Deborah Rosenberg. Ser rabina en el 2021

La presencia de la mujer en la religión en tanto su enseñanza y prédica siempre fue un tema para investigar. Más aún, en estas épocas de resignificaciones y deconstrucciones referidas a su rol, frente al machismo imperante. Poco antes de entrar al Yom Kippur del corriente año, ECDL charló con la rabina Deborah Rosenberg que brinda un manto de claridad respecto a la mujer dentro de “la cole”, la religión y su relación con la filosofía, el aborto, Shtisel y la identidad judía. 

Fotos: Cecilia Inés Villarreal

-Deborah, ¿por qué rabina?

-Tiene que ver con empezar a profundizar en el conocimiento y formalizar algo que venía desde hace tiempo. No es que en un momento me propuse “ser rabina”. Fueron decisiones que se fueron dando y era claro que mi objetivo era ese. Me formé como docente de Estudios Judaicos –siempre quise ser maestra- así como Filosofía en la UBA. Me recibí de profesora y por otra parte, fui parte de un templo oficiando o con mis primeros trabajos que era preparar chicos y chicas para el Bar y Bat Mitzvá. Terminé Filosofía y fui al Seminario Rabínico Latinoamericano (N de R: Fundado en 1962 por el rabino norteamericano Marshall T. Meyer, precursor de los defensores de los Derechos Humanos en Argentina, donde vivió entre 1959 y 1986) en el que había trabajado en Introducción al judaísmo. Ahí tuve que decidir entre una maestría en Filosofía o empezar la formación rabínica.

Cuando me reuní con los rabinos que estaban a cargo, fue un flash. Se abrió un mundo diferente de lo que venía enseñando que era más tradicional y pedagógico. Se sumó más lo ideológico, el pensamiento judío. Hay una perspectiva del movimiento que tenía presente que la tenía más tradicional pero también es más abierto a la diversidad.  No lo tenía tan presente. Sabía si que era un movimiento más igualitario pero hasta ahí, más relacionado con lo conservador que con lo tradicional.

-Que no es lo mismo.

-Exacto. Se traduce así pero no es lo mismo. La “tradición” suena a “voy a hacer lo mismo de mis abuelos” pero más relajado aunque no es tan así. Es revisar las leyes que tenemos para actualizarlas constantemente, haciendo un seguimiento académico desde las primeras fuentes hasta los últimos rabinos. Desde ahí, generar una ley diferente. En este contexto hubo mucho para pensar y adaptar. 

-Estudiaste filosofía y después giraste al lado rabínico. ¿Cómo conviven ambas cuando parecieran estar en polos opuestos?

-En algún caso no, en otro caso si. Siempre me interesó la religión y la filosofía. En realidad, nunca estuvo del todo corrido. De alguna manera, encontré mi manera de profundizar y presentar algo distinto analizando las fuentes, desde la filosofía. Por ejemplo, tomar la filosofía del lenguaje para analizar las bendiciones. Esa confluencia me parecía muy interesante y sentía que aportaba. Me interesa investigar la filosofía en la religión ya que está poco desarrollado en Argentina. Estudié en el Nacional Buenos Aires y en la UBA y sé que hay ciertos ámbitos que son reticentes a lo religioso por todo lo que también hicieron las instituciones religiosas en su tiempo. Hay mucha riqueza en los textos pero se ven académicamente y es otro lenguaje. Además veo muchos filósofos de Occidente con indicios de religión que es interesante analizar.

-¿Por ejemplo….?

-Heidegger. En una clase de Kabaláh, en Israel, vi que Bergson tenía influencias del jasidismo. Spinoza tiene influencia de la Kabalah….Es poder revisarlo desde la academia pero también desde la religión.

-Además es abrir nuevos campos de conocimiento…

-Si. Tengo textos en inglés sobre filosofía de la religión pero no quiero que sea una deuda de la religión sino algo más filosófico, del saber. El analizar una idea. Para mi, el “Dasein” de Heidegger tiene mucho. Es Genesis 1! Al menos yo lo veo así

En medio de la coyuntura argentina

-¿Cuales son las funciones de una rabina?

