Dramaturgia y dirección: Ariel Farace. Con Luciana Mastromauro, Guido Ronconi, Matías Vértiz y Juan Manuel Wolcoff. Iluminación y diseño de luces: Matías Sendón y Ricardo Sica. Espacio escénico: Ariel Farace y Cecilia Zuvialde.
La forma en que una persona trata de paliar su dolor frente a la ausencia y su descarga a través de la compra compulsiva es tratado aquí de una manera sencilla y poética. Se apela a los sentimientos pero sin ser lacrimógena o banal. Luciana Mastromauro realiza una composición de «Luisa» excelente, a la que dota de humanidad y ternura pero sin caer en la lástima. La vulnerabilidad que irradia Luisa es, justamente, su fortaleza para hacer frente a una situación extrema del corazón. Ella busca, intenta, no se queda en el llanto y trata de salir adelante, a su maner. El humor y el drama se entrelazan en una puesta sin fisuras, que sorprende a medida que pasa el tiempo, con sus climas, sus diálogos y los personajes. La escenografía (la casa de cajas es fantástica) y la iluminación son puntales de una puesta que descansa en la creación de sentido propuesta por una dramaturgia contundente en su planteo y amena en su desarrollo.
«Luisa se estrella…» con su propuesta poética y casi, sin hacer ruido mediático, se está convirtió en una de las mejores obras del 2009. Ahora, en este 2010, es casi obligatoria de ver para todos los amantes del buen teatro. Ese que se basa tanto en una buena historia como en el trabajo serio de sus personajes. Imperdible.