Belen Mackinlay: Música popular con una mirada urbana

Dueña de una voz tan cálida como poderosa, presenta “Encuentro Sur”, su tercer álbum en plena cuarentena. Editado por el sello del Club del Disco, cuenta con arreglos y dirección musical a cargo del pianista Juan Esteban Cuacci. Sobre los pormenores en la concepción del disco, sus recuerdos del teatro musical y las matemáticas, Belén Mackinlay abre su corazón en una entrevista enriquecedora.


Fotos: Verónica Ruiz

Belén, ¿cuanto tiempo te llevó hacer el disco?

-Grabar el disco en si fue un proceso bastante rápido. Fueron las decisiones y los tiempos posteriores de producción que me llevaron más tiempo. Comenzó a gestarse en marzo 2019 con la selección de los temas y lo grabamos en abril.
Tenía muy claro lo que queríamos grabar. Para agosto el disco estaba mezclado y masterizado, Pero como teníamos una gira europea, decidí postergar el lanzamiento para comienzos de este año, sin saber que venía la pandemia. Lo que no sabía es que iba a demorarse  más de lo que esperábamos.

-¿Cómo fue la selección de los temas y el proceso de producción?
-Hace tiempo sentía la necesidad de grabar. Me urgía encarar un nuevo material pero no encontraba ese fuego interno que me dijera “Es esto. Por aquí es el nuevo camino”.
Después fue mágico. Apenas  tomamos la decisión de grabar con Juan Esteban todo se alineó. Los temas surgieron como si hubieran estado esperando ver la luz. Quería darles un sonido nuevo, personal y universal a clásicos que tenía en el inconsciente. Romper los estereotipos en bellas canciones pero conservando la esencia.
Cada tema tiene su historia. A “Monteros” sabía que quería incluirla en este disco. Hacer una versión nueva de este clásico que me daba tanta alegría cantar. “La Pomeña” también esperaba en la gatera. La había cantado algunas veces en vivo y me atrapaba tanto que quería contar la historia de esa mujer y dejarla plasmada en un disco.
Lo mismo sucedía con “Romance de la Luna tucumana”. Sabía que, con los arreglos de Juan y las imágenes de Atahualpa, iba a tomar un vuelo cinematográfico.
“La zamba de mi esperanza” surgió de casualidad. Veníamos avanzando con otro tema. Pero sentía que no estaba “dando todo”. Que estaba bien pero había “algo” que no sucedía. Una noche (era la 1 de mañana en España por la diferencia horaria), me sugirió probarla  porque estaba en la línea de lo que buscábamos. Un clásico, bien clásico. Me resistí al principio por prejuicio pero decidí probarla. Así fue que, por whatsapp, la tocamos y algo mágico sucedió que esa letra y esa melodía que había escucha millones de veces tomó otra dimensión. Me emocionó y me conectó con un futuro posible de unidad, de canción, de esperanza. ¡Y cerramos trato!
“La seca” es una composición de la talentosa Ana Robles. Conocía su obra y me movilizaban mucho sus canciones. Fue elegir esta historia de José que me recordaba a mi infancia en el campo, llena de olores, y paisajes.
El trabajo a distancia fue muy fluido. Fue un mes de trabajar los arreglos por whatsapp y ensayar en forma remota. Para poder encontrarnos una semana antes de grabar en Buenos Aires a darle los toques finales y ensayar con los músicos.
Un equipo de músicos increíbles con un talento descomunal. La única forma de encarar un proyecto que se ejecuto en tan poco tiempo con tanta entrega.

-¿Quedaron temas afuera del disco?
-Si. Miles de ideas y miles de cosas que queríamos hacer. Seguramente serán parte de otro proyecto más adelante. Pero no fueron temas que preparamos y descartamos.

-¿Cómo fue lograr un sonido por demás actual sin perder la identidad de la música popular argentina?
-En esto tuvo que ver mucho Juan Esteban, su talento y su visión. Hablamos mucho de lo que queríamos lograr. Adonde queríamos poner el acento en cada tema. Hizo unos arreglos hermosos buscando esa fusión de la música popular que va más allá del género, sin ningún tipo de etiquetas. No quería perder la riqueza y la calidez de la música de raíz dejando el clima y el espacio para que mi voz pueda contar historias y conectar con la emoción. Lo universal de la música.
El otro secreto estuvo en los músicos que participaron, que fueron Pablo Agri, Rodrigo Beraldi, Ricardo Bugallo, Jorge Perez Tedesco , Juan Pablo Navarro  y Carlos Rivero. Cada uno, con su toque tan personal, pudo crear la sinergia necesaria para que lo que estaba escrito, tomara otro vuelo.
Si tuviera que hablar desde el punto de vista técnico, te diría que los arreglos estuvieron trabajados sobre la base coreográfica de cada danza, de cada ritmo y de cada canción para poder volar libremente con las armonías y contramelodías, sin ningún temor a desvirtuar el origen popular de la música.

