Rostro hiperconocido de numerosas series de televisión, se hace llamar por su apellido, omitiendo su nombre. Dedicado al cine y al teatro, a punto de estrenar una película en marzo y con «Ampelmann» en el SHA, Cutuli habla de su actualidad y también de su rico pasado que incluye historias con Sumo, los Redondos, Andres Ciro Martinez, Batato Barea y todo el under de los 80.
-La primera pregunta es como surge la chance de hacer “Amplemann”?
– Me llama Mónica Viñao y me alcanza la obra. Yo ya lo conocía. Había hecho algo de Winer porque había hecho un semimontado de él, dirigido por Antonio Ugo….y no me acuerdo como se llama. Justo el otro día estaba hablando de la obra y ahora me vengo a olvidar…jajajajajajaja. Me la acercó, la leí y me hizo reir mucho. Es muy raro que lea una obra de un tirón porque me enganchó. Después se la pasé a mi mujer para que la lea y también se enganchó. Quedamos con Mónica que si. Además, me gustó el elenco también con Alfredo Castellani y Marcela Ferradás. Con Alfredo, había hecho hace poco “El conventillo de la Paloma”, en el Cervantes y a Marcela la conozco de años. Trabajamos juntos en el 91, haciendo “La Dama Boba” de Lope de Vega en el Regina. Una producción de Kive Staiff con Carlos Elía. No conocía a Juani y a la nena. Son chicos y no conozco tanto a la gente joven. Estoy en otro target. Nos pusimos a laburar y ya estamos casi a punto de estrenar.
-¿Y Julio, tu personaje? ¿Cómo fue, para vos, “componerlo”?
– Mirá, sinceramente, nunca se como termino componiendo un personaje. Es más, el día que lo sepa, no me sale más nada. Empiezo a jugar con la letra sabida, asi tengo más posibilidades de juego. Después, va surgiendo solo. Sé que hay diferentes técnicas y…que se yo….Cada uno tiene su técnica. Una va tomando, de cada maestro que tuvo, la técnica que le sirve formando asi su propia técnica. No hay una “técnica universal” que le sirve a todos y para todo, el drama, la comedia y el grotesco. La técnica…cada uno tiene la suya. Viste cuando dicen “cada maestro con su librito”? Esto es asi de simple. Para mi, el teatro es muy simple. Creo que lo complican lo demasiado. El teatro es una vocación que te da la posibilidad de jugar como cuando vos eras chico. El teatro es un juego, sin dejarlo de tomarlo con seriedad porque es un trabajo, sigue siendo un juego. En el teatro hay que jugar. Hoy me toca ser un tipo que se fue a Alemania y estuvo luchando con el muñequito del semáforo; en “El conventillo” me tocó jugar que era un turco que estaba caliente con La Paloma y en el TGSM, que era un anarquista que lo iban a matar. Es todo un juego….
– Siempre le saqué seriedad. No dejo de tomarlo seriamente. El teatro es un lugar que respeto muchísimo pero tampoco esa cosa acartonada, almidonada, porque sino la gente no va. El teatro siempre fue popular hasta que llegaron los intelectuales.
-Qué titulo que me estás tirando….jajajjajajjaa
– Pero, si! El teatro era popular hasta que llegaron los intelectuales, con un teatro para un cierto grupete de gente. Hacen obras “tan elevadas” que queda gente afuera. No olvidemos donde hacía teatro Shakespeare o Moliere. Dejemonos de joder con eso. Entiendo que hay gente que lo toma con seriedad o que necesita darle cierta “seriedad” para hacer mejor su curro, pero el teatro es muy simple….
– ¿Y el teatro político?
– Durante muchos años hice monólogos políticos, tanto en el under como en otros teatros. La última vez que hice uno fue en un festival internacional de teatro en el que en La Trastienda, se realizó un variete. Ahí juntaron gente de los 80, entre los que estábamos Leo Masliah, Tortonese y yo con gente de ahora, como Eugenia Guerty y Karina K. Esa fue la última vez que hice humor político y justo hacía poco que habían hecho la fórmula Kirchner-Scioli. Fue en el 2003 y fueron solo dos noches. Armé algo con lo que estaba pasando, lo que veía y salí al ruedo. Hoy en día, no extraño hacerlo porque es muy difícil hacer humor político.
