Carlos Belloso: “Las Brujas de Salem muestra los mecanismos del poder”

Es uno de los mejores actores argentinos. Con la recientemente estrenada “Las brujas de Salem” en teatro y con “El Donante” en la pantalla de Telefé, Carlos Belloso se hace un rato para exorcizar fantasmas acerca del cine, la actuación, el teatro y la política en un jugoso reportaje donde aparecen Nietzsche, Spinoza, Fito Páez y 678.

– Carlos, ¿cómo surge la posibilidad de hacer “Las brujas de Salem”?

– Me llama Marcelo Cosentino con quien ya había trabajado. Me dijo que iba a hacer “Las brujas de Salem” y quería que sea el reverendo Hale. Había visto “las Brujas…” y recuerdo una puesta muy interesante en Lima, Perú. Además, lo había leído en el colegio. Es un material que habla un poco –como todos los clásicos- sobre este tiempo. Mi personaje es el que más arco de transformación tiene en la obra. Aparece con mucha popularidad porque trata la demonología y viene a exorcizar a las brujas que hay. Es un “rockstar” en Salem, un estudioso de los mecanismos del demonio. Cree en la religión y establece un exorcismo garantizado, probado y efectivo. Pero cuando lo ejecuta, en vez de ser un mecanismo para Dios, lo es para el Demonio. Sirve para que el poder (encubierto de religiosidad) se use para matar gente, dividir tierras. Para dividir…

-¿Una purga?

– Si. El tema es que John Hale, ministro de Beverly, se está dando cuenta que hay que dar vuelta la tortilla, el discurso y, sobre todo, la ideología. Entonces, empieza a trabajar para el demonio. No el de los cuernitos sino que hay que mentir para salvar la vida. Todo es muy actual. En el poder político y económico hay dos formas de ver las cosas y yo me inclino más por una que por otra. Al mismo tiempo, descubre mecanismos como la mentira, que es el de la manipulación del lenguaje. Es muy atractivo mostrarlo. Esto no lo decía Arthur Miller en los 50 sino Nietzsche con la transvalorizacion de todos los valores. También Spinoza. ¡Siempre me gustan tus notas porque me sacás la filosofía! Spinoza decía que el bien y el mal no existen pero sí lo bueno y lo malo. Ahí puedo elegir lo que me conviene

– Es una cuestión personal…

– Si, seguro pero al mismo tiempo, el salvarse de meterse en un bando…

– Esa es otra historia.

– Entonces, si yo, en la cuestión personal “quiero esto porque me conviene”, no es necesario ser de River o de Boca, sino que, si lo que me conviene es ver un buen resultado, un buen partido estéticamente hablando, no hace falta ser de uno de los dos. Lo que veo es que me beneficio y al beneficiarme yo, se beneficia la sociedad. ¿Por qué es esto? Porque soy una persona metida en la sociedad y si la sociedad hiciera lo mismo, no haría falta ser de River o Boca. Es simplemente ser hincha del futbol, que sería el que ganaría con todo esto. ¿Por qué voy a mentir? ¿Para mi partido o mi porción de mundo?

Al mismo tiempo, todo es mezquino y todos quieren parte. Tanto la economía como la política. Estamos hablando de la actualidad del país con esto. Si soy “actor del Gobierno”, el Gobierno me va a decir “lo estamos conteniendo. No quiere trabajar para nosotros?”. Esto me obligaría a algo. Si digo que no, ¿significa que estaría del otro lado? ¡Tampoco! El poder económico es lo mismo. Si decís algo a favor del Gobierno, ¿sos del Gobierno?. No. Puedo elegir algo de este lado, algo del otro y así conformar mi mundo particular. Esta forma de decidir las cosas te permite ser libre. Mi personaje está entre lo platónico o lo puritano calvinista de lo que pide la sociedad. Lo ideal por lo platónico pero lo de Calvino es más fuerte por el interés económico y religioso.

– El amigo Weber hablaría de la ética protestante…

-¡Claro! No quiero pertenecer a ningún grupo de poder. Ni económico ni político y en Salem, tampoco. Quiero ser libre de eso y que nada me exija nada. Menos nombres o una lista negra que eso es, primero, el corolario de la obra. Lo emparenta con el macartismo y no de manera solapada sino que es nombre y nombre y van cayendo uno tras otro por las listas. En la política y la economía, es lo mismo. Das un nombre, es del otro bando y tiene que ser ajusticiados. Das nombres y no recibes beneficio. La obra muestra los mecanismos del poder.

-¿Cómo fue meterte dentro del reverendo?

