Cat Café: Un espacio “human-friendly”.

Diana Capaso y Liliana Raco nos abren las puertas del «Café con Gatos, Adopciones y Delicias», ubicado en el Abasto porteño. En una charla amable y distendida, rodeados de encantadores felinos, Capaso aclara sobre qué es realmente el Cat Café y lo diferencia de las propuestas que hay en el mundo sobre esta temática, el propósito y cómo llevan a cabo la tarea del proteccionismo animal, junto a diversas asociaciones y emprendedores.

Texto y fotos: Cecilia Inés Villarreal
 

-Diana, ¿cómo nació la idea del Cat Café?
– Nunca nació. Se fue desarrollando de una manera impensada, sin que lo planificáramos. Se dio una circunstancia de ir a tomar algo con las chicas y los gatitos.
 
– ¿Así fue?
-Sí, se corrió la voz entre mis amigas. Aquella amiga que no podía tener gatos en la casa porque el dueño no se lo permitía, venía a mi casa a acariciarlos. Gabriela Marcos me llamó y me dijo “Diana, ¿podemos ir a tu casa a tomar mate en el jardín?”. Vinieron, se sentaron y después otra y otra. ¡Llegó un punto que teníamos que dar turnos para que vinieran! Cada fin de semana se iba acumulando gente. Después nos dimos cuenta que había que tener un orden, una presencia. Ahí ya nos vestimos con los mismos bucitos.
 
– ¿Cómo reaccionaron los gatitos?
– Ellos acompañaron desde el primer día. ¡Están encantados! Son los míos, la viejita Coñi de 16; Pipi de 5 y el negro Bebé de 7. Por suerte, cuando fuimos rescatando a los bebés, se fueron adaptando a este modo de extraños humanos que vienen a acariciarlos y darles de comer. De hecho cuando descansamos y no venimos, son insoportables (risas) porque ellos quieren venir acá. Son muy sociables e…interesados (risas). Ellos saben que vienen “los tíos” cada hora y les van a dar su comidita, su pouch, sus mimos.
 
– ¿Se dedican full time al Café?
– Hoy por hoy, sí. Estoy con Lili (Liliana Raco). Somos socias de toda la vida y amigas de muchos años. Ambos somos guías de turismo. De hecho, venimos de familias dedicadas a este trabajo. Empezamos con Lili y después vino Gaby.
 
– ¿Cuándo empezaron?
-El año pasado, en la primavera, ya aflojando el Covid. No lo hicimos antes porque no se podía por las distancias, el barbijo, etc. Ese fue el pie que nos permitió tomar el café en el jardín, con el solcito y al aire libre. Nos piden cada vez más y ahora abrimos a la mañana.
 
– ¿Quién se encargó de diseñar, pensar la disposición espacial con las comodidades para los felinos, tanto afuera como adentro?
– En cuanto al diseño y la disposición espacial, la decoración, salió de mi cabeza. Tengo la suerte que Lili es esa socia que te dice “¡Bien!¡Dale!”. Me deja que haga listas en Instagram; después, ella desde atrás, corrige y mejora todo. En general soy la que estoy y pone la cara para las notas.


– ¿Les hubiera gustado armar un lugar para gatos y perros?
– Sí, pero el lugar es pequeño. Los gatos tienen un tamaño más chico y son más independientes. Los perros vienen en diversos tamaños y no iba a ser posible separarlos en caso de peleas por el territorio y demás.

– ¿Cuál es la característica del espacio?
– Te diría que es “human friendly”, es decir, los michis aceptan humanos. No tenemos la diferencia de cat friendly o dog friendly. Hemos hecho unos seguidores muy fieles.

Comunicación y redes sociales
 
-Con el revuelo que se armó en las redes sociales, malinterpretaciones de por medio, ¿en qué se diferencian de los de Japón o Uruguay? Mucha gente se confunde y comenta en Instagram…
-Muchos los comparan. Quizás el error sea el nombre porque en realidad es “Café con Gatos, Adopciones y Delicias”. Está lejos del típico “cat café” de Japón, Turquía o Punta del Este que son bares al público, con una separación entre la cafetería y los gatos. Aquí, es un hogar que recibe gente y es más íntimo. Todo el contacto que podés tener con los gatos es jugar con ellos mientras tomás tu café.
 

