Las dos caras de la ley
De Keith Huff. Versión: Federico González Del Pino y Fernando Masllorens. Con Rodrigo de la Serna y Joaquín Furriel. Diseño de vestuario: Mariana Polski. Diseño de luces: Albert Faura. Sonido: Pablo Abal. Diseño gráfico: Romina Juejati, Gabriela Kogan. Asistencia de escenografía: Lucía Kazanietz. Diseño de escenografía: Alberto Negrín. Asistencia de dirección y jefe de escenario: Sebastián Pollito. Producción ejecutiva: Carla Carrieri. Producción general: Pablo Kompel. Dirección de Producción: Ariel Stolier. Jefe de escenario: Sebastián Pollito. Supervisión técnica: Jorge H. Perez Mascali. Dirección: Javier Daulte.
Paseo La Plaza. Av Corrientes 1660. Miércoles y Jueves, 20.45 hs, viernes, 21.30 hs, sábado, 20 y 22 hs, y domingos, 20 hs.
“Voy a regresar afuera/ antes que la lluvia comience a caer/ caminaré hacia el abismo” canta el genial Bob Dylan en “A hard rain’s gonna fall”, uno de sus tantos himnos. Este verso puede hacerse carne en esta puesta en la que Dani y Rodo, dos amigos, policías de profesión, se encuentran al momento que se inicia la acción. Siempre con una lluvia que cae sobre sus cabezas.
Bajo este diluvio que se bate sobre ambos, las gotas caen en forma de aspectos de la vida no resueltos. Las situaciones y personalidades de ambos enmarcadas en un hecho que los pondrá uno enfrente de otro. Enfrentados en pos de un futuro que llegó hace mucho tiempo y que no puede dilatarse más. La lealtad, el deber ser -o no-, la justicia (y su forma de llevarla a cabo), los deseos ocultos, primarios y ansiados, se entrelazan en una puesta intensa, fuerte y vertiginosa. La culpa mete la cola y apela a los más íntimos sentimientos y consideraciones a partir de situaciones que preguntan e inquieren sobre “lo bueno” y “lo malo”.
La dinámica descansa sobre un texto muy bien resuelto en el que es fundamental la ruptura de la cuarta pared para un juego con el público muy bien aprovechado por los actores –en especial Rodrigo de la Serna-. La escenografía recrea un viejo garage o galpón con precisión, incluyendo un auto, gomas y tachos varios. Allí, Rodrigo de la Serna y Joaquín Furriel dan vida a los dos amigos. Furriel da cuenta del marcado crecimiento que ha tenido a través de los últimos años –premios y reconocimiento del público y la prensa incluidos-, con un Rodo medido, sumiso y que está saliendo del alcoholismo.
Por su parte, De la Serna encarna a un Dani hecho a su medida para que se luzca. Va desde su quijotismo de lo que él considera “lo justo” y su amor por la familia antes que la moneda caiga del otro lado de la suerte. Locuaz y visceral, De la Serna pasa de la simpatía al miedo, de la angustia a la culpa para un personaje de múltiples matices. Como diría Dylan, “encontré a un hombre herido de amor/ encontré a otro herido de odio/ y es dura,es muy dura la lluvia que va a caer”.
“Lluvia constante” es un aceitado y vertiginoso viaje por las aristas del ser humano frente a situaciones límite. El tema es que no todos están a la altura de las circunstancias.