Familia, divino tesoro
Dramaturgia y dirección: Daniel Dagna. Con Haydee Aristizabal, Hilario Quinteros y Liliana Teruel. Maquillaje: Alberto López Castell. Vestuario: Paola Delgado. Escenografía: Félix Padrón. Diseño de luces: Adrian Grimozzi y Eduardo Pérez Winter. Musicalización: Daniel Pragier. Asistencia de dirección: Adriano Monferolli.
Siempre hemos dicho desde estas líneas la reiteración en la toma de la familia disfuncional como factor de creación. En este caso, vamos a hacer una salvedad.
Daniel Dagna creó una familia que haría quedar a los Addams como nenes de pecho, con una sordidez y negrura a toda prueba. Los componentes de la misma son una madre desvalida, un hermano que colecciona arañas y una hermana que se ocupa de todo. Siempre girando con el tema de la culpa y el deber ser asi como la postergación de los ideales propios en pos de ese ente tan grande, poderoso y opresivo como es la familia. Porque la crítica no va del lado de lo pedagógico sino que el “in your face” es notable en tanto Carmen tiene un novio oculto para no molestar a mamá Lidia y a Darío, ya que “dependen de ella”, haciéndoselo saber, con la manipulación y egoísmo que esto implica.
Aquí es donde, sin querer entrar en el ámbito psicológico, influye la personalidad sumisa de la oprimida de turno y su resignación frente a un futuro negro en tanto y en cuanto sopese en la balanza de su identidad la pregunta “ellos o yo”. Lo tragicómico es que si dice “yo” la acusan de egoísta y si dice “ellos”, por ser una buena hija, se resigna a una existencia nula como individuo libre. Con una escenografía y una iluminación creativas, las actuaciones son convincentes y van desde un humor grotesco hasta la más pura oscuridad en las situaciones planteadas.
“Crianzas” es corrosiva, ponzoñosa, agresiva e irónica. Ergo, imperdible.