Leonardo Mensi: “La salud es un gran negocio”.

¿Debate dentro de la medicina respecto del rol del médico? Si, es cierto. La Sociedad Argentina de Medicina Antropológica organiza una serie de charlas al respecto, con el título “¿Cuál es la repercusión en la salud de los profesionales? ¿Cuál es la repercusión en los enfermos?”. ECDL tuvo la suerte de hablar con el licenciado Leonardo Mensi, que será uno de los expositores en la próxima reunión del lunes 13 de mayo.

– Dr Mensi, ¿cómo surge la posibilidad de hacer este «debate»?

– El debate es organizado por la Sociedad Argentina de Medicina Antropológica  (www.sama.org.ar). La SAMA organiza sesiones científicas o de debate (como en este caso) con entrada libre y gratuita. Esta sesión es la tercera del año y uno de los organizadores, el Dr. Adolfo Saadia (cardiocirujano) me propuso participar para acercar el punto de vista de los kinesiólogos respecto del tema a debatir. Tremenda responsabilidad, que acepté gustosa pero responsablemente. La mesa de este lunes 13 estará conformada por el Coordinador de la misma, Dr. Adolfo Saadia y los expositores seremos Med. Nicolás S. Gutiérrez de la Cárcova, Dr. José Carlos Escudero y este humilde servidor.

– La medicina, en este caso, la kinesiología, hoy en día, ¿es para «curar» -si es posible el término- a un paciente o es, simplemente, otro negocio?

– La palabra “curar” es muy fuerte. No la solemos usar. A lo sumo se ayuda al paciente a mejorar y a manejar su problema para que le afecte lo menos posible en su vida. La salud es un gran negocio. Desde vacunas que es en vano darse, laboratorios con la capacidad humana y estructural como para proveer a Latinoamérica de dosis de tal o cual droga a precios bajos pero que son “frenados” para traerlos desde el exterior para beneficiar a multinacionales. O gente que hace posgrados de dudosa base científica sólo porque son moda y los pacientes pagan lo que sea por ella.

En Argentina, el kinesiólogo cobra un arancel muy por debajo de lo que es su capacitación. El sistema de obras sociales y prepagas no valora nuestra tarea, y somos tan “unidos” que no hacemos nada al respecto. Esta pobre “paga” hace que se atienda en pésimas condiciones debido al facilismo del profesional que opta por atender cada vez más gente. Esto convierte un acto terapéutico en un trámite administrativo que permita engrosar el valor-hora. Es aberrante. Se pierde de vista el bienestar del paciente, que merece nuestra mejor atención en toda circunstancia y sin discriminación de ningún tipo.

Esta “malpractice” desprestigia la profesión y es el caldo de cultivo de los cursos de posgrado de dudosa base científica (pero excelente marketing) que no son la panacea. Eso sí, habilitan a quien lo practica a cobrar desmesurados honorarios por tratamientos “nuevos y milagrosos” que no lo son tanto. Es solo un efecto placebo. La Universidad nos forma con excelentes herramientas basadas en evidencias científicas que no podemos usar por falta del tiempo necesario por el bajo arancel.

–¿Cuando empezó a estudiar kinesiología y por qué?

– Siempre hice deporte. Fue mi pasión por la educación física la que hizo que, al terminal el Industrial (sí, industrial) en 1995, me inscriba en Educación Física. Por las dudas, también lo hice en el CBC para Kinesiología como plan B, pensando en trabajar con deportistas. Me fracturé la clavícula ese verano y no pude rendir el examen físico, y acá estoy, llevando a cabo el plan B. Necesité más años de lo normal (8 en lugar de 6) por mi trabajo de dibujante técnico de 9 horas al día, pero el 21 de diciembre de 2004 lo logré.

– ¿Sintió en algún momento que hubo un quiebre entre lo que brindan los centros de kinesiología y lo que ud. piensa que debe brindarle al paciente?

– Desde que me recibí y empecé a trabajar en el ámbito privado. En etapa de residente, roté por hospitales públicos en los que trabajábamos a ritmo de estudiante. Se nos permitía estar bastante tiempo con los pacientes. No era la realidad. Lamentablemente, y como te dije antes, el criterio de atención multitudinario se acentuó con la inflación de los últimos años. Hubo más de 20% anual, mientras que las prepagas aumentaron a un ritmo de 5-7%. Cada vez se le brinda menos al paciente.

– Poniéndome en abogado del diablo, ¿al paciente le interesa «curarse» con un buen profesional o es de concurrir «in eternum» a lo del «médico prestigioso»?

– Hay de todo. Una vez un paciente le pagó $500 a un osteópata famoso para que le diga lo mismo que le venía diciendo desde hace un mes. Luego de “no recordar” que yo se lo había dicho, procedió a hacer lo que ambos le pedimos y mejoró. Parece que, contra el médico prestigioso, no hay nada que hacer. Mucha gente tiene la falsa idea de que, si pago una fortuna, es infalible, pero no quiero generalizar ni sancionar. Hay que ponerse en el lugar del paciente y entender que está atravesado por múltiples situaciones que no entendemos. Siempre hay algún familiar o amigo que “vende” la solución mágica de tal o cual profesional. La magia no existe y menos en la rehabilitación. El 90% de los trabajos científicos publicados al respecto, con niveles elevados de evidencia, habla de la recuperación mediante ejercicios. A pocos le gusta hacerlos, por lo que los “magos” son seductores.

– El que haya centros que atiendan siete pacientes al mismo tiempo y no satisfagan a ninguno es común. ¿Es posible salir de esa lógica del «mercado»? ¿Cómo?