-Las mismas de un rabino pero es cierto que, rabina a cargo de una comunidad hay una sola en Argentina. En mi caso, lo estoy desde la parte educativa que siempre fue mi fuerte. Hay propuestas de sumarse a comunidades aunque no muchas como rabina. En principio, estoy en Lamroth Hakol desde hace once años. Me gusta el lado educativo aunque me ha tocado remplazar a los rabinos a cargo. Asi como dije, viendo a una rabina, “si ella lo hizo, ¿por qué yo no?”, espero lo mismo para las chicas más jóvenes. Que no sea una cuestión de género.

Igualmente, no es solo la comunidad sino la gente que te dice “me encanta lo que decís pero…”. Pasó el “para que entierre a mi ser querido, preferiría que,,,,”. Son detalles muy delicados en la vida de una familia y no me voy a meter en un debate de género. También me ha pasado que me piden por un tema de cercanía o afinidad. Ocurrió algo y “quiero que me acompañes”. Me ha sucedido y me sucede….pero siempre de parte de mujeres.

-O sea rabinas en Argentina hay…

-Soy mala para los números pero creo que siete u ocho. Algunas trabajan afuera. Yo soy la número 13 del Seminario Rabínico, del cual el 95% de las rabinas son argentinas. Esto se da porque la comunidad judía argentina es muy fuerte.

-¿Cuantos somos aproximadamente?

-Seremos 200 mil…También hubo muchos que continuaron dentro de la tradición y otros no….

-Es todo un tema. ¿Cómo ves que mucha gente de la cole se vaya hacia otros rumbos, como el budismo? Es por falta de contención?

– Me parece que nosotros -en mi caso, como líder religioso- debemos ver que pasó ahí. Primeramente, no creo que haya una fe mejor que la otra. La mía es mía y es parte de mi tradición. Desde mi lugar, voy a proponer lo mejor que se pueda para que la gente continúe adelante y no se pierda la tradición. Me daría pena que se pierda pero cada uno tiene un recorrido por hacer y es respetable. Lo que si creo es que lo que encontró en otro lugar es una falla que no vimos desde nuestro lugar y estoy segura que se podría haber resuelto. Creo que dogmatismo y apertura hay en todas las creencias.

-¿Te tocó vivir situaciones de machismo dentro del seminario…?

-Puede haber algunas cuestiones pero estoy cayendo en cuenta es que, si estamos nosotras adentro es porque hubo varones que hicieron leyes que permitieron que nosotras estemos para hacer las leyes. Es algo lógico. Obviamente tenes que seguir activando pero me parece muy interesante que haya una deconstrucción previa del hombre que dijo ¿por qué las mujeres no?. Es decir, ser rabina entre otras cosas. Yo estoy desde las posturas más abiertas, liberales e igualitarias y el Seminario Rabínico representa eso. Así como hay rabinos homosexuales, también hay quienes no aceptan la homosexualidad. Las situaciones que pude haber vivido son más externas a mi movimiento y más cotidianas.

-¿Cómo viviste dentro la comunidad a la “ola verde” del feminismo? ¿Te preguntaron al respecto?

-No me preguntaron particularmente. La verdad es que, dentro de mi comunidad, hay una postura más abierta que la del judaísmo en general. Si la mujer está en riesgo de vida, se la prioriza por encima de la del feto. Después hay debates sobre el comienzo de esa vida, si es al nacer y demás pero la prioridad es la vida de la mujer. Desde ahí hay posturas respecto a lo biológico y psicológico. Ni hablar del tema “violación”. Hay mujeres rabinas que dicen que un embarazo no deseado es una fundamentación psicológica para interrumpirlo. El aborto no es una situación que nadie busque pero cada uno tiene derecho a decidir por su vida. Va más allá de lo rabínico. Como representante del movimiento masortí, el judaísmo siempre estuvo en pos de la vida de la madre. Desde ahí se desarrollan las diferentes propuestas para estar acorde a los tiempos.

Volviendo a tu pregunta, no me preguntaron de forma directa pero el tema salió en charlas cotidianas. Me llamaron de una radio y dije lo mismo. No hablo de lo psicológico sino en relación a lo que sucedía en el país. Cuando hay un consenso general, parte del judaísmo debe dar su respuesta y muchos referentes brindaron su postura. Si sale una propuesta de debate en el movimiento, es por una cuestión determinada. Por ejemplo, con el Covid y la pandemia mediante, como se hacía para rezar. Se decidió que no nos íbamos a reunir porque no estaba permitido y debemos acatar las leyes del país. Si fallecen personas en este contexto –que para nosotros es super importante acompañar-, muchas comunidades como la mía,  decidió decir una oración -que siempre se hacía de manera presencial con 10 personas-, sea por zoom….

