Sola en los bares.
Dramaturgia y dirección: Leandro Airaldo. Con Sol Rodríguez Seoane. Vestuario: Mary Lopez. Escenografía: Miguel Nigro. Iluminación: Luciana Giacobbe. Diseño sonoro y música: Leandro Airaldo y Sol Rodríguez Seoane. Realización de objetos y utilero: Eugenio Fernández Beltrán. Fotografía, producción y asistencia de dirección: Nadia Estebanez.
Vera Vera Teatro. Vera 108. Sábado, 21 hs.
Mesa de bar y fondo de casa. Una escenografía de “figura-fondo” que será versátil al requerimiento de la puesta. Verónica ingresa a este espacio el cual se resignificará de acuerdo al momento en que se encuentre el relato.
La ausencia de un zapato y su andar errante denotan un escape, una huida. Su vestido azul da cuenta que hubo una fiesta en el medio. El celular suena. ¿Atenderá? La buscan pero ella prefiere seguir dialogando con parroquianos invisibles a los ojos pero esenciales a su concepción del mundo.
Leandro Airaldo concibió una puesta enigmática y atrapante en la que la falta de amor y afecto se ven desde el cristal de cierta incredulidad pero sin buscar los motivos de la misma. Se describe pero no se juzga ni interpreta. Hechos que ocurrieron y de acuerdo a ellos, se actúa en consecuencia. Será allí donde el espectador de oído atento captará las sutilezas del texto. El presente y el pasado de la acción se entremezclan para crear un tiempo donde los hechos –pareciera- quedan en ese relato tan personal pero ausente de presencia.
Su extrañeza se corresponde con situaciones que ha atravesado pero que las relata como si fuera una tercera persona la que las ha vivido. El ambiente destrozado parece la extensión de su propio vestido el cual ha sufrido los embates de lo que se supone pero no se relata.
Sol Rodríguez Seoane lleva adelante con frescura, un texto etéreo y preciso, que mantiene la atención a través del tiempo. Permite establecer líneas con una cotidianeidad no exenta de percances que lo pueden llevar a uno a distintos confines. El desagrado a levantarse temprano es tan identificable como una probable situación de conflicto en una fiesta donde todo lo que tiene que salir bien –parece- sale mal.
La escenografía es correcta y brinda el marco adecuado para que el tándem texto-actuación se desarrolle con dinamismo.
“Me desconozco pero tengo memoria” es una puesta atrapante y absolutamente “redonda” en su resultado final, que enaltece el axioma “si es bueno y es breve, es dos veces bueno”.