Aguafuertes porteñas: Conferencia de prensa de Mauricio Macri

En Buenos Aires pasan cosas. A veces uno se entera por circunstancias relacionadas a su actividad o simplemente porque la casualidad metió la cola. De esta manera y con esta impronta, se relatarán historias y hechos varios dignos de mención.

En una conferencia de prensa que merecería ser estudiada en tanto la construcción del discurso y el papel (y concentración) de los medios de comunicación, el presidente Mauricio Macri afrontó una encuentro con los periodistas absolutamente cómodo tras las jornadas de violencia y represión ocurridas el 14 y el 18 de diciembre y la posterior sanción de la Ley de Reforma Jubilatoria.

Abrió el juego diciendo algo que, si no fuera por el devenir de los hechos, sería candidato al chiste/tomada de pelo/frase cínica del año. “Tengo dos ejes prioritarios. Primero, la niñez. Segundo, cuidar a los jubilados”. El problema es que, de un plumazo, les sacó $90.000 millones a –casualmente…o no-, niños y jubilados, a los que se suman los beneficiarios de la AUH y veteranos de guerra de Malvinas, entre otros. A posteriori, arremetió con obviedades que, cualquier Durán Barba de cuarta lo puede aconsejar. “La violencia fue orquestada” y que “no fue espontáneo”.

Retomó el tono de pastor evangélico de “la Argentina vive en paz”, omitiendo la represión que hubo por parte de las fuerzas de seguridad, los Aparatos Represivos del Estado. Como siempre, la culpa es del “otro” (y la construcción del enemigo externo) que motivó que la Gendarmería y la Policía actúe de la manera que lo hizo. Esto, siempre dentro de la cultura del diálogo de la que tanto se enorgullece Mauri, aunque implique reprimir a aquél que no piense igual.

Dentro de esa lógica argumentativa, con la ayuda de los medios de comunicación aliados al Gobierno (y el votante globoludo promedio que acepta todo, aunque digan que Pelé es blanco), vuelve a reiterar la idea infundada que “se buscó que no funcione el Congreso”. Recordemos que la Reserva Moral de la Republica Macrista, la inefable Elisa Carrió había dicho que se buscaba “un golpe de Estado”. Quien puso en duda la gobernabilidad fueron los medios hegemónicos de comunicación y los propios políticos de Cambiemos para agitar un fantasma que no estuvo en la gente que se manifestó. Fui a las dos marchas y siempre se manifestó en contra de una Ley horripilante.

Al respecto, el presidente Mau -tal como lo llama una de las mentes preclaras de Argentina-, contó que “lo acordamos con la mayoría de los gobernadores”. Lindo eufemismo para denominar al apriete a los gobernadores que, a su vez apretaron a sus diputados. 

Serán los eufemismos y las frases sutiles las dominantes de la charla. Tal fue el caso cuando dijo “Respetar a nuestras fuerzas de seguridad. Esto va a permitir que baje la violencia”. Una bella forma pedir sumisión. “Los policías son también argentinos”. Alta definición de Macri al que lo llena de dolor lo ocurrido ayer. “Jóvenes con ilusión de hacer su aporte a la comunidad”, al tiempo que victimiza a la policía que tuvo la desgracia que sus bastones se golpeen con los cráneos de algunas personas o sus disparos eran detenidos, a propósito por los cuerpos de los manifestantes. 

Además, cuando quiere mostrar sus preferencias, queda muy en evidencia. Dice que le gusta lo que hace Bonadío y no lo de una jueza que no se acuerda como se llama. Eso es lo que se llama “independencia de poderes”, ¿no?. Marche un carpetazo o juicio político para la jueza Lopez Vergara en las próximas 48 hs…..¿o se esperará una semana para no ser tan obvios?