-Se nota cierta raíz jazzera en los arreglos. ¿Cuándo empezaste a pensar el folklore en esa línea?
-Desde siempre, desde mi primer disco Trebol Blanco. Mi relación con la música viene desde chica. La familia de mamá es mendocina. Cuando vinieron a vivir a Buenos Aires trajeron esa costumbre tan de provincia que es acompañar todas las reuniones con música. Así crecí, escuchando a mamá y a mi tío tocar en la guitarra un repertorio de música popular. ¡Las mismas canciones pasaban año tras año!
Cuando decidí dedicarme a la música a los veinte años, encaré otros géneros tal como el teatro musical y el jazz. Como todos, a esa edad, uno quiere hace su propio camino y despegarse lo más posible de sus padres.
Al momento del embarazo de mi hija -que ahora tiene doce años- tuve esa necesidad de volver a mis orígenes. Hacer algo que tuviera que ver conmigo, con esas canciones con las que había crecido pero con una mirada más urbana, con la impronta que podían aportarle todos mis años cantando en los escenarios y tocando con músicos de jazz y de los musicales. Creo que eso es lo que me movilizó. Darle a esa música que estaba tan arraigada y cercana a mi corazón una mirada personal. Que tuviera que ver conmigo y mi recorrido. Eso es lo la iba a hacer diferente: mi mirada.
Por eso, me junte con los músicos con los que trabajaba en ese momento, Alejandro Kalinoski, Guillermo Delgado y Carlos Rivero a empezar este camino de la música popular de raíz con mi mirada más urbana.


-¿Crees que el folklore se presta más a la fusión que otros, como el tango o incluso el rock?
-La libertad artística va más allá del género, siempre. Muchas veces se etiqueta un género por una cuestión de comodidad pero hay millones de subgéneros dentro de cada uno que serían imposibles etiquetar.
Todo se presta a la fusión, a la búsqueda creativa. Mientras sea sincera y honesta, vale. Si parte de una necesidad de comunicar, si el artista esta cómodo con lo que está comunicando es válido. Cada vez creo más en las canciones bellas. El mundo es universal. Importan las historias. Las vivencias. Las emociones que uno trasmite.

-Contame de la gira europea que hiciste para presentar el disco. ¿Qué países recorriste? ¿Cómo fue la recepción?
– Tocamos en Francia, Suecia, Dinamarca, España y Luxemburgo. Fue una experiencia muy interesante. Viajamos desde Argentina con Carlos Rivero. Nos encontramos con Juan en Paris y en las distintas ciudades nos unimos a músicos locales para armar la formación del disco. Fue muy enriquecedor tocar con músicos europeos y argentinos residentes en Europa. Se creó un ambiente de camaradería increíble.
Llevamos adelante lo imposible, con tiempos de ensayo inimaginables. ¡Fue todo muy vertiginoso! El público recibió el material con mucho entusiasmo. Había argentinos, pero también mucho público local interesado en nuestra música. Me impresionó particularmente el público francés que tiene mucha cultura de música argentina y es super cálido y respetuoso. Fue un gran estímulo para la etapa que siguió de la presentación del disco acá.
En todas las ciudades quedamos en contacto para volver. Lástima que esta año fue atípico y tendremos que esperar al 2021.

-Este tercer disco, ¿en qué se diferencia de los anteriores, más allá del repertorio?
-Este tercer disco es una apuesta más fuerte. Un encuentro entre la música popular y la música de cámara. Pensamos en un sonido más universal, sumando toda la experiencia de haber tocado afuera.
Tenerlo a Juan como arreglador y director musical con todos sus años de experiencia dirigiendo y escribiendo para grandes orquestas, abrió una paleta de colores que desconocía y me interesa mucho explorar.

-¿Cómo ves esa línea delgada que separa el término “autenticidad” de seguir haciendo la misma canción a través del tiempo?
-La clave está en la honestidad del hecho artístico. Si el intérprete está 100 % presente en ese momento, transitando la canción, conectado con la emoción y con el público, lo que sucede es auténtico, único e interesante.
Te puedo hablar por mi entrenamiento al haber trabajado mucho años en teatro musical. Es fundamental para hacer, por ejemplo, durante un año entero funciones de martes a domingo que cada función fuera como la primera vez. Puedo cantar la misma canción durante años, pero nunca es igual. Siempre es distinto porque el público te transforma y vos transformas al público. Esa es la magia. El poder disfrutarlo intensamente porque ese momento no va a repetirse nunca. 