– ¿Por qué?
– No hay un término medio. O sea, uno puede estar de acuerdo en un montón de cosas y en otro montón no pero si ya no estás de acuerdo, es como que sos “enemigo”. Ya te catalogan y para mi, no es asi la política. En aquella época, había cierto juego y la gente se enganchaba con ese juego. Ahora hay mucha crispación. Llegás a decir algo de Cristina y te clavan cuarenta puñales, ya sea a favor o en contra. Sos el queso del sándwich. No se que pasó en el medio pero la sociedad se volvió un Boca-River y así nunca vamos a salir adelante.
-Estuviste en los 80, con todo el florecimiento que hubo, y hay quienes dicen que, ahora, con los teatritos que han surgido, estaríamos en una segunda parte. Crees que es asi?
– Si. Hay gente muy talentosa ahora, que se ha nutrido de lo que habíamos hecho en los 80. O sea, tan mal no hicimos las cosas. En aquellos años, para toda la gente, salvo para el público que nos veía, estábamos locos. No nos dejaban pasar ni por la vereda de un canal de televisión. Después, en los 90, es como que se puso de moda el teatro under y capturó gente de ese momento del under, como el Gordo Casero, Capusotto y todos los que hicieron Cha cha chá. Tortonese y Urdapilleta tuvieron la suerte (y el talento, obviamente, y los quiero muchísimo) que los llamó Gasalla para hacer lo que hacían en el Parakultural. En cambio, a mi me convocaban en tele para hacer otro tipo de cosas. Incluso a Pompeyo le pasó esto. Los chicos de los 90 tuvieron un espacio propio como fue “Cha cha chá”, “De la cabeza”
-Y después vino “Todo por $2” que es historia conocida…
– Si, ahí estaban solo Diego y Fabio y después Capusotto solo con lo de Peter Capusotto y sus videos, que a mi ¡me mata! La otra vez lo ví a Diego y le dije que el personaje que más me gustaba era el de Violencia Rivas. Desde el vestuario, la voz y la composición del personaje, era maravilloso. Aparte veía a mi suegra, que es muy parecida!!! Un día se lo hice ver y le dije “Esa sos vos”, un capítulo que se mete en un montacarga y arremetía contra una oficina pública en el que no la podían atender. Y otra cosa que me olvidaba. Cuando yo estudiaba teatro, en los 70, me decían que la televisión y el teatro comercial eran nocivos para el actor. Te metían eso en la cabeza y uno caía. Hacíamos espectáculos interesantísimos para treinta personas pero no nos iba a ver nadie.
-Ahora no se pasó para el otro lado? De que muchos chicos van a estudiar teatro para ser “chicos Pol-ka”?
– Ah, si. Eso seguro. Y también están los reality. No es que quieren ser actores sino que quieren ser “famosos” y los famosos que yo conozco son Frank Sinatra, John Lennon y Marlon Brando. Los demás son todos de cabotaje. Cruzaron el charco y no los conoce nadie. Vamos…son conocidos aca y después, nada. Lo que veo es que se está bastardeando la profesión. Si aparecen los chicos de Gran Hermano (de quienes desconozco el talento que tienen) aparecen haciendo teatro en Carlos Paz, cualquiera puede decirte “déjense de joder. Estas ahí arriba, te cagás de risa y encima te pagan”, como muchas veces me lo han dicho. ¡Y tienen derecho a decirte eso!
-Y como reaccionabas cuando te lo decían?
– Depende de cómo te lo decían. Si la persona que me lo decía era una a la que le tenía simpatía, le decía “Es cierto, nunca me gustó trabajar” y si no, lo mandaba a la puta madre que lo parió, directamente.
