Almuerzo en la casa de Ludwig W (teatro)

Miradas y gestos
De Thomas Bernhard. Con Natalia Fernandez Acquier, Galo Ontivero y Tatiana Santana. Vestuario: Ana Nieves Ventura. Escenografía y luces: Eduardo Spindola. Diseño sonoro y Música: Gabriel Cichero. Asistencia de dirección: Nayi Awada. Dirección: Carlos Peláez.
El Portón de Sánchez. Sánchez de Bustamante 1034. Viernes, 23 hs.
Cuando una puesta se basa en sutilezas que van más allá de la utilización de la oralidad, se producen momentos por demás particulares en lo que sería la tan mentada creación de sentido. 

En “Almuerzo en la casa de Ludwig W”, nos encontramos frente a un texto duro, complicado pero bien trabajado, con imaginación y una destacable búsqueda de una nueva creación. La puesta toma la descripción de una situación familiar en un almuerzo a través del relato del mismo y, tiene su correspondencia en esa sutil gestualidad que va dando forma a las relaciones familiares. Van más allá de los tonos bruscos de algún momento señalado en la puesta que corta con esta templanza y retomarla a posteriori. 

El almuerzo de los tres hermanos, dos mujeres y un hombre –salido de una internación en una clínica psiquiátrica-, es la excusa para que se vayan desgranando diversas emociones y sentimientos en lo que a la vida familiar hace. Se pasará del amor al odio, no sin antes hacer paradas en la culpa o el remordimiento. Este combo también incluirá las figuras del padre y la madre como “hacedores de persona” en tanto crianza –o no- de las mismas. La música en vivo se entremezcla con una iluminación acorde para crear un clima lumínicamente ominoso donde los actores desarrollarán su tarea. El vestuario será fundamental para caracterizar a cada personaje de manera sutil, en su más profundo conocimiento. Las actuaciones denotan un conocimiento del texto y las sutilezas del mismo. El ritmo que tendrá la obra será, en un punto, divisorio de aguas. Para algunos, sutil y atrapante; para otros, reiterativa y pretenciosa. Este es un punto que vamos a reivindicar: el teatro que propone y provoca; que el espectador se vaya con una sensación absolutamente personal frente al hecho teatral. 

“Almuerzo en casa de Ludwig W” propone una teatralidad diferente a lo que se ve generalmente en la cartera porteña. Vale la pena internarse en estas nuevas sensaciones y vivirlas en todo sentido.

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