A diez años del estreno de “Para mi sos hermosa”, su gran unipersonal, ganador del premio Trinidad Guevara a Mejor Actríz 2013, lo festeja con un ciclo de funciones en Timbre 4. Pero Paula Ransenberg tiene mucho más para contar. Su participación en el éxito actual “Para mi, para vos” en el Teatro Tabaris, el rol de la mujer en teatro y el recuerdo de “Argentina 1985”.
Fotos: Cecilia Inés Villarreal
-Paula, ¿te sorprenden estos 10 años de “Para mi, sos hermosa” ?
-¡Sí! Muchísimo porque me pasa una cosa particular. Soy muy pudorosa con mis creaciones hasta que las estreno. Entonces, cuando estrené “Para mí, sos hermosa”, pensé que iban a ser cinco o seis funciones para amigos. Me acuerdo todavía de la sala chiquita de Boedo, de Timbre 4 y que empezó a venir la gente…Se hizo un “boca en boca” que nos sorprendió. Agregamos funciones y después nos fuimos a la sala grande. Pero siempre fue como sorpresivo. Pensar que nació de una necesidad muy particular de hacerlo. Con estrenarla, ya estaba hecha. Después pasó de todo con la obra y seguimos en el tiempo.
-La obra sigue viva…
-Si, si. No es de esas que uno la hace y ya tiene un tufillo medio viejo. La siento muy vigente. Cada vez que subo al escenario a hacerla, me da un enorme placer. Hay algo medio mágico -hablando del tema de la obra-, que tiene. Entonces sí, me sigue asombrando. Además, cuando me acordé que cumplíamos 10 años dije “Che, tenemos que festejar”. ¡Son muchos diez años! Ahí se nos ocurrió el “Diez años, diez funciones”.
-Además, es un homenaje….
-…a mi abuelo paterno. ¡Como serán las cosas! Cuando convoqué a Marcelo Nacci para que me ayude en la dramaturgia, ya tenía a los personajes de esta feria de variedades. Pero no quería hacer un unipersonal en el que están todos separados sino unidos. Hablamos de los personajes y de las situaciones hay. No sé cómo llegamos a que mis dos abuelos eran judíos alemanes que escaparon de Berlín en el 38, antes del cierre de las fronteras. Marcelo, como dramaturgo y guionista que es, me dijo “Él es el mago que escapó”. Ahí apareció la raíz que unía a todos los personajes. El corazón de la obra y el por qué quería contar esa historia.
De esta forma, apareció el último personaje de la obra, que es la nieta y cuenta un poco esta historia con el paso del tiempo. La revisa y lo odia al abuelo que, al mismo tiempo le legó la magia. El baúl que uso en la obra era el que usaron cuando vinieron de Alemania. Entonces, tiene el regalo de que estoy contando una historia mía, sin querer contarla explícitamente. Está como escondida, ahí atrás.
– ¿Cuánto tiene de catártica?
-Un montón. En las obras que escribo, tal como “Sólo lo frágil”, “Para mí sos hermosa” y lo que estoy preparando, hay patrones que se repiten. Primeramente, tienen que ver con el ser amado, el ser elegido y deseado. Después, está ese ser un poco mágico que uno está esperando. En este caso, se relaciona con el mago; en la próxima será con lo religioso, y aparecerá la Virgen. Es esa figura o persona en la que uno cree que le va a dar todo. En mi vida particular, estuvo marcada con mis maestros de teatro. Esos seres que me iban a habilitar y después, te das cuenta que no. Siempre ronda esto por lo que siempre es catártico. Además, el texto es mio y habla de rupturas amorosas. Las cosas van cambiando, pero hay algo medio nodal ahí que tiene que ver con eso
-La versión que vamos a ver ahora en octubre, ¿tuvo algún retoque respecto al original?
– No. Tiene el que da el tiempo. Te diría que no es un retoque de forma. El texto es el mismo
-¿Se te cruzó tocar el texto?
-No, no necesité. Lo que sí, edito cosas que antes eran necesarias. Ahora se cuentan con menos. Es más sintético, pero es el retoque del tiempo que me va cambiando. Cambian los espectadores y todo se resignifica en mí y en los demás. Pero el texto está tal cual hace diez años.
-En ese 2013 “Para mi sos hermosa” fue uno de los unipersonales que explotó en ese momento. Al poco tiempo, hubo un boom de unipersonales femeninos y demás…
-Y sigue…
Empoderamiento femenino
-¿Cómo ves esta explosión de unipersonales femeninos?
