” – (https://www.elcaleidoscopiodelucy.com.ar/2020/11/teatro-independiente-volver-o-no-volver.html) en el que planteaba una serie de cuestiones acerca de la seguridad, la salud, la voluntad o no del público para ir al Teatro, la posibilidad de aplicación de los protocolos y la viabilidad económica de ese regreso.

Pocas salas volvieron a la actividad, ni hablar de la cantidad –mucho menor- de obras y artistas. Entre marzo y abril de este 2021 retornaron algunas actividades pedagógicas y funciones. Todo hasta el 10 de abril porque, a la semana siguiente, ya se implementaron mayores restricciones por la Segunda Ola del Covid-19. En ese momento, el promedio de casos diarios en CABA era de 5100, el de Nación de 23000 y algo más de 200 muertos por día. Hoy, con un promedio de 2600 casos diarios en CABA y 23000 en el país y un promedio de 567 muertos por día, la Ciudad de Buenos Aires festeja una apertura de la actividad teatral con aforo del 30% mientras que el Gobierno Nacional publica un DNU autorizando la actividad con un aforo del 50%.
 Veamos. Estamos, prácticamente, casi en el mismo lugar que en Abril, cuando cerró todo, pero se festeja reiniciar la actividad con aforos del 30 o 50%. No cambió nada. Algunos valores empeoraron notoriamente pero para el marketing y la política parece que sirve manipular la información y dar la imagen de que todo está mejor.
¿Qué pasó? ¿De qué manera pasamos de un contexto de extrema peligrosidad a uno de casi nula si los valores de contagios siguen en los mismos niveles que cuando se cerró todo?
En el ámbito cultural, nada está mejor. El de los artistas no es un colectivo prioritario a la hora de ser vacunado. A través de las distintas Agrupaciones que nuclean a actorxs, directorxs, ténic@s, docentes, etc. se viene luchando, hace meses, por la Declaración de la Emergencia Cultural, por un IFE Cultural, la Tarjeta Alimentaria Cultural y otros apoyos a quienes más necesitados están en este momento. Much@s artistas reciben periódicamente bolsones de alimentos distribuidos por los compañeros y compañeras de #ArtistasSolidarios en un recorrido por todo AMBA a pura pasión y amor, con el apoyo de gente que puede aportar comida o dinero para llenar esas bolsas. Esa es la situación desesperante de much@s trabajadores de cultura y, la primera respuesta ante las permanentes gestiones, es festejar el regreso del teatro con aforos limitados.


“Vuelve El Teatro” publica la Asociación Argentina de Actores en sus redes con unas manitos aplaudiendo y agrega #TeatroSeguro. Su cuestionada representatividad se incrementa cada vez más, con su permanente muestra de ignorancia sobre el Teatro. Hablaré de lo que conozco intuyendo que, de esa manera, hablo también de otras provincias, municipios y distritos. No sólo de actores y actrices, directores y salas sino de todos quienes integran el colectivo cultural y artístico. Más del 90% de la producción teatral de la Ciudad de Buenos Aires se produce en el ámbito independiente, pero la Asociación repite el slogan que el Gobierno de la Ciudad inventó en Noviembre y ahora también repite el Gobierno Nacional: “Vuelve El Teatro”.
 
¿Qué Teatro vuelve? ¿Qué Teatro festeja este retorno “triunfal” de la actividad teatral? ¿Qué salas teatrales son viables con el 30 o 50% de aforo? (https://www.elcaleidoscopiodelucy.com.ar/2021/01/voces-divergentes-en-la-cultura-frente.html)
Sin dudas, las que tienen algo que festejar son las salas del llamado “Circuito Comercial”, con una mucho mayor capacidad de espectadores y cuyo 30 o 50% de aforo acaso las favorezca. No me animo a afirmarlo. Está bien que lo festejen y lo agradezcan, pero es hora de dividir aguas y dejar en claro que no todo es lo mismo. No vuelve EL TEATRO, porque el Teatro no es todo igual en la Ciudad en sus formas producción y de convocatoria y de permanencia en cartelera. Vuelve el Teatro en el Circuito Comercial y, acaso, en el Oficial y eso es una buena noticia para un grupo de artistas que podrá comenzar a ganarse el mango con su trabajo. Que esta buena noticia junto con nuestra necesidad, entusiasmo y ganas vitales, no nos hagan caer en el error de tomar a una parte por el todo. Si hacemos eso caemos en la telaraña de la política de poca monta. Nos arrastran a un posicionamiento político y ético con el que los artistas no podemos coincidir porque es autorreferencial y egoísta.
 
