Diamantes en el paraíso (Teatro)

Karaoke y guitar hero


Libro: Rodolfo R. Vázquez. Con Federico Rimau, Cristian Centurión y Yumi Miyagi. Asistente de producción: Valeria Llaneza. Puesta en escena y Dirección: Gabriel Gestal

Paseo La Plaza. Sala John Lennon. Av Corrientes 1660. Sábados y domingos, 20.30 hs.

Hay un refrán que dice «de buenas intenciones está lleno el camino al infierno». Tal es el caso de «Diamantes en el paraíso».

El encuentro imaginario entre John Lennon y George Harrison en el paraíso es el disparador de una puesta fallida en varios aspectos. Si bien hay una marcada intención de homenajear a la mitad (cuantitativa) beatle, queda todo a mitad de camino desde el momento que se presenta a ambos personajes, muy lejos de lo que eran fisonómicamente hablando al momento de sus respectivos fallecimientos. Esto es extensible a las épocas que reflejan cada uno en sus vestuarios. John Lennon está vestido a la manera en que se vestían los Beatles en Hamburgo cuando tenían 20 años (Lennon murió a los 40) y Harrison está vestido como en la época del Maharishi, año 1968, aunque falleció en el 2001. Además, sabiendo como era la fuerte personalidad de Lennon, no creo que le hubiese gustado estar en “el paraíso” mientras que George se encontraba lejos de lo que era la religión occidental.

Por otra parte, si bien Paul Mc Cartney fue con Lennon, la dupla compositiva más importante del siglo XX Esto no explica el porqué de la inclusión de temas de Mc Cartney en la puesta. Lennon y Harrison tienen una lista de canciones riquísima como para apelar a versiones de “My love” (Mc Cartney…¡solista!),  “Eleanor rugby” o “The Fool on the Hill”. Si bien los temas eran firmados por Lennon-Mc Cartney, era bien sabido de quién era cada uno.

Las pistas grabadas sobre las cuales cantan los actores dan un efecto de karaoke con algunas deficiencias en el sonido con respecto al volumen de la música y las voces –buenas- de los actores. Los arreglos de las canciones, si bien respetan a los originales, tienen esa característica tan propia de los “playback” de frialdad, que deja en evidencia lo lejos que queda de un musical en si. 
Además, hacer referencia a dos músicos, con instrumentos en el escenario y que los mismos no se usen, tampoco es convincente.  Más aún cuando hay solos de guitarra y se haga la mímica del mismo, como si fuera un «Guitar Hero», sin mencionar el piano blanco de Lennon de “Imagine”.

La dramaturgia es naif  y poco convincente. Apelar a un “ideal Beatle del amor, la paz y la justicia social” es pretencioso en tanto y en cuanto, si bien Lennon tenía un compromiso social muy fuerte, tampoco implica (intentar) convertirlo en un “Che” bis. Los diálogos captan, en parte, la mordacidad e ironía de la feroz lengua de John pero no pasa lo mismo con George que queda muy detrás de la figura de Lennon, con momentos de enojo y capricho para saltar a la exaltación de la influencia de John. Hay que recordar que al momento del asesinato de Lennon, las cosas entre ellos dos no andaban para nada bien. 
El dibujo de los personajes los pone como seres casi íntegros, castos y puros de cuerpo y alma cuando su riqueza reside en los vaivenes en la personalidad arrolladora de Lennon y la constante dedicación de Harrison a su trabajo. Como si se quisiera acentuar la imagen de chicos “buenos” cuando no lo eran –nunca lo fueron-, con pequeñas apostillas alusivas a las drogas o los conflictos personales de cada uno.
Las actuaciones son correctas en tanto y en cuanto le ponen el cuerpo y la voz a las situaciones marcadas aunque no depende de ellos todo lo mencionado con anterioridad. De por si, es meritorio lo que hacen. La inclusión de Yoko Ono podría haber sido más rica más allá del cliché bien conocido de su influencia en la historia beatle.

El ritmo es lento y paquidérmico en tanto la densidad que implica un compilado de anécdotas que no llegan a ningún lado. Las mencionadas falencias hacen que la puesta se haga extremadamente difícil para aquél fan de los Beatles que acierta, como mínimo, el nombre de las canciones del juego que proponen los actores desde el escenario.

“Diamantes en el paraíso” queda en una pobre fabula pasteurizada acerca de dos de las personalidades más importantes de la cultura popular del siglo XX.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »
Scroll al inicio