Noemí Alan: El regreso de la Tana.

En los 80 fue una escultural vedette hasta que una foto truncó su carrera. Hoy, vuelve de la mano de José María Muscari en «Escoria». Noemí Alan le cuenta todo al Caleidoscopio, sin guardarse nada de nada. 

Frontal como siempre, dice que llegó a Escoria, porque Muscari la llamó. «Asi de simple».


– ¿Vos ya lo conocías?
– No. Tenía referencias de sus trabajos. Que eran muy under, no de un teatro convencional ni de lo que yo estaba acostumbrada a hacer, que es la comedia dramática o picaresca. Pero tenía superbuenas recomendaciones de él. Así que, cuando me llamó, primero me extrañó porque no me daba el look para sus espectáculos.

– ¿Qué es «Escoria»?
– Es un espectáculo tan realista en lo que les pasa a diez actores de distintas épocas que se encuentran -nos guste o no-. Algunos asumimos y otros no que, realmente hace diez años o más, que no nos llaman para trabajar y ni figuramos en la pantalla. Entonces, todo gira respecto a lo que le pasa a estos actores que están sin trabajo. Así les surge la posibilidad de hacerle un cumpleaños sorpresa a un productor muy importante para ver si se consiguen laburo. Así es que, en esta espera, sale lo bueno y lo malo de cada uno de ellos. Creo que pasaría lo mismo a cualquier persona en cualquier grupo, ya sea de abogados, médicos, oficinistas que están esperando conseguir un laburo. Te salen las buenas cosas, las miserias, las envidias, los egos y bueno, en este ambiente, trabajan más los egos.

– ¿Sería una especie de «reality teatral» por decirlo de alguna manera?
– Y…por ahí, para la gente, si, porque va a ver, en muchas situaciones, a los actores haciendo lo que fue su boom en su momento y tratando de mostrar lo que uno sabe o quiere hacer. Aunque no lo sepa, es lo que le gusta hacer. En otros casos, es lo que está haciendo.

– Noemí Alan habla de Noemí Alan…
– Si. Cada uno sería cada uno pero no nos podemos olvidar que estamos en un teatro y haciendo un espectáculo. Uno nunca es lo que realmente muestra….(risas). Ni en la vida real ni en el escenario mucho menos. Entonces, es muy difícil actuar de uno mismo.

– ¿Cómo es tu relación con la gente, en la calle?
– Es estupenda. El otro día salió en un diario muy importante, una fotito y titularon «los actores..» no se qué y «olvidados». No, no. No me considero una actriz olvidada en absoluto. Tal vez no me llamen los productores para hacer televisión pero no me siento olvidada por el público. Así salga de mi casa, en chancletas o alpargatas, o super arreglada, la gente (y con diez o quince años más, ya que ahora tengo cincuenta) me conoce salvo un chico de quince años obviamente pero ¿olvidada? En absoluto.

– ¿Qué sentís cuando ves tus películas?
– Añoranza y también mucho arrepentimiento porque no hice más porque pretendía hacer cine serio. Hice diez o quince películas (muchas para chicos) con Calabró, otras con Tato y Olmedo, con Tristán y con Gerardo Romano. En ninguna me puse en bolas pero si en bikini. Nunca tuve sexo ni hice películas tipo «Atrapadas». Jamás trabajé con el gordo Porcel en cine y no lo hice (que lo digo en el espectáculo) pensando que haciendo este tipo de cine, no me iban a llamar para hacer algo serio. Igual nunca me llamaron para hacer cine serio y perdí un montón de guita por no mostrar las tetas.

– ¿Este es el arrepentimiento mayor?
– Si porque la verdad es que hay muchas que lo hicieron en su momento. Ahora se hacen llamar señoras (y lo son) y ganaron un montón de guita sin que tampoco las llamen para hacer cine serio. Bueno…a algunas si (risas). En mi caso específico, es porque amo el cine. Me parece que lo que perdura…y no voy a olvidar nunca las palabras de Carlos Carella en un par de encuentros que tuvimos, y me dijo que tenía la cara y el look para cine. Pero nunca me llamaron para hacer cine.

– ¿Es una asignatura pendiente?
– Mirá, no sé porque digamos como que…me encantaría obviamente pero ya no haría o dejaría de hacer nada por ver si me llaman o no. Ya fue.

– Hace un ratito hablaste de la palabra «ego». ¿Es el peor enemigo del artista?
– No. Creo que el peor enemigo del artista es la soledad, cuando vos te casaste con el espectáculo, con tu público. Eso es maravilloso pero ¿que pasa cuando te quedás solo? Entonces, si no tenés al público, te quedás solo. Sin dar nombres, hay gente que vos la ves y una dice «a esta altura, estaría en el Caribe, descansando» pero bueno, hay gente que si la sacás de esto, se queda sin nada.

