Lo que no se puede olvidar
Dramaturgia, producción general y dirección: Dennis Smith. Con Maia Muravchik y Cristina Dramisino. Músicos: Fernando Losada. Fotografía: Débora Ramos.
Margen Del Mundo. Concepción Arenal 4865. Sábado, 21 hs. Ciclo de Teatro Urgente.
Un escenario no tan convencional es el puntapié inicial para una experiencia teatral por donde se la mire. Si bien es en un recinto cerrado, las luces de una linterna surcan la oscuridad del espacio. A partir de llevar a cabo cinco textos de personas relacionadas con los atentados de AMIA y Embajada de Israel, la proximidad de los temas hace que el espectador se meta adentro de la puesta, lejos de su ubicación de voyeur, en el teatro.
El talentoso Dennis Smith concibió textos propios y originales a partir de los testimonios de testigos que fueron contactados para esta puesta.
El tema de AMIA-Embajada es un tema que no ha sido abordado prácticamente por el teatro. El respeto que despierta este tema es increíble por lo que es bienvenida la idea de Dennis Smith de abordarlo.
El rescate de los testimonios le saca el valor estadístico de la cifra de los muertos para adentrarse en las personas. Quizás, el testimonio de Silvia Fernández Barrio es polémico porque está atravesado por su propia personalidad y sus dichos y participaciones en épocas no muy alegres de nuestro país.
Quienes llevan adelante las palabras son dos actrices tan diferentes como de alta calidad. Tanto Maia Muravchik como Cristina Dramisino le ponen más que el cuerpo y el alma a una puesta difícil en tanto toda la carga emotiva que tiene consigo. Ambas actrices están exactas en sus roles de ser intermediarias de las voces de quienes han estado en contacto con la muerte y el horror. Sus voces, tonalidades y movimientos conmueven en un trabajo interno por demás fuerte y profundo para llevar a cabo la sucesión de palabras, sin prisa pero sin pausa, pero con una contundencia a toda prueba.
La música en vivo es fundamental en la creación de sentido. El texto es duro pero no en un nivel de tristeza lacrimógena sino que busca describir, a partir de los sentimientos, lo vivido y no al revés. No cae en la depresión ni en el golpe bajo. Prácticamente no hay escenografía ni vestuario. Todo descansa en los textos y las actuaciones. Frases como “escuché el silencio”, en el marco de palabras y recuerdos en los cuales una explosión acaba de volar por los aires un edificio, son hallazgos dramatúrgicos que permiten aprehender las vivencias del momento.
“5 documentos” conmueve desde la palabra y el respeto frente a dos hechos que han marcado a fuego la historia de nuestro país de los últimos treinta años.