– Eso que vos decís da paso a cierta cosa argentina de “despreciar al otro”…
– “¿Como ese tipo va a ser un ingeniero agrónomo, un médico o un actor, si vive al lado de tu casa?”. Es típico eso! Siempre hay una cuestión de menospreciar el trabajo del otro. Una vez, un tipo me dijo “¿Usted es actor con esa cara?”. Lo mandé a la puta madre que lo parió. Además, ni lo conocía. También ocurre que hay gente que ni conoces y viene a decirte cosas sobre tu trabajo. Una vez, estábamos en Edelweiss, Gandolfo, Emanuel y yo, comiendo algo. Con Emanuel hacíamos “La Revista del Maipo”. Vino un tipo y me empezó a hablar del monólogo que yo hacía en el Maipo. El tipo hablaba y hablaba y Gandolfo lo miraba a él y me miraba a mi. Cuando el tipo se va, me pregunta “¿Quién es?” y le digo que no tenía la más pálida idea. Ahí Gandolfo me tira “Te das cuenta Cutuli que en nuestra profesión, hasta la mucama nos dice como tenemos que hacer el personaje”. Cualquiera opina, con una liviandad terrible…y eso tiene que ver con el menosprecio al trabajo del otro. Pero bueno….voy a cumplir 56 años y hay cosas que ni me calientan.
-Otro cosa que me doy cuenta, es que actores con formación como Carlos Belloso, Marcelo Mazzarello, terminan bancando figuritas.
– Si, es cierto. Sos el soporte de la figurita pero no te pagan lo que le pagan a la figurita y uno se rompió el orto estudiando y componiendo al personaje. La figurita hace de él.
-¿Cómo se banca eso, como lo vivís? Porque ahí juegan muchas cosas, hasta el ego mismo
– Si. En una época lo hice porque tenía una hijita chica y me pagaban. Después dejé de hacerlo. Hace tiempo que no hago televisión. Me gusta mucho hacer televisión pero ¿cuál es el precio que tengo que pagar para hacer televisión? Y ahora, no tengo ganas de pagarlo. Vivo muy tranquilo y no tengo ganas de bancarme la histeria de la televisión, la locura del “minuto a minuto”, si el personaje “pega o no pega” y te bajan o no, si te pagan o no los excedentes y la verdad, no tengo ganas. Vivo tranquilo del teatro. Ahora hice una película sobre una fábrica recuperada, que se llama “Industria Argentina” y se estrena en marzo. La peli la hice con Carlos Portaluppi, Soledad Silveyra, Manuel Vicente, Atilio Veronelli, Rulo Margalis, Daniel Valenzuela y Celina Font. La dirige Ricardo Diaz Iacoponi.
Estoy con cine o teatro; de televisión, estuve haciendo dos proyectos del INCAA. Uno que era un libro de Veronelli, que era de terror, un capítulo que hicimos con Horacio Peña y después, una tira de trece capítulos que se llamaba “El pueblo de Pomelo Rosado”, que contaba con la producción de Arnaldo André. Eso lo dirigió Federico Palazzo y también estaba Vivian El Jabber, una compañera de aquellas épocas, Gerardo Chendo y un montón de actores muy interesantes. Son esas dos cosas que hice pero eso porque es tranquilo, no hay histeria ni estás “al aire”. Los capítulos ya estaban escritos, que los escribió Camaño, no se cambiaba nada. Hacer televisión asi, si, sino no.
– También compartiste muchos escenarios con el Puma Goity….
-Con el Puma, debutamos juntos en el teatro comercial en una obra llamada “Anónima” con Georgina Barbarrosa y la acompañábamos El Puma, Ruben Szchumacher y yo. Rubén muy buen actor, ya era director pero estaba bárbaro. Nos divertíamos mucho. Un día, cayó una chica de Pagina/12 a la obra. Nos hizo una crítica bárbara, que tenía momentos notables y que se yo, y a él le pone “Gabriela Goity”. ¡Se agarró una mufa el gordo! Nos reíamos después porque decíamos “Que buena actriz esta mina Gabriela Goity que hace de un gordo, pelado, de 90 kgs. Es estupenda”. El Puma sacaba humo por las orejas ¡Estaba loco! Con el Puma nos paramos en la Pablo Picasso y nos decíamos “¿cómo se pide la gorra acá?”. Nosotros veníamos de otro teatro. Habíamos estado en el San Martín donde el Puma había hecho una obra que había dirigido Ure y yo había hecho “Woyzeck” pero no teatro comercial. Después hicimos televisión juntos, con Veronelli, Mario Sapag, María Rosa Fugazot, Haydée Padilla y Rolo Puente. Se llamaba “El humor es más fuerte” y lo escribía Veronelli y Belatti. Esto fue en el 91, antes de “Cartas de amor en cassette”. A la semana siguiente de terminar “Cartas”, empecé esto con Sapag y a una semana de terminar lo de Sapag, hice el piloto para “Poliladron”, que fueron dos años y medio.