Intermedio: Noemí llega junto a su caniche Mimi. Está toda de negro, salvo su pelo. Tiene una voz potente. Su sonrisa mantiene la frescura a través del tiempo. Dice que no se siente identificada «en absoluto» con lo bizarro. Responde a todo sin inconvenientes y aclara algunos dudas y rumores. Sobre todo con el tema de «La foto».

– La otra vez, cuando charlamos por teléfono, me contaste sobre tus unipersonales. Contame sobre esto…
– Surgió hace un par de años cuando hice la última temporada en el Astral, con un personaje muy chiquito, de una obra que había protagonizado varios años antes. Estaba diez minutos al principio y después diez al final. La gente aplaudía mucho en mis escenas y después cuando salía a saludar. Afuera me esperaban y me decían «Te vinimos a ver a vos. ¿Por qué tan poquito?» Ahí me dio confianza y dije «La gente tiene ganas de verme!». Además, me hacía bien la gente. Me puse a pergeñar algunas cosas pero era siempre lo mismo: te hacen hacer la italiana, la gallega, etc, y no tenía ganas de esto. Hablé con un par de chicos que después me terminaron estafando. Pero bueno, como lo que ellos habían escrito era lo que les había contado, me animé a hacerlo. Es «La Tana Alan, como en casa y a corazón abierto». Y ahí ando, yirando por todos lados.

– Una de las últimas, si entrase la Noemí Alan que empezaba a ir a los castings, que le dirías?
– Que haga exactamente lo mismo. Empecé en el año 78 con un casting que me hizo Calabró para su programa «Calabromas» y para lo que fue la primera película que hice «El sosias» con Cala y Graciela Alfano. Tenía un personaje tan protagónico como el de Graciela Alfano pero no figuraba en los carteles ni nada. Era una chica de barrio. Hicieron un casting para las dos cosas. Uno, el de televisión, lo hice con Emilio Vidal y el de cine, lo hice con Iris Lainez. Es más, cuando hice el de cine, todavía no había quedado en el de televisión. Y fui yo. Tengo una escuela teatral corta. Estuve un año con Gandolfo y después con Lito Cruz y Carlos Moreno. Después tengo la escuela de las tablas «de verdad» y de la televisión en la que trabajé con grandes como Mingo, el Gordo, Calabró, Gerardo, Darío Vittori. No me quedó ningún grande que esté hoy en la Tierra con nosotros, porque trabajé todos. Eso te da un training que no te lo da ninguna escuela de teatro. Pero si no tenés con qué, no lo podés sostener de ninguna manera. La llama interna no te la da nadie. Yo soy un punto intermedio en las que hay situaciones en las que utilizo todo lo que aprendí en esos cuatro años de teatro y en otras, en que prefiero olvidarlas porque no me sirven para esa situación. Son muy técnicas y no son para mi. Soy como decía Gomez Cou..

– Santiago Gomez Cou…
– Si, que me pongo la gorra y salgo. Si me decís de estar cuarenta minutos haciendo relajación, a los quince ya estoy que me vuelvo loca. En cinco minutos logro mi relajación, mi momento de meditación y ya está. A los diez minutos ya me empieza a picar el culo. Cada uno tiene sus tiempos y cuando me pasan las cosas, me pasan. Trabajo la técnica para llegar a un lugar pero cuando me pasan, me pasan de verdad.

– Si te pregunto por la foto…
– Bueno, eso se habla en el espectáculo sobre esa «famosa» foto, que ya conté un montón de veces en este último año porque antes nunca me lo dejaron decir. Acá, en este espectáculo, es lo primero que hago, apenas entro a escena. Explicar el porque de esa foto, porqué le saqué a un boludo que tenia al lado la gorra, me la puse y listo. Si hubiese sabido que era el Tigre Acosta, uno de los más grandes represores que hubo, te imaginarás que no le voy a sacar la gorra. No tenía la más mínima idea de quien era. Tenía veintiún años en ese momento. Canal 13 nos mandó a mi, a Adriana Brodsky, a Rolo Puente, a Miguel Angel Cherutti, a hacer un día lunes (de descanso y de manera gratuita) un festival para ex combatientes de Malvinas. Ví las películas de cuando los actores iban a entretener a las tropas de EEUU. Esto fue lo mismo con la diferencia que cortaron a todos los demás e inventaron lo de la «fiesta privada». Es gracioso ver la foto porque estoy con una polera hasta el cuello….

– Estas vos y Rolo Puente…
– Hay diez de cada lado! Esa foto la hicieron porque hacia unos años le habían sacado una a Gerardo, trucada, con una gorra militar en la cabeza.