-Se atienden hasta 12 por hora. La manera de salir, a mi criterio, es uniéndose, agremiándose y luchando. Salir de la “zona de confort kinésico” que nos lleva a caer en el facilismo de “deterioro del honorario=agrego un paciente más”. Tenemos un Colegio de Kinesiólogos en la provincia de Buenos Aires y la Asociación Argentina de Kinesiólogos en Capital que parecen conspirar contra nuestros intereses. El COKIBA negocia aranceles ridículos con las O.S. y Prepagas, mientras cobra una Caja de Jubilación obligatoria que aumenta mes a mes en porcentajes que duplican o triplican los aumentos “negociados”. O sea, piden a ritmo inflacionario y ofrecen a 5-7% anual.

Por otro lado, ningún afiliado fue a la Asamblea en la que se debatió la implementación de dicha caja jubilatoria, por más que se anunció. Existe una comodidad y una queja “desde la silla”. Es la de aquellos que se quejan por twitter o Facebook de tal o cual tema sin hacer nada productivo al respecto. Resumiendo, agremiarse solidaria y responsablemente. En caso de no lograrse, tratar al paciente con el respeto que se merece, y atender un número razonable de personas por unidad de tiempo. También asumir que se cobra poco y trasladar nuestras miserias al paciente es inadmisible.

– ¿Cuando cree que se pasó a la kinesiología como «mercancía» y «valor de cambio»?

– Claramente, cuando el sistema de prepagas eclosionó en los ’90. También hay ciertos factores que incidieron en que la kinesiología pase a ser de consumo masivo. Por ejemplo, el cambio del “tipo de trabajo” (sentado, PC, cada vez más horas), la intención de compensar eso con actividades físicas no acordes al individuo o el descenso del umbral de dolor de la sociedad (“no me puede doler”), etc. Pasamos a tener un papel mucho más relevante dentro de la medicina y a llamar más la atención. Las prepagas y O.S. veían crecer sus erogaciones año a año en tratamientos kinésicos.

Ahí comenzó todo, las limitaciones a los pacientes para el uso de la kinesiología, el congelamiento de los honorarios, etc. De todas maneras, insisto en que nada hicimos para que esto cambiara, bajamos la cabeza y seguimos.

– ¿Hay autocrítica por parte de los profesionales?

– El kinesiólogo critica a los de mayor edad por todos sus males mientras ejerce antes de recibirse. Luego se recibe y critica a los estudiantes por hacer lo mismo. Cuando pasan los años critican al sistema que los “obliga” a atender mal. Hay poca autocrítica, como en todos los sectores de la sociedad. ¿Nunca escuchaste el “Qué mal se maneja!”, “Choqué, pero fue culpa del otro”, etc? Si nadie maneja mal y ni se asume responsable de ningún choque…¿quién es el que anda chocando a todos? Hay que meterlo preso.

– A todo esto, ¿cual es la posición de los pacientes? ¿Son de quejarse o no dicen nada?

– Comienzo diciendo que el argentino es quejoso, y el porteño más aún. El paciente no suele quejarse con el profesional directamente, lo hace a espaldas de él, como corresponde. No es una queja de mi parte, pero es interesante la crítica constructiva y no solemos recibirla directamente. A nadie le gusta “herir” al otro. Si salgo del ámbito del consultorio, escucho críticas de todo tipo hacia nuestra labor, la mayoría fundadas, otras no tanto.

Es difícil luchar a veces con el mote de “masajistas”, muchos pacientes vienen al consultorio pensando en una mágica “frotada terapéutica” que poco le sumaría o en busca de un aparato milagroso; por el contrario, se encuentran con tracciones, elongaciones, maniobras y ejercicios que chocan con sus expectativas y los que no sobreviven al choque salen al mundo a criticar al kinesiólogo que “no los tocó”. Es una queja común, pero no válida.

Por otro lado, se escuchan quejas con asidero respecto de los tiempos de atención, del poco interés, del poco análisis por parte del kinesiólogo, etc.

– La figura del «médico de la familia» de otros tiempos ha quedado casi de lado. ¿Esto podría reflotarse? ¿A los mismos médicos les interesaría?

– Lamentablemente, esa figura tiende a desaparecer. Sobrevive en ámbitos rurales, en médicos de la vieja escuela y nada más. Algunas obras sociales plantean la figura de falso médico de cabecera, el cual es simplemente un pivote o paso intermedio innecesario, es decir, para cualquier patología se consulta al médico de cabecera, con turno…luego éste analiza el caso y no suele expedirse, sino que lo deriva a un especialista, al cual hay que ir…con turno.

La tendencia actual es a la especialización y la sub-especialización debido al creciente nivel de conocimientos que hacen imposible que alguien sepa sobre todos los matices de los problemas posibles de una persona. Es una tendencia mundial e irreversible, nos guste o no. De hecho, hoy al preguntarle a un médico ¿qué especialidad vas a seguir?, no suele contestar Medicina Familiar o aunque sea “Clínica Médica”, son cada vez menos. Es también más lucrativo ser “el que más sabe de”, por ejemplo…Patologías óseas reumatológicas de la mujer, que sería un tema muy puntual.

A los médicos que vivieron la época de los médicos de familia es a los únicos a los que realmente les interesa acabar con este modelo.

Lunes 13 de mayo. Tercera Sesión Académica 2013. Asociación Médica Argentina. Santa Fe 1171. CABA. Entrada libre y gratuita. A las 19 hs.

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