– Me gustó. Al principio es de película, como el Exorcista. Tiene una demostración con elementos. Me llené de chiches, un bargueño con ruedas, un astrolabio y unos lentes que miran, un manto invisible. Después, todo ese poderío, se va dando de narices con la verdad. Lindo nombre para una novela! (risas). Entonces, para evitar más muertes, le pide a los que van a morir que “mientan. Vine a hacer el trabajo del demonio. Vine a convencer a los cristianos a que deberían desmentirse y calumniarse a si mismos”.

– ¿Busca la redención en algún punto?

– Si. Es el único que descubre el mecanismo para salvarse y, al mismo tiempo, es el que descubre que John Proctor es un nuevo dios. El Dios moderno que es el hombre.

-Tal como hablaba Federico….del superhombre..

– Exacto. Es la transpolarización de todos los valores y al mismo tiempo, el hombre reivindicado, emergiendo de todo esto. Ojo, pero nada débil sino fuerte en su orgullo.

-Esto es interesantísimo y me contabas un poco sobre los lugares para laburar. ¿Cómo es llevar este señor texto a la calle Corrientes?

– Es como ser reo entre los pitucos y pituco entre los reos. No se. Es raro. Podemos decir que hacemos un texto que podría estar en el San Martín pero con producción privada y apostando a eso. La obra tiene mucho dinero encima. No solo un elenco grande sino que hay efectos y unas luces terribles, con una escenografía excelente y un vestuario de calidad. El apostar ahí es como mojarle la oreja a King Kong. Es un poco eso. No se si es un desafío sino que se puede hacer un clásico en el ámbito privado. Obviamente la mayoría de la gente va a ver otras cosas pero no se dio tanto en obras como “Pillowman”, que nos fue bien. Estuvimos en dos teatros, nos fuimos de gira y nos fue bárbaro. Esto es una incertidumbre para todos. No sabemos que va a pasar.

– Muchas veces veo que tus personajes tienen ese toque que, si son buenos, tienen un toque maléfico y si son malos tienen, una pizca de bondad.

– Si vamos a una definición básica, ningún personaje es malo ni bueno del todo. Hitler habrá tenido un descuido de ternura o un costado artístico. No era buen pintor pero tenía cercanía al arte y un criterio estético. Pensó las svásticas y el diseño del nazismo con sus asesores. Era un hijo de mil putas y tenía ese costado. En esos personajes, me gusta agarrarme del lado más humano porque lo otro ya está. La diferencia es esa. Técnicamente, meto eso. No para que la gente piense que un hijo de puta tiene humanidad sino para que se decodifique al personaje. Que no solo diga “Entró el hijo de puta y va a hacer maldades” sino que, cuando entra , se pregunte “¿que va a hacer? Maldades, no. Quizás…”. Lo pongo en una especie de método particular…

– El método Belloso.

– Si. Tiene que ver con darle volumen a un personaje pero al mismo tiempo, que sea inasible, que no lo puedas agarrar. Lo que tenga una persona de oscura, desarrollarlo en una especie de intermitencia, que te permita preguntarte por la persona, por el ser humano..

– ¿Pensás que va a ir la gente a ver a Carlos Belloso haciendo de malo?

– (Risas). Lo esquemático sería eso. Hay muchas formas esquemáticas hacia a mi. Lo bueno es haber zafado de muchas cosas. Menos mal que vos me decis de verme de malo o llegado el caso, verme de tonto….

-Leí una nota que estabas un poco enojado con eso…

– No es enojado pero al mismo tiempo, parece que la gente no se da cuenta que un actor está para actuar y no para estigmatizarse en el esquematismo -neologismo que inventé ahora, que es una mezcla de estigmatizado y esquematizado-. Realmente dan ganas de decir que un actor puede hacer de cualquier cosa. Lo que pasa es que a uno lo ponen en un trabajo extra que es el desmarcarse como un wing izquierdo que quiere mandar un centro. Hice el Vasquito y después, todo el mundo me llamaba para hacerlo de nuevo. Tuve que esperar mucho tiempo para hacer “Tumberos” y pasó lo mismo. El llamado era hacer de malo y de marginal. No. Puedo hacer Televisión por la Identidad o una comedia como “Sos mi vida”. Y después de nuevo, me llamaban todos para hacer comedia….

-Muchachos, aflojen…

– Claro. No es tan así todo…

Intermedio: Carlos nos espera en el Teatro Gargantúa. Nos saludamos con un abrazo y empezamos una charla que derivará en diversos lugares. Le suena el celular y nos pide con amabilidad, parar un segundo. Está a full con todo lo que está haciendo. Hablar con Carlos es un placer. Es tirar paredes y que las devuelva desde un punto de vista más que rico. Dice lo que piensa sin pelos en la lengua y con mucho humor. No olvidamos la peli que lo tuvo como protagonista, que fue “Un Mundo Seguro”, estrenada en enero de este año.

