El BAFICI se desarrolla con tranquilidad, con una buena concurrencia de público. El fin de semana será una prueba de fuego con respecto a la organización y la concurrencia si bien, por ahora, esta 18° edición está saliendo bien.
A continuación, luz, camara, ¡música!
Tom Petty and the Heartbreakers: Runnin’ Down a Dream.
Mucho más que una leyenda del rock
Dirección: Peter Bogdanovich. Estados Unidos. Año 2007. 253′. HD. Color, B&N, Fotografía: Ted Hayash, David Sammons, Patrick Alexander Stewart. Edición: Bill Berg-Hillinger, Jeffrey Doe, John Gutierrez y Mary Ann McClure. Sonido: Brian Riordan y Ryan Ulyate. Música: Tom Petty and The Heartbreakers.
Con unos minutos más tarde de la hora señalada (17.50 hs), bajó las escaleras del cine y se sentó delante de la pantalla para charlar con la gente.
Primeramente, pidió permiso por la demora y se sentó al instante. “Estoy exhausto”. A continuación empezó a relatar como surgió la película. “Tom quería hacer un documental sobre los 30 años de la banda. No sabía quien era y le pregunté a mi esposa al respecto. Si bien me gustaban los Beatles, era más de Sinatra. Empecé a escuchar su música y me fui a California a conocer a Tom. Nos encontramos y estuvimos hablando por cuatro horas. Me cayó muy bien y me dio la impresión de ser una estrella, al estilo Gary Cooper. Después de la charla, accedí a hacer el documental”.
En lo que fue una confesión de su parte, Bogdanovich dijo que “no sabía como hacer el documental lo cual representó un desafío muy importante para mi. Hice yo mismo las entrevistas y logramos más de 28 testimonios. Cuando uno hace preguntas, se sabe cual puede ser la respuesta. No fue así en este caso”.
Con respecto a la duración de la investigación para realizar el documental, llevó dos años de trabajo. “Si bien la película se ve bien, originalmente duraba cinco horas. Tom me dijo que era un poco larga pero si se capturaba la atención del público, estaba bien. Con su humor característico, Tom me respondió ‘si te molesta la duración, ¿sabes que se necesita? Un buen porro’!” despertando la anécdota la risa de los espectadores.
Debo ser franco con respecto a “Runnin’ down a dream”. Hacía rato que no me volvía “fan” en una peli. O sea, dejarme ganar por las imágenes y las canciones que salían de la pantalla, algunas de las cuales –manteniendo ese capricho que tenemos todos los que nos gusta el rock- pude sacar en guitarra. Pero, ¿por dónde empezar con respecto a una película que dura cuatro horas? Seguramente por decir que se trata de un documental sobre uno de los últimos héroes del rock and roll norteamericano.
Nació como Thomas Earl Petty pero todos lo conocen como Tom Petty. Pero la película va mucho más allá de un simple documental que gira sobre los aspectos musicales sino que apunta a la vida y la pasión de Petty por la música y el rock and roll en particular. Desde cuando era niño y decía que “le gustaban las guitarras porque los cowboys tocaban la guitarra” hasta un presente de plena vigencia y creatividad constante.
La cámara de Bogdanovich sabe donde meterse y hasta donde. Muestra, relata pero no inquiere acerca de lo que no es necesario. La infancia difícil de Tom –que incluye algunos datos para nada halagadores de su padre-, la muerte de seres queridos como su madre o Roy Orbison, y su lucha constante contra las injusticias que sufrió por parte de las compañías discográficas.
El caso de Tom Petty es particular. Hay una gran masa roquera que escucha sin oir y su nombre le puede sonar desconocido o inclusive, gracioso. Pero no. Es uno de los últimos grandes cantautores norteamericanos dentro del rock and roll, que se mantuvo firme con sus posturas y sus ideales. Hay momentos del documental que retratan de manera pormenorizada y amena lo que fueron los conflictos de Petty con las discográficas. El primero, de 1979, cuando la compañía en la que estaba vende sus grabaciones y Tom Petty and the Heartbreakers pasa a formar parte de MCA. Tom presentó la solicitud de declaración de quiebra en mayo de dicho año después de un litigio cuando rechazó ser transferido a otra compañía sin su consentimiento. El segundo fue por su deseo que no aumenten los discos y mantengan un precio accesible para la gente.
Entre los testimonios del documental, más allá de los integrantes de los Heartbreakers, se encuentran George Harrison, Jeff Lynne -con quienes compartió la formación de ese magnífico combo llamado “Travelling Wilburys”, junto con Bob Dylan y Roy Orbison, alla por finales de los 80-, Roger Mc Guinn, Stevie Nicks, Johnny Depp, Eddie Vedder (su felicidad cuando canta “The waiting” con Tom es elocuente), Dave Stewart y Dave Grohl (tocó con Tom en el Saturday Night Live, por primera vez la batería desde la época de Nirvana) entre los músicos.
