Nuestra señora de las nubes (Teatro)

Dos contra el mundo 

De Arístides Vargas. Con Fernando López y Nayla Noya. Vestuario: María Claudia Curetti. Escenografía: Leandro Crocco. Musicalización: Pablo Mardones Charlone, Gustavo Rojas, Aimé Temis Barrutia y Lautaro Villaverde. Fotografía: Karen Castillo Olmos. Asistencia de dirección: Natalia Yost. Producción ejecutiva: Pili Ortiz y Jimena Veiga. Coreografía:    Verónica Rodríguez Vargas. Dirección: Griselda Galarza y Eduardo Graham.

Teatro La Tertulia. Gallo 826. Domingos, 18 hs.

Solos con sus almas, Bruna y Omar se encuentran solos, esperando algo que los lleve a algún lado, ya que debieron partir de su lugar de origen. Ese exilio los mostrará ubicados en viajes hacia atrás en el tiempo, para el recuerdo de ese tiempo pasado que ha sido pisado aunque no derrotado.

Ellos hablan y dicen e incluso se podrá percibir que, probablemente, asi como están en una situación que los reúne, también podrían haber estado en sitios diferentes. Ella, como mujer que no quiso someterse a algunas cuestiones que debía hacerlo por su propia condición. Y él le preguntará de donde viene para obtener como respuesta que viene del mismo lugar del cual es oriundo Omar. Dos caras de una misma moneda que dan cuenta que las separaciones en bandos terminan perjudicando a los contendientes. Si bien las posturas son claras, las alusiones a lo acontecido en Argentina a partir de 1976 es notorio. No en vano, el texto forma parte de la llamada “trilogía del exilio” según palabras de su mismo autor.

Ellos llevan sus recuerdos y sus vidas en valijas las cuales, permitirán construir los diversos mundos y situaciones personales en medio de un escenario vacío. Allí es donde radica la poesía y riqueza de la puesta, con la construcción de mundos diversos con los objetos y la impagable ayuda de una iluminación exacta. La música en vivo ayuda a dinamizar la puesta asi como brinda soplos de relax en tanto el contenido previo con el que venía la misma.

No obstante, en algunos momentos, los setenta minutos que dura la puesta se sienten en tanto la reiteración de la pregunta sobre el origen de los protagonistas. Con algunos minutos menos, la obra alcanzaría un buen grado de excelencia.

“Nuestra señora de las nubes” es un viaje al corazón y al sentimiento de lo que implica un exilio, sin caer en el golpe bajo del sentimentalismo ni en el panfleto redentor.

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