-¿Cómo estás viviendo la cuarentena?
-Con mucha incertidumbre. Personalmente me costó mucho desde lo emocional dejar de cantar en vivo. Estoy esperando que todo pase. Por suerte, contar con este bello disco para presentar me mantiene entusiasmada,. Gracias a Dios estoy en una ciudad de la provincia de Buenos Aires que estuvo sin ningún caso todavía. Estamos cuidándonos mucho para que siga así.

-¿Estuviste componiendo?
-No. Es un tema pendiente en mi vida. Todavía no me animé a explorar por ese lado. Cada vez que quiero intentar, me censuro y freno. Con tantas composiciones hermosas para cantar… es un permiso que todavía no me di. Me encantaría poder cantar un tema mío en mi próximo disco o el siguiente. Voy a ponérmelo como objetivo. Tengo un tiempito para lograrlo todavía (risas).

-¿Tenés alguna opinión respecto al protocolo lanzado hace unos días para que los músicos puedan presentarse?
-Es muy buena posibilidad. Como todo, siempre quisiéramos más pero sabiendo que lo presencial está todavía bastante lejos, me parece que es una opción. ¡Voy a llorar tanto cuando pueda estar con los músicos y el público en el escenario! Cuando uno viene con un ejercicio de tanto “vivo” y se frena de un minuto a otro eso que te da combustible para vivir, es muy terrible. Esta bueno encontrar nuevas formas.
Estoy gestando una forma de presentar el disco de esa manera. Seguramente no sea igual. Hay que encontrarle la vuelta tanto para el músico como para el espectador para que traspase la pantalla. Es una buena opción para cuidarse y tocar. Ojalá que sea solo hasta que se pueda volver a lo presencial.

-¿Estuviste haciendo presentaciones por Instagram y redes sociales?

-No, no estuve haciendo nada salvo algunas entrevistas por Zoom o IG. Me es más fácil cuando hay un entrevistador y estoy charlando con alguien. Todavía no me siento cómoda sola con la pantalla. Prefiero escribir que hablar sola a la cámara. Soy muy tímida.

-¿Cómo te imaginas el día después de la cuarentena?
-Va a ser algo gradual. No creo que todo se libere de golpe, y por más que se libere, va a pasar un tiempo hasta que la gente  se anime a salir. Sueño que el virus se va y volvemos a salir a juntarnos sin miedo, a abrazarnos. Creo que lo que más extraño son los abrazos así como los encuentros con los músicos y los amigos. ¡Ansío tanto volver a trabajar…!

-Si no eras música, ¿qué hubiera sido de tu vida?
-¡Uy…! Aunque no lo creas, sería contadora. ¡Siempre me gustaron los números pero nunca ejercí! Cuando probé el escenario me di cuenta que no podía hacer otra cosa. Florecía. Me expandía.
La matemática siempre me atrapó. También podría hacer sido matemática. Es algo que no ejercito hace mucho pero tenía mucha facilidad. Me gusta resolver problemas. Soy medio obsesiva, nerd (risas) pero la vida me hizo un bien al guiarme a la música, explorando la parte más humana de mi personalidad.

-¿Cómo recordás tu paso por la comedia musical?
-Fueron años muy felices. De mucho aprendizaje. Los musicales me dieron grandes amigos que, hasta el día de hoy, me acompañan en este camino de la música. Aprendí lo que es el trabajo en equipo. Hoy sos protagonista, mañana “ensamble” y tu trabajo tiene que tener el mismo compromiso porque es con el esfuerzo y el trabajo de todos que se construye una gran obra.
Aprendí el respeto al escenario, de cómo hay que ensayar y entrenar. Estar rodeada de compañeros tan talentosos te hace estar despierto y aprender de tus pares todos los días.
El cuidarme y estar siempre lista. El teatro es familia y camaradería. ¡Eso es muy hermoso!

-¿Vas a volver a hacer teatro?
-Por ahora, no. No ha surgido la posibilidad. Muchas veces extraño la vorágine del teatro asi que no hay ninguna puerta cerrada. Siempre estoy abierta a posibilidades que me hagan crecer como artista y obras a las que pueda aportar mi arte.

-Si por la puerta de tu casa entrase la Belén que tenía dieciocho años, qué le dirías? Algún consejo o recomendación?
-¡Uy! ¡Qué difícil! Creo que uno es una suma de sus aciertos y sus errores…Quizás si hubiera cortado camino, no sería quien soy hoy. ¡Le diría que soltara la contaduria antes! (risas)  ¡No hacía falta que estudiara tanto para derecho comercial! ¡Que era la materia que odiaba…! (risas).

A continuación, «Encuentro Sur», de Belén Mackinlay →→ https://ffm.to/encuentrosur

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Translate »
Scroll al inicio