-Hay muchos haters que desconocen la labor de ustedes. Como dice la frase “la gente es mala y comenta”. ¿Qué dicen al respecto?
-Nos preguntan si se cobra. Sí, se cobra. No se puede estar recibiendo a 20 personas y no cobrar porque no tengo un sueldo. “Lucran con los gatos” … Hay cosas que me dan ganas de contestar, pero no vale la pena. Tengo amigos gatófilos que vienen, vuelven y al volver pagan la mitad. Todo explotó con un video de Tik Tok. Tenemos más publicidad de lo esperado. Una persona nos amenaza y nos insulta (“conozco sus direcciones, sus nombres, las voy a quemar…”) o nos exigen por redes, que haya más turnos por día. No entienden que los gatitos demandan sus horarios también (veterinario, calendario de vacunación, pipetas…).


– ¿Qué piensan acerca de que hay muchos veterinarios, educadores, especialistas en conducta animal (para perros y gatos) que hay en las redes?
– No se me hubiera ocurrido que me hicieras esa pregunta. Pienso lo mismo cuando tengo un granito y me fijo en Internet. No lo hagas. Que el grano es cancerígeno, que tiene una puntita blanca… Hay veterinarios que pueden tener mucho renombre y equivocarse o mayor captación de seguidores… Andá al veterinario de confianza, el de la vuelta… “El veterinario es caro, me cobra la consulta”. Obvio, ¿qué querés que no te cobre? Si se quemó las pestañas durante siete años estudiando…

Cambio de mentalidad y coyuntura.
 
– ¿Qué opinan de la movida animalista?
-Es muy impresionante el crecimiento que tuvo de cinco o diez años a esta parte. Creo que el Estado debería hacer políticas públicas sobre el cuidado animal. Brindar información en las publicidades, en las escuelas, en vez de decir cuántos canteros o cuántas calles se asfaltaron. Creo que, en su momento, Telerman había inaugurado un hospital veterinario público fabuloso, con aparatos, en Barracas, por la calle California, debajo de la autopista. Estuvo abierto poco tiempo y lo cerraron por las elecciones. Luego pusieron una comisaría.

-¿Hay más información acerca de lo que significar tener un gato pese a que subsisten muchos prejuicios, mitos e inexactitudes al respecto?
– Sí, sí. Para mi sorpresa, toda persona que viene acá es más consciente en comparación a como era yo hace cinco años. Cuando era chica, mi mamá tenía animales que no castraba y había que salir a repartir los bebés cuando la gata quedaba preñada. Hoy, no hay persona que haya venido acá sin castrar a su gato; el que no castra ya lo empezamos a ver desde la ignorancia. Hay lugares gratuitos de la Ciudad de Buenos Aires para castrarlo. Sacale el turno hoy así ya lo tenés y planificás.
 
– ¿Las nuevas generaciones tiene más conciencia animal, son más responsables con la tenencia?
– Es difícil discernir…Sé que vienen con un kit de mejoras, de aprendizajes, un chip elevado. “Mamá, no tires eso al suelo”, “Mamá no fumes”
 
– ¿Crees que hay más visibilización y toma de conciencia sobre el maltrato a los galgos, pitbulls y a razas de perros que son estigmatizadas? Lo mismo con los gatos negros.
-La problemática que existe con los pitbulls y los galgos es notoria. Con respecto a los gatos negros creo que es más mito que otra cosa. Se habla de los rottweillers y pitbulls como animales peligrosos, pero fueron generados por el hombre. Son cuestiones de laboratorio.

-Es llamativo el crecimiento de la industria de las mascotas cuyos productos se asemejan a los que comprarían para un bebé: mantas, juguetes, camas…
– Mueve a que la gente tome otra conciencia, que sea responsable. No que el perro duerma en el fondo atado con una cadena o que el gato ande por los techos. Necesitan una cama adentro, no tener frío y colocar siempre las redes de protección. Es MUY necesario educar a los dueños de mascotas.
 
-Existe la equinoterapia que asiste a las personas que tienen, por ejemplo, autismo; perros de servicio que asisten a personas no videntes o ataques de pánico. ¿Pueden los gatos brindar este tipo de terapias alternativas?
-Sí, claro. Ya existe. Llevan gatitos amorosos a los geriátricos a ponerlos en la falda de los viejitos para que los acaricien. Los gatos transmutan la energía negativa. Si te duele la barriga, van y se acuestan en el lugar. Luana es la primera que aprendió su propio nombre. Se sube a las faldas de las personas que tienen una energía medio rara. Hasta el día de hoy 24 personas recibieron los mimos de Luana. Ella es 100% mágica.