Se afirma #Vuelve El Teatro. Lo dice el Ministerio de Cultura de la Ciudad y le responde el Ministerio de Cultura de la Nación con la misma frase y, en el medio de esos “tejes y manejes” de año electoral, de disputa política mediocre entre Ciudad y Nación, hay decenas de miles de artistas con necesidades básicas insatisfechas. Para elles, EL TEATRO NO VUELVE y, si vuelve, no le representará un ingreso ni siquiera simbólico. Esto a riesgo de agarrase el virus y contagiarlo a sus seres queridos, a sus compañeres de trabajo y, acaso, morir. Es de diálogo cotidiano nombrar a actores y actrices que mueren todos los días. Muchos de ellos por este virus de mierda que nos regala una muerte horrible.
Vuelve parte del Teatro y eso es una buena noticia pero que la buena nueva no tape la desesperante realidad que viven decenas de miles de artistas, salas, gestores, técnicos y docentes que tienen congelada su actividad desde hace más de un año.
No quiero hacer nombres pero hace poco más de dos semanas murió un actor joven y muy querido por todos los que trabajaron con él. No se contagió en el teatro pero estaba ensayando una obra y contagió a una compañera suya. Ella no contagió a nadie de su familia y la pasó más o menos bien pero él no. Su cuadro derivó en una neumonía bilateral. Necesitó oxígeno, luego respirador para después pasar a una UTI por más de una semana y, finalmente, morir a los 43 años por el virus que -dicen que- no actúa en el teatro, como si el culturoso covid se fuera a dormir cuando entra en una sala a ensayar o a una función. Este es un caso que ejemplifica como esa falacia se cae a pedazos de inmediato. Seguramente, muchos podrán contar casos similares. Quizás algunos no hayan terminado de la misma manera pero pasaron por la angustia y el temor de saberse contagiados por el Covid-19.

Dicen #VuelveElTeatro y generan la imagen de “ahora van a ganar guita de nuevo”, un dinero que – en el ámbito independiente- pocas veces se gana. Por eso, es necesario aclarar algunos tantos, que muches dicen conocer pero realmente ignoran en tanto repiten, muy sonrientes, el repetido slogan.
Para la enorme mayoría de las salas independientes de la Ciudad de Buenos Aires (sigo hablando de lo que conozco) trabajar al 30 o 50% de aforo no es, necesariamente, poder alcanzar ese máximo de público. El protocolo exige una distancia de 1,5 metros entre butacas por lo que, muchas veces, el porcentaje de aforo termina siendo menor. Pero supongamos que se logra cubrir el 30 %, en este caso, la mayoría de las salas tendrán un máximo de espectadores posibles de entre 15 y 30. No está demás decir que habrá que ver si el deseo desmedido de abrir se condice con el de los espectadores por concurrir.
En términos monetarios, del total recaudado debe retenerse porcentajes de derecho de autor (10%), de Sadaic (si corresponde en general es 1,5 %) y de AADI-CAPIF, y luego se reparte 70/30 entre el elenco y la sala. El valor de la entrada no suele superar los $500 o $600. El elenco se lleva ese porcentaje para repartir entre 5, 6 o 7 personas; la sala afronta además los gastos de técnico, boletería y servicios. El 30% de aforo para repartir una migaja entre cada uno que no llegará a cubrir los gastos y, mucho menos, generar una ganancia.
A esto que acabo de describir se le llama #VuelveElTeatro. Esto es lo que se festeja equiparando el teatro independiente con el Comercial o el Oficial. ¿Esto vamos a festejar los artistas independientes?
 
Vamos a festejar el día que los responsables de la Cultura den las respuestas que se vienen reclamando hace meses.
Vamos a festejar el día en que los Trabajadores de la Cultura dejemos de ser tratados como los molestos que reclaman cosas.
Vamos a festejar el día que los funcionarios públicos dejen de lado ese viejo concepto de la Cultura del Espectáculo y sigan sacándose fotos sólo con los famosos que les dan visibilidad.
Vamos a festejar el día que dejen de confundir “popular” con “famoso”.
Vamos a festejar el día que dejen de usarnos para sus pequeñas peleítas sin sentido mientras muchos compañeros y compañeras de la cultura cubren, con bolsones de alimentos, esas zonas que el Estado ignora y elige ignorar.
Vamos a festejar cuando todos estemos vacunados asi podemos crear y presentar nuestro arte sin miedo ni riesgo para los artistas o los espectadores.
Vamos a festejar cuando el teatro vuelva de verdad.
 
Mientras tanto tendremos que pensar de qué manera más visible y “molesta”, luchamos.
 
Omitir y desinformar.
 
Es notorio como, al día de la fecha, la instalación de títulos por parte de los medios, sirven para confundir a la población. En el caso del teatro, tema que venimos tratando desde hace rato, es increíble el nivel de desconcierto de buena parte de los periodistas que no dudan en “meter todo en la misma bolsa”, con la complicidad de muchos de los actores (cuac!) implicados.


La vuelta del teatro anunciada con bombos y platillos es un gran ejemplo de esto. Más allá de reiterar por enésima vez que no es lo mismo el teatro oficial que la calle Corrientes y el independiente, es hartante ver a los/as contadores de noticias repitiendo como loros un slogan sin hacer una sola averiguación al respecto.
Hacerle una nota a Carlos Rottemberg y, a partir de su testimonio, decir que “Vuelve el Teatro” es una combinación de ignorancia y, en algunos casos, mala intención. Es un empresario. UNO. En todo caso, representa a una porción de un sector determinado del Teatro pero no TODO. Que el medio/periodista le endilgue eso a Rottemberg da cuenta de la pereza para investigar y la forma en que la noticia sale con la velocidad -¿y calidad?- de las «fast food».
 
