La punta de un iceberg social
De Yasmina Reza. Versión: Federico González Del Pino y Fernando Masllorens. Con Gabriel Goity, Fernán Mirás, María Onetto y Florencia Peña. Escenografía: Alicia Leloutre. Luces: Matías Sendón. Efectos: Alex Mathews. Dirección: Javier Daulte
Paseo La Plaza. Av Corrientes 1660. Viernes, 21 hs; sábados, 20 y 22 hs y domingos, 20.30 hs.
El “ser racional”, “lo correctamente social” y demás conductas se ven excelentemente reflejadas en esta versión de la obra de Yasmina Reza. Alan y Annie, padres de Fernando, van a visitar a Miguel y Verónica, padres de Bruno porque Fernando golpeó a Bruno y le rompió dos dientes. La situación civilizada del diálogo va derivando en agudos cruces en los que la intolerancia irrumpe de las más variadas formas. El acento puesto en las palabras y en la forma es que se dice lo que se dice es un punto a tener en cuenta ya que es una crítica a lo que se oculta en pos de lo «establecido en el marco de una sociedad civilizada». En nombre de esta, no podemos hacer lo que realmente se desea pero no porque ese deseo no exista sino que «está mal». La acumulación de las «buenas conductas» terminan quebrandose en mil pedazos ante el menor incoveniente. En este planteo, reside una de las virtudes de la puesta. Con el desarrollo de la obra, la tensión salta del escenario a la platea para inquirir al espectador en su propia conducta, lo que dice, hace y reprime y en nombre de que (o quien) hace (o no) todo esto. Las actuaciones son excelentes, en especial Gabriel Goity y María Onetto, que se mueven como peces en el agua como Miguel y Verónica y las particularidades de estos. Florencia Peña es una Annie visceral y cautivante mientras que Fernán Mirás crece con el devenir de la obra. Javier Daulte logra una puesta frenética y contundente donde todo está en su lugar, una escenografía amplia y una iluminación total que desnuda a los protagonistas en su habitus beligerante. “Un Dios Salvaje” es imperdible y plantea variados interrogantes con el riesgo de una respuesta hiriente, ante la cual, nadie hace nada por remediar.