– A ver, te doy mi visión. Creo que la dramaturgia sigue siendo masculina en su 80%. Entonces, son historias contadas por varones. Las mujeres necesitamos protagonizar nuestras historias. Sumado a que la dramaturgia es masculina, las historias y los protagonistas son masculinos. En cambio, las mujeres hacemos de “la madre de”, “la hermana de”, “la secretaria de”, “la esposa de”. ¡Y hay una gran cantidad de actrices excepcionales! Necesitamos contar nuestras historias. Hay como un impulso de estar harta de esperar que te llamen. Entonces, voy a hacer lo mío que se traduce en esto o en escribir y actuar el propio texto. Es decir “esto lo hago yo con dos ovarios” y nada más. Entonces se arman unas historias…
-¡Enormes!
– Esto, más allá de la crisis que hace que el unipersonal este floreciendo porque es una forma sustentable de hacer teatro. Es decir, estoy sola con el director o el asistente. Nadie más. No es un grupo como antes, que eran 20. En esa época, el teatro tenía una función donde todos los actores trabajaban de otra cosa. Ahora el actor profesional quiere poder vivir, en lo posible, de la actuación. Por eso, se arman estos caballitos de batalla y las mujeres los armamos para contar nuestras historias y poder vivir con ellas. ¡Y hay tantas! Hoy, en Timbre, hay 4. Está “El amor es una mierda”, “La suerte de la fea”, “Una” y ahora, “Para mi, sos hermosa”. Está lleno.
-Además, estaban las chica clown, ¿te acordas?
– Si. Estaba Vicky Almeida con “La última vez que me tiré de un precipicio”. El fenómeno sigue y va a seguir porque las mujeres quieren contar sus historias. Por eso también faltan directoras y dramaturgas
-Es cierto. Pero, ¿crees que hay cierta “desconfianza” al material femenino?
-No lo sé tan bien pero el año pasado fue el lío de por qué una sola dramaturga en la programación del Teatro San Martín. No estoy adentro, pero supongo que hay una cierta desconfianza del material femenino. Pero también es algo que tenemos que ejercitar mucho, ¿no? Las mujeres y las carreras de la Paco Urondo, están lleno de dramaturgas. Mirá, en su momento, me acostumbré a que me gusten los personajes masculinos. Uno termina identificándose con lo que hay, ¿viste? Por eso, hay que empezar a escribir sobre otras cosas. Obras que protagonicen mujeres y que los problemas que traten no sean los de cuatro embarazadas o con el bebé. Hay historias y problemáticas de mujeres de diversa índole.
-Hace un par de años, se estrenaron “Turba” con Iride Mockert y “Beya Durmiente” con Carla Crespo. Textos, actuaciones de calidad con problemáticas serias y actuales. Pero, a nivel repercusión, pareciera que no se las quiere visibilizar, como si fueran ¿peligrosas?.
– A ver, este tipo de obras, en algún punto, son movilizantes y lo movilizante puede ser peligroso. No creo que haya una intención en tanto maquiavélica sino que es, más que nada, necedad. La desconfianza es más pacata que malintencionada. Lo cierto es que es una corriente fuerte y cada vez, va ganando en seguridad. Tenemos mucho camino por hacer.
Atrás en el tiempo
-Recuerdo una obra en la que estuviste y fue divisoria de aguas. Era “Dinamo”.
-Si. Había gente a la que le gustaba y otra, que la odiaba.
-Al día de hoy, tiene una resignificación muy fuerte, sobre todo tu personaje.
– Sí. Fue una obra que dividió a la gente. No era una historia contada, que se veían todos los datos sino que uno tiene que imaginar y hacer suposiciones. Mi personaje –pobrecita- estaba sola en el extranjero, tratando de bancar y de sostener su vida. El poder encontrarse con su hijo, con todo lo dificultoso que era eso. Tenía un idioma particular, cosa que complicaba más todo.
-¿Fue una de tus obras más complicadas?
– A ver…no. Tenía la dificultad que había muchas elipsis temporales que eran difíciles de construir. Era como una película en tanto el paso del tiempo. Además, era una obra que el público la recibía de diferente manera. Paralelamente, fue muy placentera realizarla por la construcción particular que hicimos y el desarrollo del personaje. Ese lenguaje que inventaba en el momento de cada función. Fue muy hermoso. Asimismo, contaba la historia de tres mujeres solas, muy distintas, que se encontraban.
-Lo recordé en tanto el resurgir de la identidad femenina. ¿Cuando fue?
-En el 2013, 2014.
– ¿Se te ocurrió pensar que hubiese pasado de haberse estrenado, ponele en el 2018, atravesada por una coyuntura diferente?
