Las pequeñas revoluciones
De Victor Winer. Con Marcela Ferradás, Alfredo Castellani, Cutuli, Juan Ignacio Bianco y Noelia Sciancalepore. Vestuario y Escenografía: Carlos Di Pasquo.Iluminación: Miguel Solowej. Asistencia de escenografía: Fernando Díaz. Asistencia de vestuario: Mariana Perez Cigoj. Asistencia de dirección: Martina Schvartz. Dirección: Mónica Viñao.
Teatro SHA. Sarmiento 2255. Jueves, viernes y Sábado, 21 hs, domingos, 20 hs.
Decía Marx que la historia se repite primero como drama y después como comedia. “Amplemann” da cuenta de este axioma al ver como lo que era considerado revolucionario hace unos años, hoy se transformó en una pequeña anécdota que no requiere mayor elogio. Los valores han cambiado y por lo que antes se luchaba, ahora se lo deja ser, más allá de lo que esta pose implique a nivel quietud o resignación. En este caso, Julio (Cutuli) se marcha de su casa, de un día para otro, en su lucha por tener un mundo mejor, para salvar al Ampelmann, el muñequito que era utilizado en los semáforos de Berlín, al cual, con la caída del Muro y porque remitía al régimen comunista, las nuevas autoridades querían eliminar. A los dos años de esa partida, Julio retorna al hogar para encontrar a su esposa Marta (Marcela Ferradás) viviendo con su ex amigo Álvaro (Juan Ignacio Blanco).
Un acierto de la puesta es el trabajo que se hace en relación al paso del tiempo. Que dos años, hoy en día, es mucho y que la velocidad de los acontecimientos atenta contra todo y todos, en una carrera perdida de antemano. El tono de comedia permite que el desarrollo de la puesta sea ágil y no decaiga en ningún momento. Entretiene, divierte pero también pone algunos puntos en consideración. Amor, lealtad, el deber de padre y los valores que hoy y de antes, se conjugan en una puesta disfrutable de principio a fin.
Cutuli es un Miguel exacto. Querible y con una pasión desbordante, es el que todavía cree que todo es posible mientras que la muy buena composición de Marcela Ferradás para Julia, es la que lo baja de un hondazo para decirle que “el tiempo es veloz” y que los fracasos de otros tiempos no se cubren con una victoria pírrica que le hizo sacrificar a su familia. Alfredo Castellani es un Álvaro ventajero y resentido, pero el personaje nunca pierde el nudo de la puesta que es la comedia, logrando momentos de mucha hilaridad, con un antihéroe muy bien construido. Los jóvenes Juan Ignacio Bianco y Noelia Sciancalepore acompañan con corrección, en especial, Sciancalepore que es la novia de Camilo, el hijo de Miguel, con participaciones acertadas, tanto para descomprimir como para dar cuenta de manera categórica e hilarante que muchos valores han cambiado, sin que ninguna revolución lo haya podido prever.
“Ampelmann” abre el juego de los valores actuales y pasados asi como de logros y fracasos de otros tiempos y generaciones, a través de una comedia que permite tanto la risa como la reflexión.