Lo primero es….
Dramaturgia: Carla Giurastante. Con Mariana Del Pozo, Jorge Fernández Román, Carla Giurastante, Tamara Rocca y Guido Veneroni. Diseño De Iluminación: Gonzalo Calcagno. Fotografía: Constanza Niscovolos. Asistencia de iluminación: Mariana Morán Benitez. Asistencia de dirección: Luciana Taverna. Producción: Dos Lunas Productora. Dirección: Carla Giurastante y Julieta Timossi. Duración: 60 minutos.
Moscú Teatro. Ramirez de Velasco 535. Viernes, 20.30 h

Las familias suelen estar en el ojo de la tormenta desde tiempos inmemoriales. Relaciones de padres, madres, hijos, hijas y parejas varias así como las diferencias entre sus miembros son más que reveladores de lo que vive una sociedad. Un “signo de los tiempos” como diría el pequeño gran genio de Minneapolis llamado Prince que puede dar lugar a creaciones artísticas realmente movilizantes y reflexivas o adefesios que atrasan años como “Los Benvenuto”.
La diferencia suele hacerla el tratamiento que se hace del tema. Carla Giurastante puso su pluma a disposición de una comedia que apela al guiño constante y a una risa sana, no exenta de crítica. Ella entra y sale de escena constantemente para dar cuenta del marco en que se desarrollan las acciones. Es hija con padre, madre y dos hermanos. Todo muy reconocible, más aún en sus características personales. Como no podía ser de otra manera, los conflictos generacionales afloran frente a una coyuntura que no es de las mejores. La búsqueda del destino propio en otras latitudes se mezcla con el deseo de quien no puede/quiere salir de la letanía en la que vive, vegetando a caballo de la “ayuda familiar”.
Hay algunas perlitas que son para considerar. Un (ex) novio invisible ocupa una silla. La voz ausente que aún resuena. Algo similar ocurre con una perrita, la mascota de la familia. Ambos, con momentos para considerar por lo que resuenan simbólicamente. En esta línea, queda la pregunta de la transcendencia de la familia a través del tiempo. ¿Por qué debería trascender? Más aún cuando en ocasiones, termina siendo un corset que impide el crecimiento de sus integrantes, sobre todo los más jóvenes.
Las actuaciones son acordes a lo requerido por un texto simple y contundente. Apela a la reflexión con una sonrisa. Inclusive, ante las situaciones más densas de afrontar. Hay un buen uso de la ironía frente a las posturas que se tienen frente a circunstancias polémicas y coyunturales, sea el feminismo, el patriarcado, la partida a otros países y el egoísmo propio peleando con el deseo de un tercero. La emoción llega, sin apelar a golpes bajos ni lacrimógenos.
Termina la función y el aplauso es instantáneo. Más de uno se queda pensando respecto a lo que se vio sobre tablas. De repente, un almuerzo en la noche de viernes, termina impactando de manera inesperada. Carla Giurastante lleva adelante un biodrama en el que el axioma “menos es más” es la carta más poderosa