-No pero la que si tengo más presente, con la efervescencia del contexto fue “Juicio a una zorra”. La hicimos en medio de la ola verde, #NiUnaMenos y colectiva de actrices. Pero generalmente cuando hago una obra, después la dejo ahí.
-¿Ah si? ¡Mirá! Al respecto, ¿no hay ninguna obra que te gustaría volver a hacer?
-En general, quedan en el pasado. Más allá de “Para mi sos hermosa”, la que, si me gustaría hacer, porque es con Claudio Tolcachir, mi hermano de la vida, es “Nerium park”. Era una parejita joven que recién se mudaba y ella queda embarazada…Capaz que ya estamos un poquito pasados para la parejita joven (risas)
-Pero planteaban unas cosas muy interesantes
-Si. Era fuerte y estaba muy bueno el texto. El que se queda fuera del sistema, el que está dentro, ¿qué pasa? Como influye en el marco de la pareja y la forma en que se juzga al que está fuera. La separación de ambos, como si fuesen como dos témpanos de hielo. Si nos juntáramos y dijésemos de hacer un par de funciones, con tiempo para ensayarla, me gustaría hacerla.
-¿Les fue lo bien que esperaban?
-A ver, tuvimos unas funciones medios interruptas porque hacíamos periodos cortos. Claudio se iba y volvía. Es tan azaroso todo. Era una obra incomoda porque empezaba como una comedia romántica y no lo era. Un thriller tal como lo planteaba Josep. Te dejaba así.
– Me acuerdo que, cuando terminaba, la gente no aplaudía enseguida…
– No, era como se quedaban ahí, con el estómago partido.
Visibilidad profesional.
– ¿Cómo te sentís en el teatro comercial?
– Tuve la suerte de que las obras que hice hasta ahora, fueron hermosas. Me dio orgullo ser parte de ellas. Hice “Todas las rayuelas” con Hugo Arana, Esteban Meloni que seguimos amigos hasta ahora. Un placer actuar con Hugo. Después fue “Laponia” que, cuando me dijo Sebastián Blutrach el elenco, le dije que si al instante. “Lee la obra”, “No, no hace falta”. Jorge Suárez, Héctor Díaz y Laura Oliva. ¡Me tiro de palomita! Ahora estoy con “Para mi, para vos”, que está buenísima.
– ¡Contame…!
-Es una comedia norteamericana que ganó un premio Tony y es una relectura de Chejov. O sea que hay un guiño al teatro. En el original, se llama “Sonia, Vania, Maya y Spike”. La verdad es que el elenco también estuvo buenísimo. La dirección de Héctor Díaz fue súper precisa. O sea, tuve suerte. Capaz que se me llaman para hacer una obra, que no me copa tanto, no me sumo pero fueron proyectos muy lindos. Lo que hice hasta ahora, me encantó.
– ¿Cómo es Casandra, tu personaje?
– Así como hay una relectura de Chejov, también la hay de mi personaje. Esto se desarrolla en Villa Elisa, provincia de Buenos Aires y soy la señora que limpia. Tal como el personaje mítico de Casandra, dice las cosas que van a pasar, pero nadie le cree. Tiene como posesiones en que le baja la información. La obra tiene mucho humor. En este juego de adaptarla a lo vernáculo hicimos que, cuando le viene a la posesión, sea en uruguayo. Este juego lo encontramos con Héctor que me dio la libertad para hacer. Esto es algo que valoro de hacer en el comercial. Tuve la libertad de hacer a esta Casandra que es un monstruo hermoso con la libertad de siempre, pero en el comercial.
-Si te pregunto por “Argentina 1985”…
– ¡Se me viene una sonrisa! Siempre se me llenan los ojos de lágrimas. Cuando leí el guión dije “¡Guau! ¿Cómo puede ser que hasta ahora no se haya hecho una película sobre el Juicio a las Juntas?”. Ya se veía que la iba a pegar. No era una película de nicho sino una de juicios, como siempre se ve en la tele, ¡y era con nuestra historia! Sabía que iba a ser una bomba.
-Una sensación de…
-Fue como estar arriba de un caballo gigante, con tanto nervio ya que tenía escenas con Ricardo (Darin), que es un grande del cine. Un actorazo que está atento a todo. Sabe mucho de lo que está haciendo el set. De luces, de cámaras. Te dice “A ver…correte un cachito para que te de bien..” y es así. Está cuidando todo y es muy generoso como compañero.
-Es el capitán del equipo.