– Que increíble….
– Si! Y yo me saqué el nombre hace muchos años porque me ponían cualquier nombre. Roberto, Domingo….
– Justo te iba a preguntar eso…
– Me acuerdo que en el último capítulo de “Poliladron”, estábamos en el microcine de Canal 13, con el Chueco Suar, Novoa, De Guglielmo, que en esa época era el gerente de programación…creo que también estaba Fiore. Cuando termina el programa sale una imagen de cada uno de nosotros que se congela y ahí aparece el nombre. Después de dos años de poner “Cutuli” solo, pusieron Roberto Cutuli. ¡Y no me llamo Roberto tampoco! El Chueco, apenas lo vió, se dio vuelta y me dijo “Cutu, yo no tengo nada que ver con esto”. Una vez, Clarín me hizo una crítica y me puso Domingo Cutuli cuando Domingo Cutuli era el representante de la RAI en Argentina. Algún parentesco había pero este tenía mucha plata (risas) Mirá, un día estábamos haciendo la versión del Full Monthy en La Plaza y le preguntaron a Fabián Vena “¿Cual es el nombre de Cutuli?” y él mandó Rodolfo. Ahora hay gente que ya sabe mi nombre. No lo uso porque mandan cualquiera.
Tipo de barrio por donde se lo mire, hablar con Eduardo es remontarse desde el presente hasta los 80, momento en el que estuvo haciendo teatro y compartió escenario con Batato Barea, Tortonese y Urdapilleta entre otros. Las anécdotas que cuenta Cutuli no tienen desperdicio. Es un tipo ameno, alegre, que dice lo que piensa, sin miramientos.
-No querrías volver a pasar por la experiencia “Poliladron”
-No reniego de esa experiencia. Me gustó mucho esa experiencia. La pasé muy bien pero eso fue otra época. Era más joven y fue en el 95. Ahí tenía casi 40.
– Tenías una experiencia importante…
– Era un muchacho grande…tenía casi cuarenta años. No me la iba a creer. Hoy estas en televisión, todo el mundo te para por la calle, te saluda y dejaste de salir y no es lo mismo. Igual a mi me saludan por la calle. Algunos por Poliladron, otros se acuerdan de un programa que hice en el 92 en Canal 7, “Cartas de Amor en Casete” que iba todos los días a las 12 de la noche. Lo escribió Esther Goris con Claudio Ferrari. Estaban Miguel Angel Solá, Blanca Oteyza, María Socas, Jorge Mayor, Huguito Soto…La gente se acuerda del personaje que yo hacía, que era un muerto que estaba rodeado de minas semidesnudas en el cementerio y Solá venía con sus problemas a que yo lo aconseje. Yo estaba de smoking, fumando un puro, dentro del jonca con las minas haciéndome masajes en los hombros. Hay gente que se acuerda de eso todavía, como hay otra que se acuerda de las cosas que hacía en el under en los 80
– ¿Ahí conociste a Batato?
– Si, ahí lo conocí. Él era maravilloso. Hicimos dos veces algo juntos arriba del escenario pero armábamos ciclos de teatro de experimentación. Siempre estaba en contacto con Walter. Lo quise mucho a Batato. Es más, él estaba conmigo en la noche en que nació mi hija, que no lo pudo conocer porque nació en el 90 y Walter murió en el 91. Batato era un ser mágico.
– Cuando escuchás “Si, a Batato lo vi en ….”, ¿cómo te cae? Es como los amigos de Luca….