– Hablando de cambios, ahora estás con “El Donante”…

– La idea me pareció muy buena. Además había un elenco con el que siempre quise trabajar. Nunca había trabajado con Rafael Ferro ni con Muriel Santa Ana. Cuatro Cabezas comenzó con la ficción y quiso apostar ahí. Había muchas cosas a favor para hacer esa ficción.

-¡Es un personaje lindo…!

– Si….Me lo tomé como un personaje que, en algún momento, iba a tomar vuelo. En los primeros capítulos no le van a pasar muchas cosas. Habrá cambios graduales. Rompe con el esquema de su mujer, que es muy esquematizada. Del matrimonio es el más relajado. Fuma porro y está metido en la música. Después buscará su propio destino, teniendo amantes hasta que, en un momento, se tiene que decidir. Ese es el momento clave del personaje. Tiene un in crescendo muy gradual.

– Sos un actor reconocido, respetado y trabajás en televisión. Mucha gente critica la tele. ¿Cómo lo ves eso?

– Es un campo más de investigación. Me gusta mucho lo popular pero también lo tomo de esa manera. No puedo experimentar mucho en la televisión ya que no tengo los medios. Se me da posibilidades de entrar en una comedia o una novela pasatista, que ve todo el mundo pero pongo en práctica cosas que tengo ganas de experimentar. La gente no tiene porque enterarse de eso. Lo sé yo solo. Ahora, hay otros programas que tienen un nivel de profundidad mayor como “Televisión por la identidad” o “Botines”, que te dan la posibilidad de llegar un poquito más.

-Quizás…“Tumberos” mismo.

-Me acuerdo que con “Tumberos”, había leído a Foucault y lo que tiene que ver con la cárcel, encierro, el panoptico. Lo mismo ya lo había experimentado con «Dr Peuser». O sea, ya tenía un bagaje importante al respecto. No me pareció raro que Caetano (N de R: Adrián Israel Caetano, director de “Tumberos”) haya pensado en la escuela, el taller y demás lugares de encierro. La cárcel se parece a la escuela en eso del encierro por parte del Estado.

– Althusser hablaba de los Aparatos Ideológicos del Estado, los aparatos represivos del Estado….

– Si, aunque a Althusser no lo leí tanto. Es otro marxista interesante con cosas para analizar. Me interesan esos discursos al igual que como se analiza la realidad como incertidumbre. A Foucault tuve tiempo de leerlo más. Tiene que ver con una descripción de la realidad. Me interesa poder entenderlo en un programa semanal.

– Me gusto esto que dijiste ya que muchos actores hacen el personaje pensando directamente en la gente. Vos no.

– Pienso directamente en resultados propios pero no descuido a la gente ya que es un producto que se vende y también recibís directivas. Capaz que el productor te dice “el personaje tiene que ser así, así y así”. Entonces va describiendo una situación en la que tiene que encajar ese bagaje que vos tenés. Que debe ser de los recuerdos o de una teoría que tenés que experimentar ahí. Vas negociando con el director. “¿Leiste a Foucault?”. “No”…

– Ahí empezamos…

– Si, hablamos del encierro y demás. Con Caetano eran unas charlas increíbles. Y no necesariamente tiene uno que leer a Foucault. Mirá, la primera escena de Tumberos, a Willy lo veía muy ostentoso, con el travesti, llevando muchos anillos. Me puse un anillo de “Linterna Verde” (me encanta ese personaje) y Caetano me dice “Linterna Verde…El tipo se cree Linterna Verde y tiene poder con todos estos presos a los va a fulminar con un rayo”. A él se le cruzó eso y a mi, lo del anillo venía por otro lado. Al objeto, al concepto hay que darle contenido. La gente no tiene porqué ver a Linterna Verde ni la ostentación que pensé pero ven un contenido lleno.

-Más allá de la estigmatización del actor en si, ¿no llega a pensar que hace los personajes “de taquito”?

– No quisiera creerlo pero hay posibilidades que si. Los productores ya saben que los actores hacen de taquito tal o cual cosa y los llaman para hacer siempre lo mismo. Hay una esquematización de los productores hacia el actor y del actor hacia los personajes. No es lo mismo ser Altavista con Minguito que ser un actor que siempre hace lo mismo. Son cosas distintas. Podría hacer un personaje toda la vida si quiero. Lo hacían los viejos payasos de circo que estaban con una rutina y un personaje sistemáticamente. Pero hacían crecer su rutina hasta la perfección. Nadie la haría mejor salvo ese payaso, tal como en la Comedia Dell Arte. Eso lo respeto mucho pero no a un actor que siempre hace lo mismo. Ese es un repetido.

