Madorrán (Teatro)


En posición adelantada

Texto y Dirección: Jorge Drechsler. Con Ramiro Aguayo. Diseño de luces: Santiago Lozano. Dirección de arte: Catalina Muñoz. Producción: El Brío Teatro.

Teatro Anfitrión. Venezuela 3340. Viernes 21 hs

Un televisor pasa las imágenes de un partido de fútbol entre Instituto de Córdoba y Argentinos Juniors, por la Promoción, del descenso tan temido. Sucede un hecho polémico y se desata una hecatombe que acabará con la oscuridad devorando a la TV para encender las luces del espacio donde se desarrollan los acontecimientos.

Toda aquella persona aficionada al futbol recuerda a Fabián Madorrán. Arbitro que llevaba hasta el límite la aplicación del reglamento (en sintonía con Javier “El Sheriff” Castrilli), su particular personalidad lo llevó a diversos lugares, que bordearon lo bizarro y lo grotesco.  

En esta ocasión, lo tenemos al hombre de negro –ahora de verde flúo-, ubicado en un pequeño receptáculo donde cuenta “su” verdad. Esa especie de no-lugar en el que se encuentra -¿será un vestuario?-, lo tiene como amo y señor. Como una especie de Napoleón en Santa Elena, que planificaba batallas sin tener ejército, Madorrán hace un descargo de lo acontecido que irá más allá del partido mencionado, que fue fundamental en su carrera como árbitro. La sensibilidad de un texto muy bien concebido por Jorge Drechsler, lo pone en un lugar alejado del que uno recuerda en aquellos años. Se le brinda otra voz a aquél hombre que pasaba por los medios de comunicación, abriendo su personalidad a las cámaras. Esa persona sin filtro que tuvo la lupa sobre sus –controvertidos- fallos en el campo de juego.

Pero ojo, “Madorrán” no busca reivindicar o enaltecer la figura del referí sino que a partir del personaje creado para la puesta, relata los acontecimientos desde su visión. Quedará a cargo de cada uno de los espectadores cerrar el relato. Al respecto, el mismo tendrá la gran virtud de ser inclusivo ya que será disfrutable tanto para aquél futbolero que lo recordará por sus actuaciones como para el neófito que se llevará una buena historia, por demás disfrutable, del teatro.

La iluminación asi como el vestuario forman parte fundamental no solo para concebir la puesta sino para enmarcar a un personaje en tiempo y espacio del cual es muy difícil escapar del estereotipo. Con muy buen tino, Ramiro Aguayo se encarga de llevar adelante a un personaje al que brinda otra faceta. Inclusive, hasta podría decirse que es parecido físicamente.

“Madorrán” es un unipersonal bien concebido, que da cuenta con sensatez y sentimientos, de la pasión de quien estuvo a cargo de impartir la ley en los campos de juego de futbol, siendo víctima y victimario de su propia persona.

 

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