-¡Se tenía un minyan (N de R: número mínimo de diez varones judíos adultos que se requiere para ciertos rituales y preceptos y la lectura de algunas oraciones) por zoom!

-Exacto. Pero también hubo corrientes que no lo aceptaron. La verdad era que se quería acompañar a la gente en la pandemia. No le puedo decir a una persona que requiere un poco de contención “Lo siento pero no puedo”. Uno tiene que acompañar el sentimiento de la comunidad. Cada rabino determina ciertas legislaciones en ciertos contextos para su gente. No puede venir un rabino de afuera para decirle que hacer con su gente. Cuando el contexto apremia, hay que tomar leyes de excepción para un marco de excepción. El año pasado era la única manera de acompañarnos.

 Teatro, netflix y judaísmo

-¿Pudiste ver las series sobre judaísmo tal como “Shtisel” o “Poco ortodoxa”? Más que nada por cierta corrida de velo sobre el judaísmo…

-¡Me encantó Shtisel! Igual esa corrida de velo a la que te referís es desde la ortodoxia y no sé como se habrá sentido representada. Yo estoy en otro lado pero también veo como estoy representada como judía. “Shtisel” me pareció super humana y muy interesante. Una serie muy buena, que abordó la relación entre la población laica y ortodoxa que siempre están en tensión. También se habla de enfermedades mentales, la viudez, el alcoholismo. Son temas superinteresantes y siempre respetando el estilo de vida ortodoxo.

En cambio, “Poco Ortodoxa” muy interesante su historia pero no tanto como “Shtisel”. Hay recursos un tanto obvios.

-En “Poco ortodoxa” el encuentro de Esty, la protagonista, con la chica israelí es muy fuerte. Le dice que “no es una fábrica de bebes”…

– Justamente ella rompe con eso. Si bien son temas distintos, trata de salir adelante con el piano, la música. Además, también gira esa idea que, Israel, en un momento, era ese Estado nuevo y fuerte que quería dejar atrás todo eso que representaba Esty…y yo también me incluyo, porque mis abuelos hablaban yiddish. Era el “empecemos de cero” y el hebreo como idioma.

-Vimos la obra “La shikse” y estaba el deseo de la conversión por el tiempo que estuvo con una familia y por amor.

-Para convertirse y querer ser parte del pueblo judío, hay que hacer un proceso de aprendizaje que es más sistemático. Lleva un año porque tiene que ver con las tradiciones y se pueden ver las festividades. Abrís un montón de cosas al respecto. Ahí recién es cuando te presentas a un tribunal, en el caso que decís, esta mujer…La verdad, odio la palabra “shikse”. Es más, no la digo pero es así como se llama la obra…

-…también odio esa palabra la cual no se nombra. Es más, la protagonista hace una ilusión y le duele esa palabra.

-Es horrible y muy ofensiva. Con todo el respeto del rol –más si no es elegido-, no tenes porqué mencionar así a una persona que te ayuda en tu casa.

Por otra parte, en el judaísmo hay muchos personajes de prostitutas que resuelven situaciones o dan lecciones a los hombres. No es algo que está negado sino que está presente en toda la Biblia.

-Lo triste y patético es que, en la obra, hay gente que se ríe.

– Mi papá la fue a ver y también se fue muy enojado. 

Sobre la tan mentada “identidad”

-Dentro de la comunidad en la que te manejas…

-Es religiosa pero no ortodoxa…

-¿Cómo se ve cierto judaísmo “culinario” en tanto se pone el judeometro en la cantidad de knishes que se come…y de “identidad judaica”, bien gracias?.

– No creo que sea “bien gracias”. Eso también es identidad judía. El judaísmo es un estilo de vida y es lo que enseñamos desde el movimiento….

-¡Me estas tirando el título de la nota!

– Pero es así; no es solamente una religión. Te corregí lo de religioso porque un templo no es laico. Busca vincularse con Dios y la palabra “religioso” está más vinculada a la ortodoxia que implica seguir las normas al pie de la letra. Esto como una definición de diccionario. Nosotros somos religiosos desde un lugar “masortí”. Comer knishes es vincularse con el pueblo judío. Mi bobe hacía tortilla de papa…(risas) y nunca volví a comer nada igual! Es parte de la forma en que cada uno se identifica. No le voy a decir a nadie “Ok, con eso ya sos conocedor del judaísmo”. Si queres oficiar, tenes que leer otras cosas pero no puedo negar identidad judía en la comida.