– ¿Los medios te condicionaron con tus personajes, tu carrera?

– Los medios sirven para expresar y promocionar tu trabajo. Los productores te obligan a hacer notas y todo eso, pero más que nada, como zona de reflexión. Con vos es asi. Vengo y surge hablar de Nietzsche y Spinoza. Recogés el guante y hablamos al respecto. Es un placer y un espacio que a uno le gusta. No pasa asi con todos los medios. Eso es lo que me pasa a mi. Algunas veces respondes un determinado de preguntas y cuando empezás a tomar un poquito de vuelo, como que se estresa el periodista. Tenés que volver al esquema para que no sufra nadie.

-Hablando de esquemas, rompiste uno con “Un mundo seguro”, la película.

– Si. Eduardo Spagnuolo me llamó para hacer la película. Sinceramente, me encantó que haya pensado en mi para el protagónico.

-Es tu primer protagónico, ¿no?

– Si. Además, es absoluto ya que todo gira en torno al personaje que hago. La idea básica es de alguien que cree vigilar a todo el mundo, es vigilado por un ente monstruoso. Es la seguridad de alguien que cree tenerla, la pierde con ella misma. Es la inseguridad de la seguridad. Una paradoja completa de una coyuntura actual. Todas esas líneas me decían “Como me gustaría divertirme en esta peli!”. Cuando me llamó Eduardo, le dije que si. El cine no es lo mismo que el teatro. Dependes de un editor, un productor, la técnica de una cámara. Al mismo tiempo, la vi en una copia accidentada por cortes que se suscitaban. Era un formato muy antiguo, de fílmico, hablando del presente ultramoderno. Ese contraste me asombró. ¡Qué raro este cine! Es de laboratorio, lo último del fílmico, contando lo que pasa ahora pero viendo todo del otro lado.

-Hay una cuestión ideológica con respecto a la seguridad…

– Si. Se sigue hablando de eso, como reducto y encierro del propio discurso. Por eso me salió un Foucault vigilado y castigado. Vi que el reducto de la seguridad/inseguridad lo es también del lenguaje. Desconozco si es una “sensación” como diría Aníbal pero si es una trampa del propio lenguaje. No solo con los medios que atornillan a la gente con “Hoy mataron a fulano….”, y después dicen, muy bajito que era un ajuste de cuentas o un accidente. Tienen que asumir que se equivocaron. No se cae ninguna corona si rectifican algo. Deberían pedir perdón por meter a la sociedad en una licuadora de miedo.

-¡Qué lindo título!

-¡Si! ¡»Licuadora de miedo»! (risas) Además, no es una sensación. Hay inseguridad. ¿Por qué? Por un montón de factores. Primero, -y creo que es un mal contemporáneo que vos –o algún lector- me podrá decir que es una pelotudez-, es la ostentación. Si yo vengo con unas zapatillas carisimas y digo “Mirá las zapatillas que tengo y vos no las tenes…..”, sacás un chumbo y vas a decir “¡Mirá como las tengo yo ahora!”. Encima te mato por fanfarrón. Es más profundo esto pero estamos en una sociedad muy ostentosa.

-Gusta mucho el pavoneo….

– Si…El auto largo, que haga ruido, «mirá lo que hago», la picada….Toda la ostentación. Tiene plata para el auto pero no para vivir dignamente. La ostentación es una de los males contemporáneos. Hay gente muy excluida. Hoy salieron estadísticas que, en Capital Federal, la mortalidad infantil está con cifras de miedo, que asombra hasta a Formosa. En ese sentido no hay prioridades. La ostentación tiene que ver con eso. Es un negocio que haya gente pobre.

– Si al día de hoy, tuvieses la chance de hablar con el Carlos Belloso que recién salía de la colimba, ¿qué le dirías?

– (Piensa)… Sabría más cosas de mi vida…En un punto hice lo que desee. Además allanaría más caminos porque tengo más experiencia. También entra la suerte en todo esto. La buena y la mala. Creo que tuve buena suerte en algunas cosas pero mala en otras pero tampoco se podría cambiar si uno va al pasado…

– Las dos últimas, leí una nota tuya que decías que la colimba fue terrible para vos…

– Si, fue en la época de Malvinas. Todo el mundo estaba muy nervioso. La hice en el sur, protección antiaérea al aeropuerto de Rio Gallegos. En plena guerra y después de la misma la pasé trabajando muchísimo. En el regimiento había, ponele, mil efectivos y se fueron ochocientos. Los doscientos que quedamos, trabajamos por los que no estaban y por los que iban a venir. Fue una experiencia traumática por el trabajo y el maltrato.

