Bafici 2010. Fin para un Festival parejo y concurrido

Ha concluido la 12º Edición del Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente (BAFICI) con los siguientes premios.

El FEISAL le brindó una mención a “El vuelco del Cangrejo”, de Oscar Ruíz Navia y le dio su premio a “Los labios”, de Santiago Loza e Iván Fund, película que también obtuvo el Premio Asociación Cronistas Cinematográficos Argentinos. El Premio ADF al Director de Fotografía. Fue para Mauro Pinheiro Jr, por su trabajo en el film “Os famosos e os duendes da norte”, de Esmir Filho. El Premio SIGNIS fue para “La Bocca del Lupo” de Pietro Marcello con una mención especial a “Alamar”, de Pedro González-Rubio, que también obtuvo una mención en los Premios Unicef (el premio se lo llevó “La Pivellina”, de Tizza Covi y Rainer Frimmel). El Premio FIPRESCI fue para “Lo que más quiero”, de Delfina Castagnino. En la competencia de Derechos Humanos hubo menciones para “Octubre Pilagá, relatos sobre el silencio”, de Valeria Mapelman, “Petition”, de Zhao Liang, “El Rati Horror Show”, de Enrique Piñeyro y “Mejor película” para “Cuchillo de palo”, de Renate Costa. En Cine del Futuro, el premio a Mejor Película auspiciado por I.SAT para “Morrer como un homem”, de João Pedro Rodriguez y la mención para “Sewer”, de Sherad Anthony Sanchez. En la Competencia Oficial de Cortometrajes, hubo mención para “Los árboles se mueven”, de Christian Nunclares y Sergio Subero mientras que el Mejor Cortometraje auspiciado por CIEVYC para “Sábado uno”, de Ignacio Rogers y “Mientras paseo en cisne”, de Lara Arellano. El Mejor Cortometraje auspiciado por Kodak fue para “La mia casa”, de Marcelo Scoccia.
En la Selección Oficial Argentina, la distinción de Mejor Fotografía auspiciado por Kodak fue para “Las pistas – Lanhoyij- Nmitaxanaxac”, de Sebastián Lingiardi y el Premio Especial del Jurado auspiciado por Cinecolor y Kodak para “Somos nosotros”, de Mariano Blanco. El premio Mejor Director auspiciado por Alta Definición Argentina – Metrovisión, La Burbuja Sonido y el Ministerio de Cultura a través del Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y las Ciencias para Iván Fund y Santiago Loza por “Los labios” y el de Mejor Película auspiciado por el Ministerio de Cultura a través del Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y las Ciencias y Hoyts para “Invernadero”, de Gonzalo Castro.
Por su parte, en la Selección Oficial Internacional, la distinción a Mejor Película Argentina auspiciado por Fuji y Che Revolution Post fue para “Lo que más quiero”, de Delfina Castagnino; mejor Actor para Dragos Bucur por “Police, Adjective”, película que también obtuvo el premio de Mejor Director para Corneliu Poromboiu. El rubro “Mejor Actriz” fue para Pilar Gamboa y María Villar por “Lo que más quiero” mientras que el Premio Especial del Jurado fue para “La bocca del lupo”, de Pietro Marcello. El premio Mejor Película auspiciado por Z Films y Hoyts quedó para “Alamar”, de Pedro González-Rubio.

El Festival fue clausurado por “Los Condenados”, de Isaki Lacuesta y protagonizada por Daniel Fanego, Arturo Goetz, Leonor Manso y María Fiorentino. La película relata el encuentro de varios ex compañeros de armas que se juntan para buscar los restos de Ezequiel, un militante amigo, muerto en la selva. No hay ningún tipo de mención que pueda determinar grupo, movimiento, circunstancia o lugar, en relación con los protagonistas aunque se puede deducir. Hay dos ideas que dan vuelta la película que es la de poner todo lo ocurrido sobre la mesa (Fanego) o enterrar todo lo pasado junto con el cadáver (Goetz). Con diálogos que empiezan y terminan de manera abrupta, sugiriendo la continuación de los mismos, la película es interesante y cuenta con actuaciones valiosas con Fanego y Goetz a la cabeza, dotando a ambos personajes de naturalidad y credibilidad. El metamensaje que cuenta la película da la posibilidad de reflexionar respecto de lo que ha ocurrido en nuestro país con los grupos de guerrilleros en los años 70 y su legado a nuestra historia. La autocrítica, los reproches (el que se fue y el que se quedó; el que se “vendió” y el que no) se hacen carne en los cruces entre Fanego, Goetz y Manso (es “Andrea”, la esposa de Ezequiel). No obstante, si bien la película tiene puntos interesantes, no termina de ser “redondita”. Su desarrollo es un tanto lento en algunas ocasiones y la música no acompaña, sino que molesta.
Igualmente, “Los condenados” es para ir a ver y debatir su contenido con un buen café caliente a la salida del cine.

Epilogo
Se calcula que al término del Festival, se habrán vendido 200.000 entradas. Por su parte, los asistentes a las actividades gratuitas (proyecciones al aire libre, conciertos, mesas redondas, presentaciones de libros, etc) habrán superado las 250.000 personas. Todo esto sería un 10 % más que en la edición anterior, tanto de entradas vendidas como de público en general. Todo se desarrolló en un ámbito de tranquilidad y  camaradería, con varios directores interactuando con el público en las funciones con el enriquecimiento que esto conlleva. Hubo mejoras a lo que fue el corte en los subtitulados de la pasada edición que afectó a varias películas. No obstante, el debe lo debemos poner en la relación con los periodistas para acceder a las entradas de cada día. La oficina de prensa, ubicada en Guardia Vieja 3332, es muy coqueta y abre sus puertas a las 10 hs. El problema es que las privadas para periodistas comienzan a las 10.15.En esos quince minutos, comienza el raid periodístico en pos de las entradas para ver otras películas en el día y el trote correspondiente para ver la privada de prensa. Lamentablemente, la oficina se abrió puntual (que en este caso, no es una virtud sino un contratiempo) con una cola importante de reporteros que querían solicitar su correspondiente acreditación. Quien estas líneas escribe arribó a las 9.50 y recién se retiró a las 10.15 hs. Lo peor fue el pique rápido para llegar a tiempo a la sala ya que hay que cruzar la calle Agüero, subir corriendo las escaleras del shopping como Rocky Balboa y entrar a la sala correspondiente, previo subida presurosa por las escaleras mecánicas con saltos que dejarían muda a la mismísima Yelena Ysinbayeva (foto de abajo). 
Ante esta situación, ¿nadie pensó en los periodistas mayores que no pueden correr? ¿A quién se le ocurre abrir el sector de prensa a las 10 hs, para retirar entradas y demás, cuando las primeras privadas son a las 10.15, a una cuadra y con escaleras para subir? No es una cuestión de planificación sino de sentido común.
Se ha cerrado el Bafici con un buen nivel de películas, parejo en su calidad y con una mayor cantidad de gente que el año pasado. Felicitaciones para todos aquellos que pudieron presentar sus películas, los que ganaron algún premio, los que vieron buen cine y por sobre toda las cosas, porque este Festival mantenga su presencia todos los años y la extienda a lo largo de los once meses restantes que conforman el año. Que estas películas puedan ser vistas por la mayor cantidad de gente posible y porque la cultura deje de ser un bien de cambio que atraiga divisas, dolares y euros. No hay nada más importante que el capital cultural de un pueblo y eso, mal que le pese a muchos, no figura (ni figurará) en ningún balance contable.

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