Disco: “The Dirty Boogie” de The Brian Setzer Orchestra



El mítico líder de los Stray Cats, Brian Setzer, podría ser considerado el último de los mohicanos en este género denominado “rockabilly”. Disuelta su banda emblemática, Setzer realizó una carrera solista en la que, encabezando la Brian Setzer Orchestra, edita “The Dirty Boogie”. Originalmente publicado en 1998, mantiene al día de hoy, una frescura envidiable. El disco es una colección de clásicos, los cuales fueron compuestos y saltaron a la popularidad entre 1952 y 1962. La “Orchestra” se conforma con cuatro trombones, dos bajos, cuatro saxos, y otras tantas trompetas, además de la batería, dos bajos y el propio Setzer en voces y guitarra. De esta manera, logra un sonido limpio y vigoroso en el cual las versiones que conforman el disco logran su excelencia.

El disco arranca muy arriba con “This cat’s on a hot tin roof” donde los vientos y el bajo conforman una base excelente por sobre la cual trabaja Setzer. Justamente, se reserva el hacer todas las partes de guitarra y solos. Con 2.19 mins, se aprecia hacia donde va a ir el concepto general del trabajo.
La Big Band es dominante a nivel sonido pero eso no implica que las seis cuerdas de Setzer no lleven la batuta. Con “Let’s live it up”, es notable la presencia de la banda, brindando un sonido envolvente y decisivo. Al respecto, “Sleepwalk” es un ejemplo de lo dicho que, no en vano, antecede a “Jump Jive an’ wail”, un tema de Louis Prima que le permitió al combo de Setzer saltar a la fama.


Justo en la mitad del disco, cuando llega el momento de hacer un pausa en su ritmo pero manteniendo la atención a pleno, el ex líder de los Stray Cats elige el clásico “You’re the boss”. La que presta su voz para hacer un dueto memorable con Setzer, es la blonda cantante de No Doubt, Gwen Stefani. La versión que hacen está muy bien trabajada, con la guitarra de Setzer marcando el ritmo al tiempo que los vientos hacen suyo los momentos de tensión del tema. La platinada muestra lo buen cantante que puede ser cuando se lo propone, lejos del pop que encaró en su etapa solista.

Setzer vuelve a grabar el clásico de los Stray Cats, “Rock this town”. En esta ocasión, tiene justo el doble de duración ya que se pasó de los 3.26 del original a 6.38 con la BSO. La frescura del original de 1981, pasó a ser una canción atiborrada de arreglos con vientos que se intercalan con la voz y la guitarra de Setzer. La simpleza da espacio a la espectacularidad sonora con un resultado que asombra. A algunos le gustará más y a otros, no tanto. Igualmente, nadie podrá acusar a Setzer de no trabajar los temas. Después, quedará librado al gusto (y la apertura musical) de cada oyente.



Lo mismo ocurre con “Since I don’t have you”, otro clásico que, en este caso, data de 1958, originalmente interpretado por The Skyliners y que fue su gran éxito. El tema tuvo una gran cantidad de covers siendo el último y, probablemente, el más conocido, el realizado por Guns N’Roses, para su disco “The Spaghetti Incident”.El original de The Skyliners duraba 2.51 minutos y se basaba en las voces, los coros y un piano que se mantenía a lo largo del tema.  Setzer acortó diez segundos la duración en relación a la versión de los Guns N’Roses. Paradojicamente, la utilización de los vientos en el inicio de la canción junto con las seis cuerdas de Setzer la ubica lejos del almibar del comienzo que había propuesto la guitarra de Slash.

La guitarra de Setzer marca su dominio con un comienzo arrollador para “Switchblade”, donde la pista de baile arde al compás del ritmo dominante de la canción. Es de esas canciones donde, además de bailar, el contrapunto a viva voz de “Switchblade” es casi obligatorio. Lo mismo ocurre, con menos bríos e igual calidad, con “Nosey Joe” que tiene un muy buen solo, de corta duración pero precisión quirúrgica, antes de darle paso a la aplanadora que constituyen los vientos.


En la última curva del disco, suena una canción que en su título, describe su propia esencia, “Hollywood Nocturne”. Con un aire a los años 40 y un tinte cinematográfico en su atmósfera, Setzer canta con un sonido diferente a su voz pero acorde a lo que la canción requiere, melancolía y tensión.
El final es con “As a long as I’m singing”, un tema con aires latinos donde cambia con respecto a lo escuchado anteriormente. El mambo se entrecruza con el sonido portentoso de la orquesta aunque no tiene la potencia de muchos de las anteriores canciones. No obstante, deja al oyente con ganas de seguir indagando en la obra de Setzer o directamente, volver a escuchar el disco y descubrir algún detalle oculto.

“Dirty Boogie” es un disco disfrutable de principio a fin. No en vano, Brian Setzer y su orquesta lograron un reconocimiento generalizado gracias a su realización. El jopo de Setzer se resiste al paso de los años con canciones trabajadas con seriedad en un marco diferente al de sus comienzos.   

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