-Ok, te entiendo pero te pongo un ejemplo. Gran observación en tanto voy al templo, como las comidas, hago el ayuno de Yom Kippur pero después te dicen “judío de mierda” y no haces nada.

-Por eso, la palabra “tradicionalista” se revisa. La gente dice “con esto que hago, me siento judío” y el resto del año estoy vinculado con otras cuestiones. Como líder religiosa, si esa es tu manera de vivirlo, te voy a proponer siempre otras cosas. No voy a decir “con eso no alcanza”. Para nada.

-No hay “judeometro”.

-No va por ahí. Es, quizás, por mi veta más docente. “Ok, tenes eso? Vamos desde ahí!”. No voy a desmerecer a quienes se sienten plenos con algo en particular sino que voy a ir a eso y ver que se puede agregar, sin caer en dogmatismo. Ya la idea de culpa está bastante presente para seguir sumando otra cosa más. (risas). Por eso se buscan respuestas en otras creencias -que está bien- porque sienten algún tipo de obligación porque lo habrán vivido así. Y hay que deconstruir eso.

-Si una persona no judía, quisiera estudiar judaísmo, ¿cómo se puede hacer?

-Lo primero que te diría es que empieces desde algún lado y de ahí, te va a ir llevando. No hay una respuesta en tanto “empezá por acá”. Además, hay muchos cruces. En el Talmud, en las discusiones rabínicas (habiendo estudiado Filosofía) pensaba “acá hay algo de ‘El banquete’..”. Hay términos griegos en el Talmud y en la Mishná que son super interesantes. Le diría que empieces y estudiá. En el Seminario Rabínico hay cursos al respecto. Todo es un montón pero es cuestión de empezar. Estudiar Torá es muy amplio. No son solo los cinco libros de Moises. Aprender no es hacer un recorrido histórico-cronológico ni quedarse en un estudio sistemático. Di clases en un seminario católico y me parece fantástico como lo tienen estructurado y nosotros vamos por acá y por allá. La vida también es un poco así. Pero lo mejor que se puede hacer es arrancar.

Una mirada introspectiva

-Si no eras rabina, ¿qué hubiera sido de tu vida?

-Lo hubiera sido sin ese “título”. Me empezaron a decir “rabina” antes de que empiece a estudiar. Me fui encontrando con ese lugar sino hubiera sido maestra. No sé si es bueno o malo pero desde muy chica supe lo que quería. A los seis años no podía imaginar ser rabina (ni existía la consideración) pero sí, que iba a enseñar. En algún momento, estuve pensando en ser filosofía, educación o trabajadora social pero siempre en el marco de un templo. De alguna manera, la tarea rabínica resume la enseñanza, el trabajo social y el poder transmitir un mensaje. En un aula pasa lo mismo y es hermoso pero queda en ese grupo. Necesitaba que se expanda y se abra un poco más. Cada uno tiene su verdad y sus ganas de compartir o hacer del mundo algo mejor. No lo digo como frase hecha sino que lo pienso realmente.

-Tenes un formulario y te pregunta “ocupación”. ¿qué ponés?

– Ahora, rabina. Hace tres meses, ponía “docente” y ya era profesora de filosofía y seminarista pero ésta no es clara. Después estoy también en el área de educación de una comunidad por lo que “docente” era lo más práctico llegado el caso. De hecho muchas veces trabajé como docente. Ahora pongo “rabina” no solo porque es lo que soy sino que se debe respetar el rol que se tiene.

-Si por la puerta de este bar, entrase la Deborah Yael de los 15 años, ¿qué le dirías?

-Uhh, que pregunta…además, la Deborah de 15, como toda adolescente….Lo primero que me sale es decirle que va a estar todo bien pero no es eso. A ver… Creo que le daría un abrazo en tanto sentiría que estoy en la línea de lo que estaba soñando pero sin que se produzca exactamente lo que estoy haciendo ahora. A esa edad, hubiera dicho que iba a ser “escritora, a los 25 años me iba a casar y tener cuatro hijos”. No hice nada de eso pero sí, lo que venía soñando en ese momento. Siento que estamos en consonancia ahora. No se si a los 29 la hubiera abrazado igual. Tal vez le hubiera pedido un consejo…! (risas)

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