Comenzará como una historia sencilla sin mayores pretensiones hasta que….de a poco irá cambiando esa inocencia inicial hasta convertirse en una puesta política y agriamente crítica respecto a la situación del hombre frente al mundo y la historia de la humanidad. El libro de Karina Benito tiene la particularidad de ir llevando la obra de menor a mayor a nivel narrativo, con un ritmo que va “in crescendo” a través del tiempo, pero no tanto respecto a la velocidad sino al contenido. Un punto a destacar es la interacción con el público como el momento en que intentan que el auditorio cante la Internacional (y nadie la canta…dependiendo del auditorio…) o en el intervalo que separan los dos momentos de la puesta.
La construcción del texto a partir de una tiza y la correcta utilización del amplio escenario da la pauta del riesgo que se corre en la creación de la puesta. Porque esa tiza será, prácticamente un personajes más. Lila Monti y Darío Levín son los encargados de llevar con gracia y simpatía, una obra que tiene de todo en su concepción: desde un mix de mimo y clown hasta un mensaje que pone el dedo en la llaga en una situación que nos ocupa a todos, como habitantes de este mundo.