-Si y muy bien puesta. Más allá de que Santiago (Mitre) estaba muy presente como director, sabía mucho lo que quería. Después estuvo genial la repercusión que tuvo. Más allá de los premios que siempre vienen bien, lo que pasó en las escuelas fue genial. Que los pibes empiecen a conocer la historia de esa forma. Una parte que desconocían que, en ocasiones, la ven de forma teórica y en otras ni la estudian. Te dicen “yo ni sabía esto”. Quizás lo más conocido y descarnado era “La noche de los lápices” o “La historia oficial” pero “Argentina 1985” ilumina la parte legal, institucional, lo cual está buenísimo.
– Siendo partícipe de esta película tan fuerte, ¿te sorprende que, por un lado, explota “Argentina 1985” y por el otro, tenemos discursos netamente de derecha?
-Sí. Es un momento sorprendente porque, tenes gente que aplaude la película y después pasa lo que pasa.
Una mirada a los orígenes.
-¿Cómo ves al teatro independiente?
– No estoy pudiendo ver mucho porque estoy en funciones. Cuando voy a ver algo, voy a los picos. Por eso, te digo que es genial. También está el fenómeno de que el teatro comercial absorbe a hitos del independiente o del oficial. Asi tenes a “Pundonor”, “Vassa” o “Petroleo”. Lo que puedo ver es que sigue sucediendo este fenómeno que pasa acá solamente que entras en Alternativa y tenés 500 millones de cosas. Sigue siendo un fenómeno que no sucede en otros lugares. Tengo amigos en España y me dicen que allá no hay teatro independiente. No se puede hacer. Si vos querés ensayar algo, le tenés que pagar a los actores porque si no, te denuncian. Entonces, este fenómeno de ensayamos una obra de teatro gratis y estrenémosla con dos mangos con 50…
– y después vemos que pasa….
– …es un fenómeno que nosotros damos por normal. Pero es un fenómeno. Después, es como siempre. Hay cosas que te gustan más, otras menos.
– ¿Crees que pasa algo que dentro de los críticos y lo mas teóricos de teatro dicen que las nuevas generaciones no han matado a los padres para crear un nuevo teatro?
– No lo sé. Puede ser. No se si estamos en un tránsito hacia algo nuevo en que hay algo que está apareciendo. Nuevos directores y dramaturgos. Si sé que hay mucha gente que está estudiando dramaturgia, lo cual me da alegría. Asi salimos de esa cosa de hacer teatro clásico. Hay que escribir obras y hacerlas. Eso me parece un gran valor. Si vos me preguntas, para mí, faltan dramaturgos….
-…y dramaturgas…
– Exacto. Es decir, que el texto está bueno en sí,
– Que no dependa tanto de la actuación, ¿no?
-Claro! Que el texto, de por si, sea una bomba.
Docencia y actuación.
-En una actriz, ¿cuánto hay de talento y cuánto hay de trabajo?
– No te puedo responder de forma directa. Cuando alguien es talentoso, debe tener la capacidad de trabajar. Si es solo talentoso, se va a quedar haciendo siempre lo mismo. Más que nada porque es lo que le sale y cuando uno hace lo que le sale, le sale siempre. Si todo el mundo acepta eso, lo seguís haciendo y te repetís. Entonces, debe saber que necesita estudiar, formarse y un director que le pida otra cosa diferente de lo que le sale. Por eso también hacen falta directoras y directores que pidan y sepan pedir así como que trabajen sobre el actor
También he visto como profesora, desde mi tarea docente, gente que uno dice que no es la persona más dotada, pero el laburo constante hace que crezca mucho. Me viene a la mente una frase de la Boero que decía “talento es confianza”.
-¡Qué buena frase!
-Excelente. En definitiva, todo arte me parece que tiene que ver con la expresión. Si uno confía en que lo que está expresando, es la propia identidad, la propia verdad, que se abre. Esa confianza en la voz propia es muy importante en la formación. A veces esta cosa de decir “el que tiene talento” y el que “no”, divide las aguas con gente que queda encerrada en el “no” y otra gente que se queda cómoda en el “si”. Me pasó cuando estudiaba que era una alumna muy festejada. ¡Pero dentro del nicho! Cuando tuve que salir a hacer una audición, me quería matar. Me habían dorado tanto la píldora que, si fallaba, era la muerte.
-Se te venía el mundo abajo.
-Claro. No podía fallar. En cambio, la gente que está acostumbrada a “fallar”, a que le digan “no” -que tiene que ver con el “no talento”- se empieza a surtir. El actor tiene que estar curtido porque estás todo el tiempo exponiéndote. La mitad de las veces fallas o te dicen “no”. Fallar no sería la palabra pero eso que me diste, no me sirvió. A veces ni te dicen. Uno tiene que decir “voy de vuelta”. El talento está buenísimo. Es una explosión de alegría pero a esta persona, le digo “trabájalo porque, sino te vas a quedar ahí.
