Nada más
Actuación: Ariel Aguirre. Diseño de escenografía, vestuario e iluminación: Vicente Wingeyer. Fotografía: Carola Arbós. Gestor del ciclo de funciones: Ezequiel Guerrero, desde la Tertulia Los Hacedores. Traducción: Ingrid Pelicori. Dirección: Iván Moschner. Duración: 30 minutos. Redes sociales: @theravenelcuervo
Cementerio Británico – Av. Elcano 4568. Domingos 14.30 h (Visita guiada optativa por el cementerio) y 15 h (puntual). Función en la Capilla
Que Edgar Allan Poe es uno de los grandes de la literatura universal, no cabe la menor duda. Su pluma va desde el terror al dolor de las almas que protagonizan sus textos, con personajes inolvidables. En este caso, su poema “El cuervo” es recreado en la capilla del Cementerio Británico. Pero, vayamos por partes.
Si se llega un rato antes, está la posibilidad de realizar un recorrido por un sitio de descanso eterno que tiene entre sus nombres a la reconocida médica Cecilia Grierson, el payaso Frank Brown, Bagley, la abuela inglesa de Borges y Kenneth Langley Charney, “El Caballero Negro de Malta”, el as de la aviación argentino de origen británico que piloteó un Spitfire contra los nazis, en la Segunda Guerra Mundial.
La puesta pergeñada por el reconocido Iván Moschner es absolutamente austera. La iluminación de la capilla es brindada por la luz natural que entra por sus ventanales. Ni hablar, si está medio nublado o, eventualmente, llueve. Se potenciaría aún más lo visto. En el medio, en el lugar donde iría un féretro, Ariel Aguirre lleva adelante el mencionado poema. Lo hace en castellano y en inglés lo cual enaltece aún más el relato, además de dar cuenta de su capacidad a nivel interpretativo. La acústica del recinto es otro punto que contribuye al disfrute generalizado. Treinta minutos que invitan a sumergirse en el universo oscuro de Poe, que podrá ser la punta del iceberg para descubrir a un grande de la literatura.
Así, de manera tranquila y serena, concluye la historia. El aplauso resuena a través del espacio. Quizás, una nueva recorrida personal por el cementerio ayude no solo a visitar un lugar histórico sino a que, de a poco, cale en uno lo que acaba de presenciar, teatro en estado puro.