Hay puestas que dejan su huella a medida que transcurren sus funciones y los distintos lugares en los que se presentan. Tal es el caso de “Golgota picnic”, la polémica e intrigante puesta de Rodrigo García que, tras su paso por el Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA), recaló en Córdoba en el marco del 10 Festival Mercosur.
En el amplio espacio que es la Plaza de la Música, “Golgota picnic” inició su única presentación a sala llena. Con las plateas –gradas- ocupadas, hubo gente que se sentó en las escaleras de las mismas. La expectativa era importante teniendo en cuenta el prestigio de García y su creatividad no exenta de provocación, lo cual hace aún más rica su propuesta. Tal como es su costumbre, García no es un autor de medias tintas o de callarse respecto a lo que piensa sobre un tema determinado. En el caso de “Golgota”, cruza lenguajes al tiempo que invita, incita y provoca a establecer lecturas por demás diversas, por sus múltiples alusiones.
Desde el momento que la pantalla devuelve a un ángel caído, en caída libre, en el marco de una actividad tan lúdica como fácilmente disfrutable como un picnic, se aprecia que el bombardeo constante de ideas se condice con un llamado permanente a la reflexión. A través de una resignificación constante entre lo visto y el propio conocimiento/creencia de cada espectador, será en este último donde se desarrolle la “madre de todas las batallas” de una propuesta que dividirá aguas entre quienes desearan ir más allá de sus límites para enriquecerse (o debatir) con la puesta o quienes bajarán la persiana de su propia comprensión ante nuevos estímulos.
Partiendo de la base del Monte del Calvario, lugar dicotómico del cristianismo, se encuentran cinco amigos que se comunicarán a través de textos que aludirán al consumismo y la alienación –va más allá de la soledad- del individuo. Pero no quedará en esta frecuencia ya que la puesta es un todo de significación constante, el cual no es nada inocente al respecto. Al ver el piso lleno de panes de hamburguesas, la relación inmediata a la multiplicación de los mismos en los textos bíblicos se cruza directamente con Mc Donalds. ¿La religión es un fast food espiritual de consumo rápido?
Una mujer Cristo crucificada, pintura que cubrirá cuerpos que terminarán en la desnudez más pura, lombrices en formato de materia prima para carnes de consumo masivo en cadenas de hamburguesas son algunas de las ideas con las que juega García. Siempre con una combinación de la tecnología de primer plano, en mixtura llana y sana con el teatro de texto más declamatorio y clásico.
El ritmo de la puesta es preciso como un reloj suizo en lo que a dinamismo y desarrollo se refiere. Las proyecciones logran su cometido en esa metonimia de lombrices y carne de consumo masivo en un primer momento pero sin resultados firmes respecto a la influencia en diversos públicos.
Las preguntas son inmediatas y constantes. La tensión es palpable. Teatro que pregunta y cuestiona. Que dice lo que siente sin pruritos de ningún tipo. Será en este punto donde radique una de las mayores fortalezas de la puesta. Un texto sublime que puede perturbar tanto como ofender sin pedir ningún tipo de consideración al respecto. ¿Acaso no se acusa de frivolidad a los artistas? Ok, ahora Rodrigo García vomita ideas y críticas de variada índole ¿también lo vas a criticar? Este interrogante es fundamental porque cambia el eje de la cuestión al poner bajo la lupa al público. El mismo que pide cuando no hay y si le dan se queja. El complejo de perro del hortelano en su máxima expresión cuando la función del teatro es proponer y plantear nuevos interrogantes asi como conmover a partir de sus creaciones.
Al respecto, es increíble la forma en que dividió aguas en Córdoba en varios aspectos. Quien estas líneas escribe participó como público en tres mesas de teatro y escuchó la forma en que “Golgota” fue elogiada. Será en este marco que se escuchara la frase “Es posible que haya en Córdoba un antes y un después de Golgota” en relación con la hipotética influencia que tendría sobre el teatro cordobés. Más allá de nuestra humilde opinión en la que sostenemos que es un poco exagerada la afirmación, nos sorprendió la opinión certera al respecto que, casualmente o no, difiere de las opiniones de periodistas de Buenos Aires que destacaron la brillantez del texto y las actuaciones más no en lo referido a la puesta en sí o la utilización de los recursos que dispondría García para llevar a cabo su obra.
Estas diferencias dan cuenta de lo rico y amplio que es el teatro siempre en el marco de respeto. El debate serio que se merece el teatro al respecto pero sin caer en extremos tan elocuentes, a nivel de sentencia.
En un punto, quedará la duda entre la necesidad de momentos en los que, por ejemplo, el desnudo aparece como un golpe de efecto más que destinar algunos a otras ideas que necesitarían un mayor desarrollo. Al día de hoy, un desnudo no debería ser perturbador ni ser destinatario de más de una línea pero si hay grupos en EE.UU y Alemania donde se han realizado por protestas que inclusive pedían la prohibición de la exhibición de la puesta. Paradojas de la vida que, países que se denominan de primer mundo, son los primeros en poner el grito en el cielo frente a demostraciones de libertad creativa.
La vorágine discursiva es clara y seria pero será “Las siete últimas palabras de Cristo en la cruz” de Haydn, en nueve movimientos la que ponga la cereza del postre con un pianista excelso. Tormenta y calma, noche y dia, luz o noche. Opuestos complementarios exactos en la creación de sentido que propone la puesta.
“Golgota picnic” perturba, inquiere, incomoda al tiempo que reflexiona y pide estar, como diría el gran Tato Bores, “con la neurona atenta” como idea fundamental ante lo que podría ser, retomando una idea fundamental de Star Wars, el “lado oscuro de la Fuerza”. Ese lado de tanto conforte y comodidad que propone una sociedad moderna de mentes narcotizadas y quejas de gran volumen de quienes no salen de la cárcel de su propia crianza como camino más rápido en la conformación de un adulto serio y respetable de esta sociedad.