Una noche en Querida Elena

Debe ser uno de los teatros más intrigantes de Buenos Aires. Una casa antigua con muchas habitaciones las cuales pueden convertirse en escenario en cualquier momento o simplemente, recibir con un agradable brebaje a los comensales.

Ubicado a dos cuadras de Parque Lezama y con una programación siempre intrigante, Querida Elena es una cita obligada para todo aquél que guste del buen teatro.

En esta oportunidad, disfrutamos de un doblete de teatro con obras tan diferentes entre si como disfrutables ambas.

En primer lugar, fue el turno de “Las de Barranco”. El clásico rioplatense de Gregorio de Laferrere es tomado por Toto Castiñeiras para llevarlo a un extremo de vértigo y comicidad en el mundo de dos hijas (Pepa y Carmen) sometidas a la voluntad de María, su madre. Pero en este caso, se redujo todo a los tres personajes femeninos mencionados para el desarrollo de la historia.

Vestuario recargado con pelucas, lentes y maquillaje –según amerite la ocasión- serán fundamentales para la construcción de los personajes. Exageración y visceralidad que podrá pasar de un momento extremadamente dramático a otro, de hilaridad desbordante sin escalas pero sin que afecte el desarrollo de la misma.

El desarrollo de los acontecimientos se desarrolla en la habitación del fondo de Querida Elena. Esto brinda una ambientación tan íntima como luminosa, a pesar de la oscuridad del relato y las relaciones familiares. De por sí es relevante que todo ocurra en el fondo de la casa, en una habitación donde las paredes y la precisa escenografía enmarcan con precisión un texto que puede considerarse, al día de hoy, de “avanzada”. En pleno año 1908, la pluma de Laferrere tocaba temas como la cuestión de género asi como la frivolidad y la hipocresía de vivir de las apariencias. 

Dentro de un elenco sólido, se destaca Julieta Carrera que lleva adelante el ritmo de la obra con una Pepa tan frágil como desopilante. Su amor por Nicolino Locche lo matiza con los momentos de reflexión en los que podrá aludir al público, incluyéndolo en la puesta con alegría y comicidad.

Gregorio de Laferrere es llevado de paseo por caminos donde el riesgo artístico está a centímetros. La puesta había formado parte de los ciclos de “Teatro Bombón”. En este caso, con un desarrollo mayor de tiempo, el impacto es mayor. Lo hilarante y la ironía reflexiva en su justa medida.

Aquí es donde hacemos una pausa para introducirnos en la siguiente puesta. Las dimensiones de Querida Elena permiten construir diversos espacios para las obras. Tal es el caso de “El deseo atrapado por la cola” donde la sorpresa se produce desde el momento en que uno presta atención a lo que dice el flyer (el antiguamente denominado “programa de mano” o símil) en tanto fue escrita por un tal….Pablo Picasso. Reconocidísimo pintor, es autor de esta obra realizada en 1941 y será ésta atmósfera la que se apodere de la pintoresca casa de La Boca.

Un conserje francés recibe a los espectadores a los que le da una llave. Pero la sorpresa no se queda ahí. De repente, parece que la máquina del tiempo nos llevó a esa París ocupado por los nazis.

El director Ramiro García Zacarías lleva adelante una puesta arriesgada en tanto y en cuanto la forma de plasmar el surrealismo desbordante del texto de Picasso. Para tal fin, no duda en aventurarse en ir más allá de la letra para crear un mundo propio pero sin perder de vista al original. Creó un hotel en el que los diversos personajes desean hacerle frente a la opresión, oponiéndoles el placer y el deseo como arma de libertad. Pero como es un hotel en medio de una guerra, habrá tensión e incomodidad la cual se percibe y se siente literalmente hablando. Hombres amontonados en una habitación que darán paso a un recorte del espacio donde será ese oasis de libertad. ¿Todos querrán esa libertad? Placer sin límites para sobreponerse con dignidad a la muerte, aunque incluso haya dentro de los oprimidos un colaborador con el agresor.

La escenografía es excelente y va más allá de poner diversos objetos en algunos lugares. Hay una construcción de sentido que parten de una idea de utilización hasta los límites del espacio que brinda Querida Elena. Es ese ominoso clima en el que la danza, la lujuria, la comida permitirán el escape deseado. Se cae y se vuelve a poner de pié a través de la intervención de un piso con una cama elástica. La iluminación será la adecuada a lo requerido por el texto al igual que el vestuario.

El texto exige ir más allá de la comprensión literal para internarse en mundos particulares que tendrán a ese contexto de París 1941 solo como punto de partida. Inclusive, irá más allá de la guerra para instalarse en una máxima que podría resumirse en una de las máximas de Federico Moura y sus muchachos, “Hay que salir del agujero interior”. Salir de las propias limitaciones para poner al individuo en pos de sus deseos y sin tener ningún condicionamiento para llevarlos adelante. Las actuaciones son precisas y elocuentes.

Así, de esta manera, con el tiempo de nuestro lado, pudimos apreciar dos puestas no solo de calidad, sino que invitan a expandir nuestra imaginación, nuestros sentidos, en el marco de un teatro-casa como Querida Elena que es una garantía en su programación. Vayan, vivan la experiencia y disfruten estas propuestas. En los denominados “márgenes” hay teatro del bueno. Del que busca, se arriesga e inquiere, amén del entretenimiento propiamente dicho. Seriedad en el trabajo y la mente (y corazón) abierto en una búsqueda constante y enriquecedora tanto para los artistas como para el público que puede disfrutar de estas propuestas.

Las de Barranco

Autoría: Alfredo Allende y Toto Castiñeiras. Con Julieta Carrera, Teresa Murias y Corina Romero. Iluminación: Omar Possemato. Pelucas: Enzo Bonardi. Realización de vestuario: Enzo Bonardi y Marta Niz. Realización de dispositivos lumínicos: Valeria Junquera. Asistencia técnica: Ramiro García Zacarías. Asistencia de dirección: Fred Raposo. Dirección: Toto Castiñeiras

Querida Elena. Pi y Margall 1124. Sábado, 19 hs.

El deseo atrapado por la cola

Dramaturgia: Pablo Picasso. Traducción: Lorenzo Pareja y Patricia Venti. Con Agustin Barbuto, Luisa Cabral, Santiago Cejas, Dario Chiocconi, Natalia Garuti, Melisa Iranzo, Diego Miccige, Hugo Nuñez y Mariela Ponsetti. Diseño de escenografía y gráfico: Diego Miccige. Música original: Paula Marinello. Asistencia de dirección: Romina Furchi. Producción: Dario Chiocconi. Dirección: Ramiro García Zacarías.

Querida Elena. Pi y Margall 1124. Sábado, 21 hs.

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