– Y…que se yo…pero es cierto, ahora hay un montón de amigos de Luca. Te cuento una anécdota, cuando Sumo tocaba en el Einstein, en el boliche que tenía Omar Chabán en Cordoba y Pueyrredon, y éramos quince personas. Nada más. Ahora todo el mundo lo vió a Sumo en el Einstein y éramos quince. Tocaba Alphonso S’Entrega, los Twist y Soda Stereo regalaba entradas para que los vayan a ver. A Luca lo conocí por intermedio de Chabán. Una noche fui a tomar algo, me iba y lo vi parado en la puerta, con una nariz de payaso y me dice “Como te vas? No escuchaste nunca a Sumo? Quedate, no sabés lo que es…” y bla bla bla. Me quedé y me partió la cabeza. Pettinato era gordo y tenía el pelo negro. La batería primero la tocó una piba y después Superman Troglio. Inclusive lo ví a Sumo con una batería electrónica, que ni estaba Troglio. Un día, Luca se puso a improvisar un tema de que James Bond bajaba de un avión en San Juan, una cosa muy loca. Tocaba mucho reggae en esa época. Después vinieron los éxitos de Sumo y lo que significó. Lo mismo que los Redondos de Ricota. La última vez que los ví en vivo fue el día anterior de que asuma Alfonsín en el teatro Bambalinas cuando te repartían los redonditos de ricota. Imaginate la cantidad de gente que iba. Cien como mucho. Estaba Vivi Tellas que hacía de Myrna Krasnoff y Enrique Symns, que salía y hablaba un rato antes y después. Hasta que el espíritu de Patricio Rey no se manifestaba, ellos no tocaban. Capaz que el recital estaba programado a las 10 de la noche y podían ser las 12 y seguían hablando. Era otra cosa. Un día. estábamos en “Medio Punto Varieté” con Skay y la Negra Poly y ella se me enojó porque dije que se había terminado la mística de los Redondos cuando tocaron en Obras. Ella me dijo que era una mística de diez mil personas. ¡Con más razón se acabó la mística! ¿Qué mística puede haber con diez mil personas?
– ¿Qué opinás que la Justicia conminó a Canal Volver a pagarle a los actores?
– Me parece genial porque están trabajando con la imagen de uno y vos no cobrás un peso. Tienen toda un grilla, una programación de 24 hs de las cuales vos no cobrás nada. En Volver están pasando “Cartas de amor en cassette”, que hice en el 91. Yo no vi un sope y ahí está mi imagen. Como con “Gatica” o “Herencia” y ya pasaron “Poliladron”. Tienen que pagarlo. Si ellos ganan plata con la publicidad, ¿por qué no le pagan a los actores?
Creo que hubo un grupo de actores que hizo juicio, cada uno por su lado. Volver le tiene que pagar a cada uno de esos actores y no a todos. Lo que pasa es que esto crea un precedente y si le empezamos a hacer juicio a Volver, nos tienen que pagar. Lo cual es lo justo. Si te pagan una repetición en un canal de aire, ¿por qué no te lo paga Volver? Si Volver tiene su programación con programas que salieron en canal de aire. Lo que pasa es que, como Volver es del Grupo Clarín, es todo un bolonqui.
– ¿Te llamaron para tele últimamente?
-No, hice solo estas dos cositas que te conté. Nada más. A mi me gusta laburar con la gente, en un clima ameno, sin histeria. Me gusta divertirme en el trabajo. Digo, trabajo seriamente pero me gusta un buen clima de laburo. Y me parece que eso está faltando en la televisión. Más con este aparatito que es el minuto a minuto. Lo último que hice en televisión, que se vivió con ese clima, fueron los “Cuentos de Fontanarrosa”, en Canal 7. Ir a grabar eso era una fiesta. Además nos conocíamos todos. Lo armaron el Coco Sily y Daniel Araoz. Éramos todos amigotes. A Dany lo conozco desde la época del under cuando él estaba con los Triciclos Clos. Hemos compartido tantas cosas. Incluso con Tom Lupo, Bobby Flores, Ulanovsky, Enrique Symns. Habíamos formado el Partido al Medio. Era una cosa de locos…nos reuníamos en Caras mas Caras.
– No estaba también Douglas Vinci y Lalo?
– Si. Éramos una banda de gente y con Dany nos conocemos de esa época. Para mi fue muy placentero y se lo agradecí de corazón el hecho de que me haya convocado para hacer uno de los de la Mesa de los Galanes, un personaje con continuidad en los cuentos de Fontanarrosa. Vino Veronelli, el Puma. Toda gente…un club de amigos. A mi me gusta trabajar en ese clima. Y en teatro también.
– ¿Cómo ves la critica que se le hace a los actores por la militancia que tienen?