– ¿Fue en La Semana?
– Era una de Perfil. Y era trucada. Gerardo les sacó como 500 mil dólares en un juicio. No se porqué salió. Uno de los compañeros que estaba ahí, vendió esa foto a cambio de publicidad y cortaron lo que estaba al lado. A Gerardo no le hicieron nada. A nadie le hicieron daño más que a mi. Ninguno de los compañeros que estaban conmigo salieron a decir «Che ¿que fiesta privada si yo estaba ahí?«

– Se borraron.
– Y…. no estábamos solos. Eramos como treinta pero hay muchos que ya no están como el Pato Carret, el Chango Nieto, los Ángeles de Smith, Mariquita Gallegos. Cada canal mandaba artistas aunque en este caso, no era para entretener a las tropas -ya había terminado la guerra- sino para los ex combatientes que estaban lastimados y en sillas de rueda.

– Al principio decías «que recién hace poco me dejaron decir»
– Si porque antes nadie me había dejado decir nada. El primero que me dejó decir fue Jorge Ginzburg, en «Mañanas Informales». Fue el primero que me preguntó y me dejó explicar claramente y sin interrumpirme como había sido ese tema. Ningún medio ni televisivo ni gráfico me dejó explicarlo ni nada. Al contrario, muchas notas que ya tenía previstas, las levantaron.

– ¿Por?
– Si, si. Hay mucha gente a la que le cuesta. Una cosa es que haya gente que haya trabajado en la época del Proceso y otra muy distinta es que hayan trabajado para el Proceso. Creo que eramos veinte millones de personas las que trabajamos en la época del proceso pero había muchos que trabajaron para el proceso. Entre estos, había muchos medios de comunicación.

– Que son los mismos que…
– No se si son los mismos porque no tengo esa información. Si la tuviera, la diría con lujos y detalles. Como no hubo uno que me dejó y otro que no, no puedo decir cual porque ninguno me dejó.

– Es extraño que justamente siendo un tema fuerte, no te lo hayan preguntado nunca y solo haya sido Jorge el que te dejó explayarte…
– Es que a nadie le convenía. Esto hace muchos años y todos tendrían que empezar a decir que «por qué en ese momento, no me preguntaron». Jorge, en ese momento, no tenía ningún programa. ¿Entendés? Entonces todos los que en su momento, tenían un programa de televisión y ahora también, o un noticiero o un programa

-….pero…
-….en ese momento no me dejaron hablar. ¿Por qué me dejás hablar ahora y no en su momento?

– ¿Sufriste amenazas?
– Si, totalmente. Amenazas que no creo que hayan sido del Tigre Acosta pero de palabra lo eran. A mi madre la llamaban y le decían «Mirá, vieja. Tengo muchos en la zanja. Uno más no me cuesta nada». La cara del Tigre Acosta se conoció con esa foto y es ésto lo que, supuestamente, a él le jodió. Te digo supuestamente porque fue la única vez que lo vi en mi vida y después tuve todas estas amenazas y demás. Si si, cuando estaba en Mar del Plata, me cortaban la luz, me tiraban gomas. Más de una vez, en la calle sufrí agresiones de gente.

– ¿Esto te cortó la carrera?
– Si, eso seguramente. Sumado a que después quise tener a los chicos y una familia. Sin lugar a dudas fue lo que me cortó mucho la carrera porque era como «mala palabra». Yo tenía amigos que tenían a hermanos desaparecidos y de golpe, escuchar que estuve en una fiestita privada….Esta bien que hay gente que te conoce pero habiendo tanta putarraca en este ambiente (como en cualquier otro)…Lo bajo de todo esto es que ninguno de mis compañeros salió a decir «Yo también estuve ahí. Córtenla que no fue ninguna fiesta privada.». Eso fue lo más doloroso porque si hubieran salido todos los que estaban conmigo, se cortaba enseguida. Ninguno salió a decir «yo también estaba». Muchos de ellos tampoco siguieron laburando.

– Ahora si, la última. Te vi entrar con un pequeño ser…
– Si! Con Mimi. Tengo un criadero y un pensionado de perros, para la gente que se va de vacaciones y quiere que se los cuide. Las perritas van variando y trabajan conmigo.

Escoria. Teatro Regina TSU. Av Santa Fe 1275. Domingos, 17 hs

0 comentarios en “Noemí Alan: El regreso de la Tana.”

  1. "En ninguna me puse en bolas pero si en bikini. En ninguna tuve sexo. Nunca hice películas tipo "Atrapadas"…" Yo estoy un 99% seguriiiiisimooo que en el canal Volver pasaron muchas veces una pelicula caaaasi casera, en una quinta, en la que actua Noemi Alan, y que como se entera que el marido la cuernea…se hace filmar teniendo sexo al aire libre…no la puedo encontraaaaaaar!!!

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