– Justamente hablaste de tu tarea docente. ¿Qué buscan los alumnos al día de hoy? ¿Aprender teatro o quizás ser estrellas?
-Quienes vienen a la escuela de Timbre 4, quieren aprender teatro. Por las características de la escuela, no tenemos alumnos que estén buscando fama. Tengo el último año de la escuela, aunque, quizás en los primeros, eso que vos decis, se limpie. Pero te diría que, en cuarto año, todos los alumnos están en plan “actuación”.
-Estuve hablando al respecto y me han dicho que las nuevas generaciones no harían un Otelo porque hay un femicidio de por medio. No son muy permeables a eso.
– No me ha ocurrido en clase pero sé a qué haces referencia. Hay una nueva mirada en cuanto a esos temas que uno dice “esto huele a machista”. Uno elige lo que hace y puede decir “la verdad no me interesa”. Al mismo tiempo, no se debe confundir la obra con el personaje. Es decir, el personaje puede ser machista. Si tengo que trabajar Nora de “Casa de muñecas”, es un tránsito. De hecho, lo escribió Ibsen hace muchos años. Uno tiene que poder defender al personaje. Se debe hacer a Torvaldo que es el que la tiene a Nora en una cajita de muñecas y la paternaliza.
-¿Cómo sería?
-La tarea del actor es defender ese personaje. Después vamos a ver si la obra nos interesa. Eso si, no podés hacerlo deconstruído. No lo es y lo tenes que llevar adelante sin que sea un machista increíble. Lo interesante de «Casa de muñecas» es como Nora sale de una estructura que a la vez la cobija. Si haces un Torvaldo desagradable, insoportable y machista, la obra no se cuenta. Lo tenes que hacer preocupado y amoroso. Eso es el actor. En definitiva, es la actuación. Ampliar la mirada para comprender a la humanidad. A partir de eso, mejorar si es posible, todos juntos.
Una Ransenberg puertas adentro.
-Te hago las últimas. Estás preparando algo, ¿se puede contar?
-Si. Estoy haciendo la preproducción de una obra que escribí hace tres años. Se llama “Pelomuerta” que es una obra musical…
-¿Un musical?
-Es una obra musical, no un musical porque no tengo la experiencia. Hay muchas canciones y músicos en vivo. La música siempre me cautivó. En “Para mi sos hermosa”, entraba con el acordeón, en “La suerte de la fea” estaba el violinista en vivo. Siempre está la música. Por eso, cuando me convocó Emiliano Álvarez para hacer lo de Ligia Piro, terminé dirigiendo 17 músicos en escena, además de Ligia. Ahí te das cuenta que la música en vivo es lo mejor que le puede pasar al teatro. Será para el año que viene.
-¿Vas a actuar?
– No. Solo dirijo.
-¿Cómo es la Paula Ransenberg directora?
-Me divierte mucho dirigir. Lo empecé a ejercitar más los últimos años. Me gusta trabajar con los actores. La paso bien.. Hay un stress horrible de dirección que no tiene el actor que es lo que no me gusta.
-Te dan un formulario y te pregunta “profesión”, ¿qué pones?
– Actríz.
-Si no eras actriz, ¿qué hubiera sido de tu vida?
–Uhhhh. No sé. Últimamente estoy muy copada con el arte plástico con los collages. Los que están en la casa, son míos. Hace varios años que vengo copada con eso. Me hubiera gustado haberlo desarrollado antes. También lo plástico, el diseño, lo manual. Debería hacer algo con las manos, con la plástica, con la música…
-Si por la puerta de tu casa entras en la Paula Ransenberg de 16 años, ¿qué le dirías?
-¡Mi amor! Le diría “Dejá de sufrir”. (risas)
– ¿Como consejo o recomendación?
– La abrazaría y le diría “Tenete confianza”. Tuve una adolescencia muy de sentirme mal conmigo misma. Algo propio de la edad. El teatro era mi refugio, mi wonderland. Pero era sufrida. Le diría que se tenga confianza, que es hermosa. “Para mi, sos hermosa”. (risas).
Para mi, sos hermosa. Timbre 4. México 3554 / Boedo 640. Domingos, 17.30 h.
Para mi, para vos. Multitabaris Teatro. Av Corrientes 831. Jueves, viernes y domingos, 20 h y sábados, 19.30 y 21 h.