Aguasfuertes porteñas: Marcha contra el cierre del Fondo Nacional de las Artes y el INT.

En Buenos Aires pasan cosas. A veces uno se entera por circunstancias relacionadas a su actividad o simplemente porque la casualidad metió la cola. De esta manera y con esta impronta, se relatarán historias y hechos varios dignos de mención.

La cultura se mueve, se moviliza. Es lo menos que podía hacer frente al atropello por parte de Javier Gerardo Milei, el presidente elegido por el colectivo denominado “pueblo”. El cierre del Instituto Nacional del Teatro y el Fondo Nacional de las Artes, por medio de los artículos  587, 588, 589 y 590, en el marco de la llamada “Ley Omnibus” presentada al Congreso, ha convocado distintas acciones al respecto. Asambleas y reuniones varias dan cuenta del impacto que ha causado. Tal fue el caso de la reunión de Unidos X la Cultura en ATE que dio cuenta de la preocupación que ha causado

Por otra parte, se realizó un llamado para realizar un abrazo simbólico al Fondo Nacional de las Artes, este sábado 30 de diciembre a la tarde, 17 h para ser exacto. De a poco fue llegando la gente a la sede de la calle Alsina 673. Como es una zona de tránsito vehicular nulo en ese momento, se ocuparon tanto la calle como la vereda sin ningún tipo de contratiempos.

Los cánticos y banderas manifestaban la bronca sobre la medida. Los aplausos eran catártico en tanto la situación que se está viviendo y la incertidumbre que se avista a la brevedad. Por ahí se ve a Osqui Guzmán, Susana Torres Molina o Emilio García Wehbi, entre el publico mientras una Marta Minujín se acerca a dejar su rúbrica en un mural ubicado en la puerta de la institución. Muchos se encuentran en esta circunstancia lamentable pero el abrazo está.

La marcha se desplaza hasta Diagonal Sur y empieza a ir hacia el norte por Perú, hasta tomar Diagonal Norte. De a poco, se va sumando más gente. El paso es rápido, por la vereda y por la calle aunque el detalle de que sea peatonal no queda de lado. Los transeúntes miran con incredulidad por su condición de turistas. Quienes son de estos pagos, manifiestan su simpatía. Alguna que otra sonrisa o un aplauso, es lo que se ve en los rostros de quienes miran.

Se agarra Maipú hasta Radio Nacional, con detención en la puerta de la emisora para recordar la situación de los medios de comunicación estatales. Es constante el recuerdo de las medidas de la peluca desquiciada, sentada en el sillón de Rivadavia. Más que nada, por la carencia de empatía y su completo desconocimiento de lo que es la función de los medios. En realidad, lo que es el Estado.

Un momento interesante fue llegar hasta la esquina de la avenida Córdoba, donde se encuentra ubicado el reducto del líder liberotario que es el Hotel Libertador. Se cantó pero apenas dos minutos para seguir camino al Teatro Cervantes. Los bocinazos de los automovilistas manifiestan su apoyo a la marcha. Alguno saca la cabeza y grita su descontento con la gestión actual.

Se llega al INT. Santa Fé es testigo de una buena convocatoria de artistas que revelan su bronca sobre una serie de medidas que los afecta. Todo a partir del ejercicio del poder sin el conocimiento necesario. No hubo incidentes de ningún tipo. Solo artistas ejerciendo su derecho a la protesta ante un hecho determinado. Algo que está garantizado por la Constitución Nacional, Carta Magna de la República que debería respetarse en vez de invocarla tanto para hacer caso omiso a lo que postula.

Concluye la marcha sin inconvenientes. Estaría bueno que las autoridades tomen nota de esto, tanto las nacionales como las del teatro. Las primeras, analizando todo lo que le brinda el arte y la cultura al país; las segundas, respecto a la posición a tomar a futuro. Si bien hubo una buena convocatoria, siempre se va a pedir mayor participación. La militancia desde las redes no alcanza. Ni hablar de quienes forman parte de “la cultura” que terminaron votando a su propio verdugo porque “era necesario un cambio” o por puro antiperonismo.

Los medios masivos de comunicación invisibilizaron la marcha, como no podía ser de otra manera. Pero ahí estaremos los independientes para reflejar lo que ocurrió. Los que hacemos periodismo y no somos “fans que contamos lo que vemos”, con toda la obsecuencia que caracteriza a la gran mayoría de quienes copan las acreditaciones de prensa en los estrenos de los teatros comerciales, oficiales y también del “off”. A éstos no los vi en la marcha.

La cultura debe salir a la calle -entre tantos espacios- a luchar por sus derechos. Dejar la tibieza de lado y ponerse a la altura de lo que requieren las circunstancias de este tiempo. Comprometerse seriamente con la coyuntura porque, tal como dijo Brecht, “el que sabe y no hace nada es tonto pero el que sabe y no hace nada, es criminal”.