Todo gira en torno a la identidad de un bebe abandonado devenido en adulto. La construcción de los personajes apela a individuos dicotómicos en tanto a una personalidad de aristas más que oscuras como “Chiquito” que es el apodo de un tipo supuestamente bueno y querible. La impronta relacionada con la historia reciente de nuestro país es elocuente, poniendo el dedo en la llaga en acontecimientos más que nefastos pero de manera muy distante de quienes se quedan unicamente en la superficie de los acontecimientos. “Chiquito” es visceral y carnal, tanto en su puesta como en el lenguaje que utiliza, con un desarrollo dramatúrgico exacto en tanto la tensión dramática como los tiempos del relato.
Con actuaciones de nivel y una dirección interesante de la debutante Analía Fedra García, “Chiquito” llama a la reflexión del espectador medio con tendencias a la conducta del avestruz.
Además, en este caso, presentándose en el Banfield Teatro Ensamble, permite que mucha gente vaya a conocer este teatro hermoso y cómodo de la zona sur de Gran Buenos Aires. El BTE cuenta con una atención y unas instalaciones que deberían ser emuladas en su calidad por algunos teatros de Capital.