El fantasma de un hombre
Autor: Sergio Bizzio. Actuación: Claudio Tolcachir. Adaptación: Moni Acevedo, Marí García De Oteyza, Lautaro Perotti y Claudio Tolcachir. Dirección: Claudio Tolcachir y Lautaro Perotti. Iluminación: Juan Gómez Cornejo. Espacio Sonoro: Sandra Vicente. Video Escena y escenografía: Emilio Valenzuela. Asistentes De Dirección: María García De Oteyza y Mónica Acevedo. Distribución: Producciones Teatrales Contemporáneas. Producción: Producciones Teatrales Contemporáneas, Timbre 4, Morris Gilbert – Mejor Teatro, Pentación, Mariano Pagani, Teatro Picadero y Hause &Richman.
Timbre 4. México 3553 / Boedo 640. Jueves y viernes 21 h, sábado 20 h y domingo 18 h.
Por Mariana Turiaci.
El teatro, en ocasiones, nos hace vivir una historia como si fuéramos parte de ella. Nos mete entre sus vericuetos, con una fuerte expectativa hasta el último minuto. Tal es el caso de “Rabia”, una de las propuestas más interesantes de la cartelera porteña de este 2024 que recién está empezando.
Producida por Timbre 4 y con la actuación de Claudio Tolcachir, “Rabia” es la adaptación de la novela homónima del argentino Sergio Bizzio. Cuenta la historia de José María quien, tras un incidente, decide esconderse en la mansión donde trabaja Rosa, su novia. Desde la buhardilla de la gran casa, será un testigo mudo e invisible de todo lo que sucede, aunque imposibilitado de actuar ante las injusticias que escucha. Además, debe arreglárselas para conseguir comida y comunicarse con su amada mientras lucha con sus propios fantasmas.
La adaptación realizada por el propio Tolcachir en conjunto con Lautaro Perotti, María García de Oteyza y Mónica Acevedo resalta lo teatral sin perder la poética de la narrativa literaria. Plagado de imágenes, el texto nos sumerge con precisión en una cotidianeidad asfixiante donde la violencia y el peligro están continuamente latentes. Es ese hombre en las tinieblas, convertido en el fantasma de lo que fue alguna vez, el que se esfuerza por no dejar huellas de su existencia, confinado a vivir a través de los otros. Sólo y a fuerza de esconder sus propios rastros, invisible para los demás, termina reducido a la sombra de sí mismo. Desde ese perfil, podrá vincularse con aquellos que ama.
La poderosa dramaturgia se apoya en una puesta despojada que, junto con una iluminación de importante presencia, contribuye a colocar la actuación en primer plano. Explorando todas las posibilidades de la escenografía, el trabajo actoral indaga en cada recoveco para construir los distintos climas que atraviesa el texto. Al respecto, Claudio Tolcachir representa a cada personaje marcando sutilmente sus diferencias. No pierde nunca el eje del relato sobre el cual se permite –también- opinar. Una actuación honesta, cercana y plagada de sutilezas que nos sumerge en una atmósfera de tensión y suspenso con una entrega que conmueve.
Entre la luz y la oscuridad, “Rabia” pone en escena las complejidades del alma humana, la desigualdad, la violencia, la dominación de ricos sobre pobres, el ahogo del encierro y la redención. Novela devenida en monólogo, es todo un ejercicio dramático que resalta la teatralidad que puede contener un texto literario.