Resulta increíble la pobreza argumentativa de Mauri. Continental, Clarin, Noticias Argentinas, Radio Ciudad, Infobae, Radio Mitre y La Nación son los que preguntan. La conferencia se convierte en “Titanes en el ring”, donde “peleaban” todos y siempre ganaba Martín Karadagian. No le hacen preguntas directas sino que le piden una reflexión. Eso significa darle vía libre al discurso laxo, vacio, de “lindas” palabras, pocos contenidos e ideas insostenibles, que están más para un sobrecito de azúcar que un libro de política. Salvo en contadas excepciones, nunca responde lo que le preguntan. Se va por las ramas y no dice nada. Clarin lo consultó por el comunicado emitido por el Episcopado y abrumó con una serie de frases que no se relacionan con lo que le preguntaron. Faltó que le mande un abrazo a la comunidad judía por la celebración de Janucá. En fin…

Consultado por la mala explicación de la Ley, responde “hay muchas cosas que se quieren hacer. Siempre intentamos mejorar pero lo importante es que no viene a quedarme en una posición  cómoda” y que “los cambios generan incomodidad pero es un proceso”. Mauri quiere explicar y le pifia, sin ser consciente de sus propias limitaciones. Le sale mal el papel de orador y estadista. Es mal actor. El coaching y las clases de actuación con el Mago sin Dientes no le dan resultado. ¿Un humilde consejo? Mauri, no seas rata y pedile a Luisito Brandoni que te asesore. No creo que te cobre mucho y banca tu proyecto. ¡Tiene que haber alguien que le diga a Mauri que, cuando intenta ponerse emotivo, sale muy cheto!

La máxima fue cuando dijo “yo vi los resúmenes de los discursos”. Tal como dijo @jojoldani en twitter, “El rincón del vago, hecho presidente”. De la pregunta original, bien gracias!

Para el final de la conferencia, le piden una nueva reflexión (aflojen chicos. Es Macri, no Foucault) sobre la critica esbozada por Elisa “Yo los perdono” Carrió por el excesivo uso de la fuerza por parte de Gendarmería y lo inoportuno de presentar esta ley. Una pregunta larguísima en la que Mauri salió “pisteando como un campeón”. Se ofendió como un niño caprichoso y hasta dijo que “le cuesta dormir por la cantidad y la magnitud de los cambios que hay que hacer”. Eso si, de Carrió y el resto del interrogante, no dijo algo destacable.

Como resumen de todo, podríamos decir que, en treinta minutos de conferencia de prensa y “centros” -más que preguntas-, que le tiraron los medios que pudieron preguntar, Macri se victimizó, se ofendió, no tuvo autocrítica y retomó el discurso de pastor televisivo.

Esto no quita que se haya producido un quiebre importante a tener en cuenta. Los cacerolazos fueron espontáneos en gran cantidad de barrios y ciudades. Los mismos, convocados por las redes sociales, espacio de dominio de los trolls macristas que no pudieron frenar este llamado a la expresión popular. Consultado al respecto, Mauri mandibuleó al mejor estilo Bebe Contepomi para decir que “respeto que haya gente que piense que estas reformas no son buenas” y retomar inmediatamente el mensaje de autoayuda que tanto le sirvió en la campaña electoral. Se olvidó que, en el año 2012, él mismo expresó en Twitter su opinión sobre un cacerolazo. Lamentablemente, hizo oídos sordos al pedido que había hecho cinco años atrás. Pero como buen empresario carente de empatía y preocupado solo por el negocio y la ganancia (que ni siquiera puede/sabe sonreir de manera creíble y genuina), se hizo el otario al respecto. 

Volviendo a la conferencia de prensa, digamos que brillaron por su ausencia muchísimas preguntas sobre la represión que hubo, el apriete a los gobernadores, del porqué se ajusta a un sector más vulnerable y no a los que más tienen. El nivel de las preguntas realizadas hizo aún más visible el blindaje mediático que tiene Mauri al día de hoy. Todos los interrogantes, a cargo de medios afines. Por otra parte, me gustaría saber que está pensando aquella persona que votó a Macri, se vió perjudicado/a con sus medidas y ahora escucha la sarta de pavadas de Mauri. Pero me acuerdo que pone TN, lee Clarin y se le pasa rápidamente la bronca y…..

¡Viva la revolución de la alegría!

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