Amigos y propósitos

– ¿Cómo nació la unión con Proyecto Miau?

– Charlando, tal como con el Refugio Rescatando Bigotes. Se trata de encontrar aquellas personas que de verdad se comprometen con el rescate y el traslado. Primero les ofrecimos traslado o tránsito. Inmediatamente ellas vinieron, nos mandaron fotos de aquellos gatos que están en adopción y los adoptados. Ellas hacen el laburo. Son muy trabajadoras y muy exigentes a la hora de dar en adopción responsable .Nos piden mucho por determinados gatitos, los mandamos con ellas y después no pasa nada. Son así de exigentes. Por ejemplo, hay gente que no tiene red de protección en el balcón y te dicen “se me cayó del tercer piso”. ¡No podemos creer tanta irresponsabilidad!
 
-Cuando viene una persona y quiere adoptar a uno de los michis de acá, ¿qué pasa?
– No, no. Son parte del staff (Princesa, Bebé, Rubio, Silver, Pipi, Coñi, Luana y Peque) e inadoptables. Si querés adoptar, tenés estos dos cuadritos con los michis que buscan hogar, armados por las chicas de Proyecto Miau (@proyecto.miau).

– ¿Quiénes son las empresas y emprendedores/as que les dan una mano para llevar adelante esta iniciativa?
– Tenemos a Rubicat, que apoyó esta locura desde el primer día. Nos ayudaron a eliminar los ocho olores de los gatitos. Estoy muy agradecida con ellos. Nos donan la arena para todo nuevo adoptante. Después contamos con Monpets, una empresa pequeña que es proveedor de alimentos y chiches. Si sos seguidor nuestro, te hacen un descuento y te lo llevan a la puerta de tu casa. Una mano lava a la otra y las dos juntas lavan la cara. Los alfajores Porteñito son parte de esto. Es la delicia con la que recibimos a nuestros amigos y por último Studio Cat (@_studiocat). Las chicas venden buzos, remeras y tazas. En general la gente que nos sigue, le gusta la idea. Apoya, colabora y viene cuando hay un showroom. Acá hay cosas que las puede conseguir on line pero la gente prefiere comprarlas acá porque sabe que se colabora con otros refugios. También vendemos almohadones hechos por nosotras.
Después están los emprendedores. El refugio Rescatando Bigotes (@rescatando_bigotes) nos provee de cosas bonitas para vender y recaudar (camitas de madera). Hay un chico que hace trabajos en 3D (llaveritos, señaladores). Todo esto es también una fuente de trabajo. Adriana de Bichito de Luz (@artesanias_bichito_de_luz), nos hace las tazas y tazones. Estamos armando constantemente.
(N de R.: El espacio hace las veces de pequeño showroom donde se venden diversos productos como los de Studio Cat, Refugio Rescatando Bigotes y otros).
 

A título personal

 
– ¿Cómo es la onda con los vecinos?
– Igual que antes, cero problemas. Nos apoyaron mucho en la pandemia. Hacíamos choriceadas y bajaban a comprarnos. Al principio lo bancamos con ahorros -¡hasta perdimos un auto!-. La pandemia se hizo muy larga, pero salimos.

– ¿Siempre fueron «cat friendly», «dog friendly» o ambas?
-Somos bicheras de toda la vida. De hecho, hace poco murió la última perra de una camada, con 18 años. Para mí, perros y gatos son mis adoraciones, mis hijitos.
 
– ¿Qué les parece la elección de no tener hijos pero sí, animales de compañía?
-Te lo responde alguien que eligió no tener hijos. Preferí tener animales. Mi hermana fue la primera que rompió el mandato, ya que venimos de familia de mucho animal.
 
– En pocas palabras, ¿qué es el Cat Café?
– Es un hogar que recibe amigos que vienen a tomar café y les gustan los gatos. Creo que se podría llamar “Mate con Gatos”, asi lo diferenciamos de los de Japón.

Contacto: @cat.cafe.buenosaires

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