Ahora, con este documental, se puede apreciar su vida pero no en la búsqueda de la redención sino como una historia de un músico que se mantuvo en sus carriles. Por otra parte, brinda una aproximación a una personalidad integra, alocada e inteligente como es la de Petty y la camaradería con los músicos que forman –y formaron- parte de los Heartbreakers. La relación de ser casi familia se aprecia en los momentos difíciles que debieron atravesar como los diversos alejamientos que hubo, tal como fue el caso del baterista Stan Lynch o del bajista Ron Blair –y posterior retorno-, el fallecimiento de Howie Epstein, que había entrado en su momento para reemplazar a Blair, el incendio de su casa o el divorcio de su esposa.
Cada fan de Tom Petty tendrá su momento de regocijo personal. Desde las primeras imágenes de las influencias de Tom con Elvis al principio y después con The Beatles, The Rolling Stones y The Kinks. Otros se emocionaran al punto de ser parte de los coros de la gira que emprendió como banda de Bob Dylan o esbozarán una gran sonrisa al ver a The Travelling Wilburys rockeando como, quizás, uno de los mejores “supergrupos” de la Historia. Una pequeña anécdota que hizo que algún fan beatle esboce un grito de sorpresa es cuando George destaca el componer junto con el resto de los Wilburys. Al respecto, dice “esto es algo donde no se solía hacer en mi antigua banda, donde cada quien componía por su lado”. ¡Chan!
Si se lee que el documental dura cuatro horas, uno piensa “Que largo” pero no es así. Peter Bogdanovich realizó un trabajo estupendo con el legado de Tom Petty a la música.
Termina la película y nadie se mueve. Seremos cuarenta personas que, probablemente, el ver a Tom Petty en vivo será una gran asignatura pendiente y este documental, con sus recitales, es lo más cerca que podemos estar de ver su show. Terminan los títulos y estalla el aplauso. Alguno saldrá cantando “Free falling”, una pareja saldrá de la mano contando lo maravilloso que fue el documental. Después de sentarse a ver y escuchar su música -y sus palabras-, uno se queda con ganas de más. No es nada extraño. Cuando se está en presencia de una leyenda viviente, con más de treinta años de una carrera intachable, manteniendo su espíritu y sus convicciones, es obvio que se pide más. La buena música siempre es bienvenida y más si llega con la pasión de Tom Petty.
Martes 19 de abril. Artemultiplex Belgrano 1. A las 16 hs.
Crestas rebeldes del otro lado del muro
Guión, dirección y edición: Lucile Chaufour. Fotografía: Lucile Chaufour y Bernhard Braustein. Sonido: Grégoire Couzinier y Bruno Porret. Producción: Supersonicglide. Con Kelemen Balázs, Tóth Miklós, Mozsik Imre, Márton Attila y Papp György Zoltán.
Año 2013. Formato DM. Color. 80 minutos. País: Francia. Idioma: Húngaro, inglés y francés.
En el caso que toma “East punk memories”, el punk era completamente diferente al del oeste porque el régimen que se atacaba era el comunista. Por tal motivo, hubo cierta tendencia hacia la derechización del movimiento. Las diferencias con los skinheads no eran tantas pero ¿fue inconsciente o no este giro? ¿De qué manera el racismo metía la cola en esta situación? Más aún cuando había letras contra los gitanos y los judíos ni los árabes eran bien vistos por ellos.
Chaufour es muy inteligente en los interrogantes planteados a sus entrevistados. Ese “volver o no al pasado”, tras el fracaso del capitalismo, plantea divisiones en tanto que la dictadura comunista fue extremadamente fuerte, para dar paso luego a una panacea que no fue tal. Por el contrario, la depresión de los salarios, el desempleo y la ampliación de la brecha entre ricos y pobres se incrementó en los 90, tras la caída del antiguo bloque soviético. Uno de los músicos de antaño dirá “muchas de las propuestas del comunismo eran buenas pero no se podían imponer a la fuerza”.
El “No future” punk le dio paso a una anomia social que ni el más avezado pensador podía adivinar que estaba a la vuelta de la esquina, tras la posibilidad de comprar cualquier cosa pero…con el sutil detalle de no tener dinero para adquirirla. El estado de “adultez” de los entrevistados, con empleos de los más diversos o, directamente desocupados, los ubica en un lugar en el que, se sabía, iban a terminar.
“East punk memories” es uno de esos documentales que va más allá de la música con interrogantes que, al día de hoy, siguen siendo vigentes. Consumismo mata comunismo mientras los guerreros vieron como su juventud pasó y las dudas se ciernen sobre ellos, con mayor fuerza, al ser conscientes de lo que se viene.
Lunes 18 de abril. Village Recoleta 9. A las 18.20 hs.
Jueves 21 de abril. Centro Cultural San Martín 1. A las 14.30 hs.
Jueves 21 de abril. Centro Cultural Lola Mora. A las 19 hs.
Viernes 22 de abril. Centro Cultural San Martín 1. A las 22.25 hs.
Sábado 16 de abril
15 hs. “Heavysaurios” + Concierto en vivo. Película subtitulada.
Sábado 16 de abril
17 hs. “Minúsculos”. Espacio Cultural Julián Centeya. Boedo.