El desconocimiento que hay respecto de la cultura independiente de la Ciudad, se aprecia en las entrevistas que se le han realizado al ministro de Cultura de CABA, Enrique Avogadro en diversos medios. Llamese TN, C5N, Crónica, A24 o el que sea. La tan mentada sección #Espectaculos se dedica únicamente a contar el sufrimiento del Covid que ha contraído Susana Gimenez y a la serie de Luis Miguel en Netflix, amén de chusmeríos varios. Le hacen una entrevista a Avogadro en la que le tiran «centros» más que hacer preguntas que el ministro, con su tono amablemente cool, de sonrisa de call center, se encarga de facturar para enseguida realizar el famoso upselling telefónico que incluye a la danza y al sector gastronómico. ¡Todo lo mismo y dale que va! . Al respecto, ¡una vergüenza la obsecuencia de los medios!

 
Es, desde este punto, que debo pensar si hay ignorancia o mala fe por parte de los medios y los colegas. ¿Por qué? Estar en una sección como Espectáculos y desconocer el prestigio del teatro independiente de CABA –que es al que nos estamos refiriendo en esta ocasión-, llama la atención aunque tampoco sorprende. Debe haber algún poderoso motivo por el cual se tiene la posibilidad de contar con el ministro Avogadro y no se le realicen preguntas como ¿Cuales son las medidas CONCRETAS para ayudar al sector? (y evitar el guitarreo al estilo Clapton con el que suele eludir cualquier precisión sobre un tema determinado), ¿Brindó subsidios Cultura CABA o el GCBA -no adelanto de partidas ya asignadas-? ¿Ayudó con los impuestos como ABL? ¿Se va a declarar la #EmergenciaCultural?
 

Esta situación que acabamos de mencionar, ¿tendrá que ver con la “autocensura” o con alguna pauta publicitaria? ¡Qué dilema! Hete aquí donde más de un colega se ofenderá en tanto estamos haciendo “periodismo de periodistas”. Ok, que se ofenda. 

El axioma “Omitir no es mentir” que era usado en los call centers para vender productos no aplica con la información. Ni hablar frente al desconocimiento de los temas que se tratan con la pasteurización de los mismos. Es increíble que se presente de la misma manera la edición de un libro de Mariana Enriquez, un recital de Metallica o una obra de teatro de Norma Aleandro. No es todo lo mismo ni necesita cobertura similar. Hay una buena cantidad de profesionales serios para realizar un trabajo acorde pero se opta por un manejo de la (des) información basada en el impacto mediático e inmediato, sin ningún tipo de profundización. ¿Acaso no hay un conductor de programa de rock que afirmó que no tenía ni idea cuantos discos habían sacado los Beatles? ¿O algún director de teatro que es recomendador de teatro -«todo es lindo, bello y buena onda»-, panelista y todologo ombliguista full time? En fín…
 
Tal como dijo Martín Ortíz, el teatro no volvió pero también dependerá de quien-quiere-creer-que esta vuelta es tal. La obsecuencia y la tibieza de algunos miembros de un sector como el de la cultura independiente muy afectado por la pandemia contribuye a esto, junto con aquellos que se «cortan solos» en sus decisiones. Tampoco dejamos de recordar por enésima vez la falta de ayuda por parte de las autoridades gubernamentales. Si bien no es lo mismo Cultura CABA  (y su política Poncio Pilatos a cualquier crítica) que Cultura Nación, la primera cuenta con un apoyo mediático más que apreciable.

Desde este humilde lugar, hacemos el llamado a los colegas periodistas para que desarrollen su oficio con conocimiento y coraje más que hacer «notas de color» sobre el tema y «sorprenderse» si los entrevistados dicen algo contrario a lo que ellos -o los medios para los que trabajan- piensan. Sean serios y hagan periodismo.

Para finalizar, más allá que uno lo considere, de manera absolutamente subjetiva como «el oficio más lindo del mundo», no puedo dejar de subrayar la situación que vive el sector. La precarización es absoluta. Colaboraciones que se pagan a precios irrisorios y pésimos salarios por parte de empresas que, justamente, no les falta dinero. La pasteurización del medio ha logrado que se deje de investigar y «molestar» para venderse al mejor postor en forma de multimedio de cínico complejo de conciencia limpia. Sin olvidar a los colegas de medios más pequeños e “indepedientes” que son más sumisos que aquellos y ¡sin su sueldo!
La mentira de la «objetividad» del periodista y la cobardía de no hacer «periodismo de periodistas» ha puesto a nuestro oficio contra las cuerdas de la banalización, bajo la atenta mirada de empresas periodisticas, con la complicidad de oyentes/lectores que lo único que piden son argumentos para reafirmar sus prejuicios/creencias.
 
“El periodismo tiene que ser libre o será una farsa. No hay término medio”, dijo Rodolfo Walsh. Desde este lugar, seguiremos diciendo y argumentando al respecto, faltando el respeto de quienes piden que seamos «educados» para ocultar la obsecuencia y la mentira.
 

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