-Si no eras actor, ¿que hubieses sido de tu vida?

– Carpintero. Me gusta mucho la carpintería. De hecho, cuando pintaba, hacía mis propios bastidores. Me gusta mucho lo manual y el laburar con las manos.

-Estuviste un par de veces en “678”. ¿Te jugó en contra eso?

– Mirá, fue asi. Al principio, cuando salió, dije “¡Que bueno! Una voz de los logros del Gobierno que se tiene que escuchar”. Además, desmantela ciertos mecanismos que tiene ese poder de los medios, etc. Asi fue que fui con mucho agrado. Al mismo tiempo, probé ciertas cosas. Hablé mal de las testimoniales que, más allá de los mecanismos políticos, también tienen cosas mentirosas. Era un extremo. Lo pasaron por alto y se la bancaron. Poco a poco el programa fue evolucionando a un lugar más oficialista. Después empecé a cuestionar otras cosas. Volví a ir porque necesitaba hablar del acampe en Plaza de Mayo. Como sabes, soy veterano no reconocido.

-Si, si.

-Fui para hablar de ello y también de lo que se me cante. Empecé con un gol de media cancha con lo de “Macri, poné calefacción en el teatro Regio”, que era donde iba a estrenar “Cordero” con Leonor Manso. Todo bien ahí. Después me metí en temas y aclaré al principio que no tengo ningún “ismo”. Ni peronismo, ni kirchnerismo, ni nada. Así me quedaron picando algunas cosas como, por ejemplo, de si estamos mejor que en Europa. Ahí dije “pará un poco. Tenemos inflación”. Primer impacto. Nombre la palabra “inflación” y se quedaron duros. Represión a los maestros de Santa Cruz, ¡Paf! El INDEC cuestionado, ¡Paf! Sentí que metía el cuchillo a fondo y pasaba igual que con las testimoniales de la primera vez. Pasaba…y se pasaba a otro tema inmediatamente.

– No se quedaban a hablarlos….

-….hasta que alguno dijo “está bien que hable de eso, porque está”, más allá de quien es culpable de la inflación. Si el Gobierno o los empresarios. Después vino el tema de Fito Paez con lo del asco. Estoy un poco de acuerdo con eso pero no lo hubiera dicho así. A Fito lo prefiero haciendo metáforas con sus canciones. Se me ocurrieron un montón de cosas como en “Ciudad de pobres corazones” que ahí habla de una ciudad. Sale Sandra Russo, que no tiene filtro para algunas cosas y ataca. “Tuvo bolas para decirlo”. Ahí dije que la política es mezquina, te copta. La aplaudieron a ella y agarré ese aplauso, como si me aplaudieran a mi. Lo que pienso es que, en ese caso, el prócer máximo era Miguel del Sel.

-En ese momento, estaba en el PRO…

-…el peor partido para los artistas- y encima le iba bien. ¿Quien es? ¿San Martín? ¿Perón? La política te usa. Entonces, Del Sel es fantástico. Fito hizo una descarga de bronca. A mi me da asco un asesino y no un tipo que piensa distinto que yo. Un tipo que vota al PRO, no me da asco. Pienso que el PRO no tiene que gobernar la Ciudad pero no me da asco el tipo que lo votó. Me dan asco cosas peores que eso o distinto que eso, como los asesinos. ¿Por qué pensas que me jugó en contra y no me mejoró como persona?

-Lo preguntaba en relación con tus propios pares y tu propia aparición en medios como Clarin o la Nación

– Ah, ok. Pero voy a morir con las botas puestas. Puedo estar en “678” diciendo lo que pienso y después mi dentista me dice “¿Fuiste a ‘678’?”. Se quedó con eso pero no analiza lo que dije. “¿Escuchaste lo que dije en ‘678’?” y me dice “No porque no lo veo”. Entonces ¿por qué decís que soy kirchnerista si no viste el programa, tratando de decir lo que pienso?. No me escuchó. Se quedó con todo el contexto. Igual, no se lo dije. Tenía miedo que me deje sin muelas.

“Las Brujas de Salem”. Teatro Broadway 2. Jueves a sábados, 21 hs; sábado, 23 hs y domingos, 20 hs.

“El Donante”. Telefé. Canal 11. Martes 22.15 hs.

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