– Como el culo. Todos tenemos derecho a opinar pero de acuerdo a lo que opines, te crucifican o te ponen en un altar y, en realidad, uno tiene derecho a opinar lo que quiera. Asi como uno vota lo que quiere, puede opinar lo que quiere, sin joder al otro, ni armar un escandalo. Uno puede estar de acuerdo o no con un montón de cosas y eso no es ser enemigo ni nada. Mirá el quilombo que se armó con lo de Fito Paez. Creo que se equivocó. Hay cosas que, a veces, no hay que decirlas. “Mirá a quien votaron, que lastima”. Lo del asco fue fuerte. Es una opinión de él, puedo compartirla o no pero que me de asco el electorado de la Capital, es difícil porque después es la gente que paga la entrada para ir a verte o compra tus discos. Está bien….se le escapó…
– ¿Qué le falta al teatro para tener un boom de masividad?
– Hay bastante masividad en la calle Corrientes pero en el off, le faltaría más publicidad a los chicos, que van sacando muchas cosas buenas. A nosotros nos costaba muchísimo. Salíamos con Batato a volantear por la calle Calle Corrientes, él con un vestido que parecía Berta Singerman. Volanteabamos para que la gente venga pero hoy hay tanto teatro alternativo que igual, la gente se entera. El año pasado me enteré que había una versión de Drácula en el Parque Avellaneda, a las 2 de la madrugada. ¡Y la gente iba! Hay de todo, un abanico inmenso y no significa que eso sea todo bueno.
-Además pareciera que el teatro off termina mordiéndose la cola, y ves a la misma gente yendo de una obra a otra, como si fuera un club de fans.
– Es como un ghetto, que se ha formado como tal, en ciertos directores y autores, con un halo de “guau” y no es tan “guau”, jajajajajajajajajjajaja. No jodamos. También, muchas veces, la crítica los ensalsa demasiado y encima, esta es una profesión en la cual, muy fácilmente muchos se la creen. Entonces se creen que son Shakespeare, Peter Brook y después, como los frenas? Es muy difícil.
– ¿Te queda algún personaje por hacer, qué le tengas ganas?
– ¿Viste que muchos actores te dicen que quieren hacer el Cyrano? Yo no tengo ninguna de esas cosas. Dejo que la vida me vaya llevando, que me sorprenda. Si me pongo con que “quisiera hacer tal personaje” y no lo hago, me desilusiono. Es como cuando vos hacés algo por alguien y esperás que ese alguien haga lo mismo por vos y no lo hace. Ahí viene la desilusión. Con los personajes pasa lo mismo. Hay actores que quieren ser Ricardo III, Hamlet o Próspero de “La tempestad”. Yo hice uno que nadie lo hizo aca, que fue Philip Marlowe, en el 89/90 en “Romeo y Julieta, expulsados del paraíso”. Ahí, el personaje que acompañaba a Marlowe, una especie de enanito, que en esa obra compuso el “Blues de Philip Marlowe”, que no cantaba y tocaba la armónica, ¿sabés quién era? Andrés Ciro Martínez, de los Piojos. Tenía 18 años y era un actor estupendo. Lo más gracioso es que un día viene Andrés y me dice que va a dejar la actuación porque se quiere dedicar a su grupo. Con mi maravillosa visión de futuro, le dije “Ciro, sos un actor maravilloso. Te van a comer los piojos como el nombre de tu grupo si te dedicas a la música. Dejate de hinchar las pelotas” y él me decía “Tengo 18 años, sino lo hago ahora, no lo hago más”. ¡Mirá como le fue! Me pone muy contento porque es un pibe fantástico, muy macanudo.
-Si por este bar entrase el Cutuli que estaba preparando la obra con Andrés Ciro Martinez, que le dirías?
– Seguí asi que vas bien. No le daría ningún consejo. Relajate y goza. La verdad, la pasé muy bien con la profesión y eso es lo mejor que nos puede pasar. Vivo de esto y me dejé llevar…Algunos me dicen que tendría que haber seguido con los monólogos y eso pero que se yo. Creo que lo que hice está bien. Me siento bien. Si volviera a nacer, haría lo mismo y no cambiaría nada.
“Ampelmann”. Teatro SHA. Sarmiento 2255. Jueves a sábados, 21 hs y domingos, 20 hs.