Isosceles (Teatro)

Según pasan los años
Dramaturgia y dirección: Mariana Chaud. Con Dolores Fonzi, Violeta Urtizberea y Ezequiel Díaz. Vestuario: Carolina Sosa Loyola. Escenografía: Alicia Leloutre. Iluminación: Matías Sendón. Diseño de maquillaje y de peinados: Néstor Burgos. Fotografía: Ignacio Coló. Asesoramiento coreográfico: Luciana Acuña. Producción ejecutiva: María La Greca y Macarena Mauriño
Chacarerean Teatro. Nicaragua 5565. Viernes y Sábado, 21 hs
En tiempos donde los rencuentros con los compañeros de la secundaria –gracias a “Big Brother” Facebook-, Mariana Chaud crea un mundo donde el pasado y el presente se dan la mano a través de varios factores que hacen de “Isósceles” una puesta para descubrir.
Primero que nada, las ilusiones de cuando se estudia y se cree en un mundo en el que la capacitación por medio del desarrollo personal será la llave al “éxito”. La fábula de la cigarra y las hormigas puede aparecer de costado, sobre todo con personajes que se caracterizan por su poco apego al estudio –más allá de su capacidad para el mismo- y los que si lo desarrollan. La diosa fortuna, podrá jugar las cartas a favor de unos u otros sin que la justicia y los méritos se correspondan pero eso será harina de otro costal. Más aún cuando el paso del tiempo no se encarga de poner las cosas en su lugar. Allí es cuando sentimientos como la frustración, la envidia y el irrefrenable deseo de comparar méritos, logros y capacidades caen en un costal muy difícil de analizar con objetividad.
A partir de estas ideas, “Isósceles” juega también con el amor que tienen los protagonistas pero no siempre de partes iguales sino que ese triangulo es rengo en cuanto reciprocidades.
Como corolario de todo esto, la frase ricotera “el futuro llegó”, ubica a los personajes en necesidades que hacen la de la dependencia de unos con otros un factor de conflicto. Más aún cuando el que ejerce el poder no es precisamente una persona proba al respecto.
Con el marco de una superficialidad que no es tal, sino que esconde muchas lecturas posibles, la puesta atrapa de a poco pero no desde el humor sino del reflejo de una juventud en la cual todos vivimos y/o combatimos desde el prisma de alguno de los personajes.
También es notorio como hoy en día, habiendo personas que rondan casi los cuarenta años siguen viviendo con los padres en una adolescencia eterna, hay otros que mantienen conductas propias de dicha edad a través del tiempo. Al respecto, la creación de personajes femeninos de mucha fortaleza, se condice con estas épocas de hombres que no rompen el cascarón entrada ya a la adultez.
Con buenas actuaciones, Dolores Fonzi, Ezequiel Díaz y especialmente, Violeta Urtizberea, la puesta tiene buen ritmo en tanto diálogos punzantes donde la relación amor-odio es una constante. El espacio está bien diseñado con una escenografía que muta a través del tiempo con sapiencia.
“Isósceles” es de esas puestas que van decantando de a poco, pero con varios aspectos de una realidad que muchos no quieren ver.

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