Most of the time.
Dramaturgia escrita en Buenos Aires: Matt Wray y Felipe Rubio. Actor estadounidense: Matt Wray. Voz en off estadounidense: John Wray. Música y universo sonoro: Matt Wray y Felipe Rubio. Fotógrafa y asistente técnica argentina: Maia Liamgot. Producción y diseño teatral inmigrante: Colectivo Embajada Efímera. Director chileno: Felipe Rubio. Duración del espectáculo: 60 minutos. Instagram: @EmbajadaEfimera.
Teatro El Grito – Costa Rica 5459. Miércoles 21 h.
El teatro es una experiencia que va más allá de lo que ocurre en el escenario propiamente dicho. Una canción en piano a cuatro manos y la letra que se sucede tal como el gran Bob Dylan instruyó en “Subterranean Homesick Blues” constituyen el puntapié inicial de un recorrido que va y viene a través de años, tiempos y existencias varias. Salta a una platea que, en este caso, no es tal pero es testigo de un viaje tan personal como universal que tiene a Matt Wray como protagonista.
Wray es un ciudadano norteamericano que vive en Argentina. Sabe de dónde viene tanto como de las particularidades que rodean al mentado “sueño americano” con su respectivo «way of life», tanto en lo bueno (for export) como en aquellos “daños colaterales” que cierta “propaganda” tiende a ocultar. Se hace cargo de todo y lo vincula con su propia vida, como catarsis sino como una especie de ejercicio identitario en voz alta.
Desde ese lugar, toma al toro por las astas para desarrollar, a partir del humor y la ironía, una puesta interactiva. La multimedia al servicio de un texto rico y corrosivo que no duda en tomar textuales de los ex presidentes Abraham Lincoln, Ted Roosevelt y Donald Trump, entre otros, para visibilizar diversos aspectos que conforman cierto ADN histórico que atraviesa a Estados Unidos. La autopercepción puertas adentro no se condice con lo que ocurre hacia afuera. El racismo, las diferencias socioculturales y económicas, aparecen “desde arriba”, derramando hacia la base, ideas que dejan bastante que desear.
A todo esto, no puede obviarse que el mismo Wray -a su pesar, tampoco tiene por qué saberlo- constituye ese “ideal” aspiracional que persigue cierta “clase bienpensante” argentina, que mira con admiración todo lo de afuera –ni hablar si viene del Norte- y desprecia lo propio. Por lo tanto, su certera verborragia flota como mariposa y pica como avispa en los “despreciadores de siempre”, tal como solía hacer Muhammad Ali, the GOAT, frente a cascotes de diversa índole.
La hora que dura la puesta, es precisa en sus pretensiones. Todo está en su lugar. Nada sobra pero tampoco falta. Una iluminación acorde se combina con la utilización precisa del espacio. La escenografía se articula con lo dicho, lluvia de conceptos incluida. Suena esa gema dylaniana llamada “Buckets of rain” en sus seis cuerdas, en un dueto que cala hondo. Cada verso de Bob será resignificado, impactando con la fuerza sensible de quien ve todo con una poesía que combina melancolía con cruda realidad.
Wray, en este caso, es la cara más visible del Colectivo Embajada Efímera que conforma con Felipe Rubio y Maia Liamgot, oriundos de Chile y Argentina respectivamente. Es un proyecto teatral/performático, que gira en torno a la investigación escénica, la migración y el cruce entre la ficción/realidad en lo biográfico. En este caso, presentando la primera parte de la “Trilogía de Unos Emigrantes Escénicos”.
Luminicamente inquietante y reflexiva, “The silencio manifiesto” va más allá del tan mentado gusto. Si bien la recomendamos fervientemente, claro está que su búsqueda transita otros carriles. Es una gira no tan mágica y bastante misteriosa de quien se reconstruye en una tierra que (lo) adopta, más allá de las motivaciones que llevaron a hacer las valijas. Retomando al citado poeta que atraviesa la puesta, “I can deal with the situation/Right down to the bone/I can survive/And I can endure”.
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