La puesta parte del deseo de estos actores de agasajar en un cumpleaños sorpresa a un productor de apellido Escoria, con el fin de que les de trabajo. Cada uno de los actores tuvo su momento de popularidad pero aqui se los ve una vez fuera de esta situación por lo que aprovechan y cuentan varias situaciones que los tuvieron como protagonistas. De esta manera, se destacan Noemí Alan, Cristina Tejedor, Héctor Fernández Rubio –que tira una bombita con respecto a un comentario sobre su persona- y Marikena Riera, esta como la antiheroína de los sueños no cristalizados.
La complicidad con el público es constante a partir de la evocación de determinados momentos. Mordaz e irónica, en «Escoria» la risa es solo la punta de un iceberg por demás complejo. La puesta retoma a la persona detrás del personaje que, una vez apagadas las luces, se va sola a su casa a vivir su vida cotidiana. Por otra parte, es un alegato contra la televisión picadora de carne de actores y actrices en pos de su propio negocio.
Con una estética común a varias puestas de Muscari, se hace hincapié en la vida de aquellos que quedaron fuera de un show que debe continuar, más allá de las consecuencias del mismo.